Parte única.

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Desde que el mundo fue terminado los ángeles fueron apareciendo, Dios le daba a cada uno un labor especial, un único deber para toda su eternidad, todos eran felices con eso, lo que un ángel siempre quiere hacer es servir a su Dios como se le sea posible y así todos hacían gustosos sus trabajos, sin quejas, reproches o dudas. Porque su Dios era la única verdad, la unica voz que se debía escuchar y siempre sera asi. Hasta que un ángel lo confronto, este ángel era nada más que Lucifer, el precioso portador de luz, que fue expulsado del cielo por no seguir las palabras de Dios. 

Tiempo después, de un pedazo suave y tierno de nube nació SeokJin, el ángel del amor. El  poseía físicamente una impresionante belleza celestial, que podía hacer caer a cualquier humano, demonio y angel, pero no solo era hermoso, sino que tan tierno e inocente como el primer amor, tan ingenuo e fiel creyente de las palabras de dios y de los demás ángeles que eran sus superiores. Seok siguió creciendo como ángel, comprendiendo su labor en el cielo y en la tierra, siendo feliz y estando sumamente orgulloso de ser un buen ángel del amor. 

Pero el quiere bajar a la tierra, el quiere ver como los corazones de los humanos están brillantes y felices de tener el amor de Dios en ellos. Así que por primera vez, el pide permiso para ver a su Dios, como era de esperarse, este prontamente lo mando llamar, Jin era el ángel favorito de Dios, por su dulce y fiel amor hacia el.

-Mi querido Seokjin, que puedo hacer por ti? - Aunque la voz de su dios sonaba tranquila, sabía que después de su pedido posiblemente ya no la seria, a Jin le tenían prohibido bajar a la tierra.

-M-mi  señor Dios, yo quisiera bajar a la tierra. - Quiso que su voz en todo momento sonará fuerte y con confianza, pero al principio solo fue un murmullo y luego solo fue mucho más bajo, realmente tenía miedo de la posible reacción de su Dios.

-Tengo entendido que no se te deja bajar, cierto? - El ángel asintió con tristeza. - ¿Aun así quieres ir? - Volvió a asentir, pero esta vez con la vista fija en su Dios. -Bueno, sabes que ellos te pusieron esa condición por tu bien, no? - nuevamente solo pudo asentir ante eso. -Repito, aun así quieres ir?  - La voz de su Dios sonaba algo más dura y fuerte, parecía enojado, pero más lo estaba Jin, él solo quería ver el mundo y ver donde podía mandar más amor.

-Si, aun así quiero ir, mi señor Dios. - Por primera vez su dulce y tierna voz fue seria, mostrando claramente que quería que su petición sea aceptada. -Se que los ángeles superiores quieren protegerme, pero como entregaré el amor de Dios si no se ni a quienes les doy el amor? Quiero verlos, quiero saber en donde se necesita más amor, en donde esté curando corazones o en donde esté ilumine con más fuerza. Quiero saber a quién ayudo, no quiero estar siempre aquí sin saber si realmente estoy dando correctamente el amor de Dios a el mundo, quiero poder llenar los corazones de los humanos de amor, por favor, mi señor Dios, déjeme bajar a la tierra.  

-Tienes permiso, Jin, pero ten cuidado con las tentaciones de la tierra.


Su Dios no había dicho más, pero él se encontraba más curioso con aquellas palabras, ya que se suponía que la tierra era un buen lugar o eso decían los ángeles que solían bajar, estos a veces le contaban de sus aventuras, por eso siempre quiso bajar, era demasiado misterio y no quería seguir sentado en el cielo sin hacer bien su trabajo.

Con sus brillantes alas blancas bajo a la tierra. A simple vista era un lugar extrañamente tranquilo, su Dios alguna vez le habló de los peligros de algo que los humanos llamaban guerra, pero él no veía nada así, solo podía ver a lo lejos un montón de algo que no recordaba bien el nombre, pero era donde los humanos dormían, entre otras cosas. El angel escondió sus alas, se fijó en la forma en la que otros humanos vestían y copio esa vestimenta, decidió no ser invisible, por lo cual camino por las calles, era extraña la felicidad que inundaba en su pecho al ver las sonrisas de los niños mientras jugaban, también le encantó el brillo en los ojos de las madres al ver a sus hijos felices y despreocupados. No entendia que habia de malo con ver eso al bajar en la tierra, aun no entendía el afán de sus superiores con haberle evitado bajar hace tiempo para poder ver esos corazones tan vibrantes de amor. Pero dejaría sus cuestionamientos para después,  ahora era mejor seguir caminando.

The angel of love [YoonJin] O.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora