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— No está preparada para saberlo, Magnus —escuchó por parte de una bella pelinegra que, según Marlene, debía ser su madre.
— Pero necesita saberlo —reclamó un hombre elevando un poco la voz y resaltando la segunda palabra—. Necesita estar preparada para lo que se enfrentará.
— No podemos decirle, déjala vivir como una niña normal por lo menos unos años más —pidió la mujer con un nudo en su garganta.
— Por mas que yo también quiera hacerlo, no podemos —acercó a la pelinegra la estrechó en sus brazos—. Es preferible que esté preparada antes de que le pueda pasar algo grave. Por ahora que sea solo teoría, luego que empiece con lo práctico.
Los ojos de la mujer se llenaron de lagrimas. Abrió su boca para decir algo, pero un ruido de un objeto cayendo y chocando contra el suelo opaco el sonido de su voz.
MARLENE SE levantó alterada, intentando regular su acelerada respiración luego del susto que se había llevado por el ruido. Trató de abrir los ojos para ver de donde provenía ese golpe, pero los volvió a cerrar rápidamente al sentir como el sol que entraba por la ventana le quemaba la vista.
Nymphadora Tonks había entrado en la habitación de la pelinegra con el objetivo de despertarla antes de que se hiciera mas tarde pero, por culpa de su usual torpeza, había derribado un cubo de basura inconscientemente.
— Lo siento Adhy, no quise matarte de un infarto —se disculpó la metamorfomaga mientras apoyaba el cubo en su lugar.
Se giro a mirarla y una mueca de preocupación recorrió su rostro al ver que sus mejillas estaban húmedas y que su cuerpo estaba plagado de sudor, sin mencionar que su respiración estaba acelerada y su mente parecía estar en otro lado.
Se sentó a su lado— ¿Estas bien? —le preguntó acercándose un poco más a ella.
Marlene parpadeo unos segundos intentando que su vista se acostumbrara a la luz— Tranquila Adora, estoy bien —dijo al notar su preocupación.
La metamorfomaga se acercó aún más— ¿Estas segura, segura? —volvió a preguntar.
— Si, si —respondió rápidamente—. Pero la próxima vez trata de no derrumbar todo a tu paso ¿Si? —dijo sonando irónica y secando un poco del sudor con su sábana.
La metamorfomaga suspiró— Contigo eh aprendido que la ironía y el sarcasmo son señales de que estás bien —dijo mientras se levantaba—. Despiertate y baja, yo voy a ser la encargada de llevarte a la estación esta vez —agregó en tono orgulloso.
