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EL JUEVES PODRIA ser catalogado para Marlene como "El segundo peor dia de mi vida" (el primer puesto todavía estaba reservado para algo más grave).
Primero, se había levantado a las 6 de la madrugada por culpa de la "runa desconocida" y no podía volver a dormir por más que lo intentase, hasta trató de apoyarse un pedazo de hielo para ver si el calor bajaba, pero nada, solo logró hacerle doler mas. Y ni hablar de intentar usar Iratze, nada más apoyar la punta de la estela le causó aún más sufrimiento.
En segundo lugar, el dolor de cabeza que sentia en ese momento era impresionante, estaba casi segura que era por culpa de la asquerosa marca en su hombro. Parecía como si miles de agujas se clavaran en los costados de su cabeza e hicieran presión. Ni siquiera pensó en ir a ver a Poppy, porque sabia que si era así no saldría mas de la enfermería.
Y en tercer, pero no menos importante, lugar, estaba el hecho de haberse cruzado con el profesor Snape en camino a las mazmorras la noche anterior. Pensándolo mejor ahora, no había sido tan grave, solo le había bajado 5 puntos a Slytherin y le advirtió que, si volvía a encontrarla merodeando por ahí, le daría un castigo.
Una vez en el Gran Comedor, ni siquiera se gastó en buscar a Fénix y Mary, sino que camino directamente a la mesa de las serpientes y se sentó a un lado de Pansy Parkinson y al otro de Theo Nott.
— ¿Estas bien, Black? —preguntó la chica mirándola confundida y sin entender que hacía sentada con ellos, nunca se habían dirigido la palabra y ahora se aparecía a su lado.
Marlene apoyó su cabeza en su mano mientras agarraba una manzana con la otra— Si, Parkinson, gracias por preguntar- —respondió sin importar si le había preguntado intentando ser agradable o no.
Terminó de desayunar lo más rápido posible para llegar a su primera clase del día, Defensa Contra las Artes Oscuras. Sintió como Fénix se paraba a su lado para caminar.
— ¿Que demonios te sucede? —preguntó en voz baja.
— La asquerosa "runa" me está quemando como la mierda.
Juntos cruzaron la puerta del aula de DCAO y se sentaron en unos bancos ubicado en la ante última fila para esperar.
— ¿Probaste ir con Madam Pomfrey? —preguntó mientras sacaba su libro.
—¿Estas loco? Por supuesto que no —respondió subiendo sus pies al banco y poniendo ambas manos detrás de su cabeza—. Si voy, probablemente no vuelva a salir de ahí en una semana.
