Poesías de una mente patética y enredada que traza el amor, el odio y la vida en versos. Porque la manera más valiente de enfrentar el miedo, cambiar de piel, subir escalones y enfrentarse al espejo, para este intento de persona, es en poesía.
Créd...
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Le platiqué al viejo sobre las víctimas de males. Del hueso en el suelo, del perro lleno de hambre sin dientes ni pelo. Mi perro, de patas temblorosas y ojos cansados. Mi perro, que no come por el dolor al viento y el cuerpo de un viejo.
Le platiqué, sobre las víctimas de carnes. De las mujeres en la calles que con vestido y maquillaje son testigos de cobardes. De la niña en la calle, con listones de inocencia y lágrimas de esperanza, en un mundo, donde su cuerpo es negocio y sus pasos, tropiezos tontos.
Le platiqué, de las víctimas de engaño. De la mujer en la casa, que sirve comida a su hombre de nombre ingenuo. De la mujer que roba ansias y sus palabras son como garras. Se trepa sobre los montones de dinero, de un hombre fiel y certero. Le canta en el oído, de su día con un hombre que no es su marido.
Le platiqué, de las víctimas de miseria. De la familia en barrio sucio, con gente de gran disgusto y traje de medio mundo. Jodiendo al pueblo con su hambre desquiciada y su súplica al cielo por un día en suelo verdadero. De los niños en ropa cara, paseando por las calles con males y desperdicios que le tiran al verdugo, en la cara de pobreza que le ha dado su humildad y su simpleza.
Le platiqué al viejo, de lo jodido que es el mundo. Y el hombre de solo huesos sonrío en el ataúd, cerro sus puertas y dejo de ver. Tuve la gracia de verlo carcajearse, en el suelo del perro, en las calles del verdugo, en los zapatos de las mujeres, con el hombre de nombre ingenuo. ¡Se rió! ¡Tiro sus dientes al suelo y maldijo al cielo!
Le platiqué al viejo de mis años como joven, de mis años como aprendiz de hombre. De mis intentos por ser la mujer de muchos ojos, de mis intentos por ser parte de la humildad del pobre, de mis intentos por ser a quien no le engañen. Le platique sobre las víctimas de males. De las carnes, de las calles, de la miseria y la creencia.
¡Se rió! ¡Tiró sus mantas y maldijo al cielo! "Que paraíso tan hermoso, prefiero el descenso"
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