Capítulo Tres

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POV: Zoella

Luego de despertar, tome una ducha y baje hacia la cocina ha preparar algo de cenar ya que había despertado con hambre.

Ya en la cocina, me dirijo hacia la alacena.

—¡Diablos!— digo al recordar que olvide por completo hacer las compras.

Siento la presencia de alguien.

Volteo para encontrarme con Dave, recostado del umbral de la pared con los brazos cruzados, observandome con una sonrisa.

—Al parecer alguien se despertó enojada.— y aquí vamos de nuevo.

Lo ignoro, y sigo buscando lo necesario para hacer una lasagna.

Sí, amo la lasagna.

Agarro lo necesario de la alacena y voy hacia el refrigerador para terminar de buscar los ingredientes faltantes.

Cuando estoy frente el refrigerador, abro la puerta, no veo la salsa, así que que me agacho un poco para buscarla mejor.

—Si sigues en esa posición, tendrás que atenerte a las consecuencias, preciosa.

Siento como mis mejillas arden, este chico no puede ser más pervertido.

Lo ignoro, no estoy de humor para discutir y además tengo mucha hambre.

Me recompongo, cierro la puerta del refrigerador, volteo mi cara y me dirijo hacia el mesón, ignorando completamente su presencia.

—No me ignores, Odio que me ignoren.

¿Así que odia que lo ignoren, ha?

Una maravillosa idea llega a mi.

Si no le gusta que lo ignoren, veré hasta donde es capas de aguantar.

Así que sigo ignorándolo mientras busco todo lo demás para empezar con la cena.

Un pequeño gruñido llega a mis oídos, así que ya se está enojando.

Esto apenas comienza.

—Zoella, te exijo que me contestes.

Estoy apunto de explotar de la risa, pero me contengo y sigo con lo mío.

El me ha echo enojar desde que llegamos, que yo le pague con la misma moneda es justo.

—Si sigues ignorándome, te saldrá caro, preciosa.

Me gustaría contestarle "mira como tiemblo" pero me contengo.

Escucho como empieza a acercarse, y maldigo por que empiezo a ponerme nerviosa.

Me tenso cuando siento su dedo delinear mi espina dorsal.

Suelto el cuchillo que tenía en las manos, y respiró profundamente, dije que lo ignoraría hasta que explotara de enojo, incluso si eso implica dejarlo tocarme, lo lograre.

Así que nuevamente, tomo el cuchillo en mis manos, y sigo cortando el tomato.

—Eres increíble, estás tan decidida a hacerme enojar, que estás dispuesta a dejar que te toque. diablos, Zoella, me sorprendes.— no se como diablos sabe que es lo que estoy tramando.

Al ver que sigo ignorándolo, se pega un poco más a mi, agradezco estar de espaldas a el, por que en este instante, tengo la cara más roja que el tomato que estoy cortando.

—Pues, ya que estás tratando de probar hasta donde soy capaz de llegar,— dice, pegándose totalmente a mi.— yo también veré hasta donde eres capaz de llegar, preciosa.

No Te Enamores De Tu Niñera +18© ||Editando||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora