Dix

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Jisung estaba ahogado en recuerdos dolorosos de su ruptura con Minho, porque en realidad había sido la peor de toda su vida, y la primera.

Sostenía la última fotografía que tenía con él como si esta fuera a irse volando, y recordaba.

Recordaba como luego de aquella discusión todo lo gris se volvió negro, y Minho nunca explicó nada.

Jisung solo se había ido esa noche y cuando regresó al día siguiente, no había nadie en ese departamento.

Tomó sus cosas y le dejó como único recuerdo una copia de la misma foto que estaba sosteniendo en ese momento entre sus manos.

No hace falta decir que superar a Minho, el amor de toda su juventud, no fue cosa fácil. Y más difícil fue volver a amar, pero con el tiempo su vida tomó un rumbo.

Comenzó a trabajar para una revista reconocida que apreciaba mucho su trabajo y fue eventualmente conociendo nuevas personas que parecían llenar su vida de a poco.

Ahí fue donde conoció a Hyunjin, con quien terminó casándose y formando una familia.

Ahora tenía todo lo que antes había querido; una familia y un buen empleo, sumándose a eso el increíble amor que tenían su esposo y su pequeño hijo por él.

"Papi, ¿Qué haces?" Su pequeño hijo entró a su habitación con sus pequeñas pisadas descoordinadas, probablemente curioso de verlo entrar cada día allí y no salir hasta después de horas.

"Nada importante. Vamos Innie, es hora de comer." Cargó al pequeño entre sus brazos dejando fuera de la caja su foto con Minho.

No tenía caso recordar el pasado, o eso quería pensar él.

A fin de cuentas, Minho había cumplido su sueño y ahora era uno de los bailarines más reconocidos y famosos de Corea, y Jisung nunca siguió de cerca su carrera porque no lo veía necesario, pero se sentía feliz por él en el fondo.

Ambos habían de una forma u otra avanzado con sus vidas y no tenían nada más que ver.

«Nada más que nos una que una serie de recuerdos tanto tristes como felices.»

Jisung no entendía de dónde surgía esta profunda nostalgia, todo este tiempo había estado bien sin pensar en Minho ni un solo segundo.

Ocupándose en cuidar de Jeongin o en su trabajo editando fotos.

Estaba desde hace días esa pequeña sensación de querer retroceder en el tiempo y aferrarse, pero no podía ya y no debía pensar en eso.

Hasta temía que Hyunjin lo notara, porque obviamente él fue quien vio toda la tristeza que Han aún guardaba y lo ayudó a sanar.

Le dio todo, y Jisung no podía ser egoísta recordando el pasado y descuidando la vida tan hermosa que ahora llevaba.

Ubicó a Jeongin en la silla para niños y lo alimentó de a poco intentando concentrarse en él únicamente.

¿Por qué pensar en el pasado si ahora lo tenía todo?

La sonrisa del pequeño Jeongin mientras balbuceaba las palabras que había aprendido, el exquisito perfume de Hyunjin, los sábados de playa y picnics. Era más que ideal.

No tenía porqué pensar de nuevo en su juventud porque después de todo ya lo había atravesado, aún así se sentía un poco desconsolado por lo que ya encontraría una manera de soltar todo aquello y seguir con su vida.

Quizás debía guardar las fotos para siempre, sellar esas puertas a los recuerdos que ahora lo habían invadido.

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⏰ Última actualización: May 08, 2020 ⏰

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