Mi madre fue muy específica con sus reglas antes de irse a trabajar:
— No traigas un puercoespín a la casa.
— No te toques el cabello con unas tijeras cerca.
— No prendas fuego a nada inflamable.
Ella en ningún momento dijo que no podía invocar un demonio en el patio de la casa.
Ser implícito conmigo no servirá de nada.
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Danzando con el diablo
FantastikUna adolescente curiosa y el rey del inframundo ¿Qué podría malir sal? Sumado a lo cliché que puedo sonar esta portada