Capítulo 4

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Jonathan POV

Lunes...

Odio los lunes.

El sol entra a raudales por las ventanas, siempre que intento cambiarlas para que el cuarto permanezca más tiempo a oscuras mi madre se encarga de que el servicio las mantenga tal cual están.

-¡Jonathan! ¡El desayuno está listo baja enseguida!

Y ahí está la sonora voz de mi madre forzándome a levantarme o a irme con el estómago vacío.

Una vez hube tomado una ducha y puesto el aburrido uniforme bajé a desayunar, lo normal, hasta que mi madre empezó...

-Cariño, hace unos días, bueno, semanas en realidad, nos enteramos de que tu y Stella...

-Mamá, déjalo ya.

-Solo digo cariño, que ya es momento de que nos presentes a tu novia y a decir la verdad, esa chica no me agradaba mucho.

-¿A qué te refieres?

-Es obvio que siendo como eres, el chico más atlético, rico y guapo de todo el instituto ya has debido de conseguir a alguien, ¿Cuándo vas a presentárnosla?

-En su momento.-respondí.

Era un día demasiado pesado para empezar a discutir desde la casa, así que solo fingí estar de acuerdo con ella, terminé mi desayuno, salí de casa, subí al auto y emprendí mi camino.

Cuando llegué al instituto todo el mundo me estaba mirando, pero no era admiración, era más bien pena o impresión, eso era extraño.

Llegué a mi casillero y Hernesto, mi mejor amigo, estaba allí esperándome. Ni siquiera me saludó cuando ya empezaba a decir:

-¿Ya te enteraste?

-¿De qué?-inquirí.

-Estoy seguro que ya notaste que eres el centro de atención y no de la manera de siempre.

Abrí el casillero y me quedé viéndolo, le hice señas para que continuara mientras trataba de ordenar los odiosos libros de texto para las clases.

-Trevor y Stella están saliendo, están diciendo que son novios.

Ok, esa no me la esperaba. No me malentiendan, Stella era un dolor de cabeza insoportable y es realmente una gran noticia saber que alguien por fin va a quitármela de encima... el problema es que ese alguien es Trevor, uno de los de mi grupo. Siempre supe que Stella le interesaba, pero nunca pensé que llegaría a ese nivel. Me quedé helado y al parecer Hernesto se fijó, siempre lo hace.

-Que bueno que te lo dije porque ahí vienen amigo. No dejes que te afecten.

Solo me bastó tiempo para cerrar el casillero cuando ya los tenía de frente.

-Trevor, Stella. Ya tengo las buenas nuevas, felicidades.

Les dije eso enganchando mi mochila a mi espalda y luego colocando las manos en los bolsillos mientras Hernesto tenía la espalda apoyada en el casillero y los brazos cruzados sobre el pecho.

-Amigo- dio Trevor dándome la mano- de verdad espero que esto no arruine nuestra amistad.

-Además-agregó Stella- nos gustaría- genial, ahora habla en plural- conocer a tu novia.-Qué demo...- Tu madre me contó que salías con alguien, aunque tristemente no quiso decir su nombre o no lo sabía. En fin, ¿quién es? Podríamos tener una cita doble alguna vez.

-Claro, mi madre, ¿por qué hablaste con ella?- de todo lo que dijo solo eso me interesó.

-Eso no importa, ¿quién es la afortunada?

Abrí la boca para responder pero...

-Amelia.

Hernesto se me adelantó. Los tres nos lo quedamos viendo y como invocación al más allá, Amelia, la loca medioambientalista, apareció.

-Amelia- Hernesto hablaba con total naturalidad- ¿Qué tal está Keishyn?

-De maravilla- respondió.

-Muy bien eso es todo, ya nos vamos.

Hernesto nos tomó a ambos de la mano y nos sacó a paso doble del pasillo en dirección a una de las aulas del segundo piso. Cuando llegamos a la tercera nos empujó dentro y le dijo a Amelia: "Keishyn". ¿Qué rayos significa eso?

Una novia por 15,000 dólaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora