Capítulo 29

11.7K 1K 54
                                    

Amelia POV


      Con todos de acuerdo no me quedó más remedio que llamar a Emilia. Obviamente tener a un montón de niños mimados en mi casa no era algo que me agradara pero... no podíamos dormir a la intemperie.

      -¡Señorita Ri...!

      -Amelia está bien Emilia, ya lo sabes.

      -Por supuesto señorita Amelia. ¿Cómo puedo ayudarla?

      -Sé que es repentino pero, estoy en el hotel que queda a treinta minutos de la casa y necesito que Emil venga a recogerme.

      -¿Quiere que le preparemos algo para cuando llegue?

      -Algo así. Conmigo vienen otras nueve personas, así que has comida abundante. Dile a Emil que nos venga a buscar en la camioneta. ¡Ah! Y Hernesto y Sophie también irán- cuando me giré al grupo Hernesto señaló discretamente a Jonathan, creo que quería que lo mencionara.- Y también Jonathan.

      -Eso significa que al chico Jonathan, ¿debemos tratarlo igual que a Hernesto?

      -No tan bien pero más o menos.

      -De acuerdo señorita, todo estará bien. Ya Emil ha salido, la esperamos dentro de una hora.

      -Gracias Emilia.

      Colgué y le dije al grupo que en treinta minutos llegaría el transporte.

      Esa media hora nos la pasamos escuchando a Stella quejarse de la incompetitividad de la secretaria de su padre y en como haría que la despidieran. Ya estábamos hartos.

      Cuando el transporte llegó, ninguno se quería subir. Yo lo hice y les dije que si iban a quedarse entonces se alejaran. Al final todos subieron.

      Treinta minutos después estábamos en la entrada de la casa. Era una de nuestras casas de campo, de esas para vacacionar. Lo normal.

      A medida que nos acercábamos a la puerta de entrada las exclamaciones del grupo iban en aumento, todos estaban realmente impresionados.

      Cuando nos bajamos del vehículo con todas las maletas, Emilia salió de la casa a recibirnos. Emilia era nuestra ama de llaves, vivía en la casa y era realmente encantadora.

      -¡Señorita Ricks! Es un placer que venga. Hace mucho tiempo nos tenía abandonados.

      -Emilia, ya te he dicho que me llames Amelia y es un placer volver a verte. Aquí está Jonathan, te acuerdas de él, ¿cierto?

      Una de las cosas por las que adoraba a Emilia era porque era buena entendiendo indirectas y siguiendo la corriente.

      -¡Por supuesto! Es un placer verte Jonathan. Sophie, Hernesto, es un placer volver a verlos. Por favor, pasen.

      Gracias a Dios la mesa estaba servida. Emil se encargó de dejar las maletas de mis "invitados" en una habitación grande, parece que tendrían que hacer una pijamada porque yo no iba a darles una cama a cada uno, ni hablar.

      Al final dejamos a las tres parejas cenando en el comedor y mis mejores amigos más Jonathan y yo decidimos cenar en la cocina. Tal vez para ponernos al tanto de cómo estaba nuestra situación. Pero realmente necesitaba un poco de tiempo libre de esas personas.

      Por el momento todo estaba bien. La comida había estado deliciosa y luego Emilia me llamó para hablar a solas. Yo no entendía qué era tan importante.

      -Señorita-me dijo- escuché algo en el otro salón, era la chica del bikini rojo- se refería a Stella- la escuché hablando con sus amigas mientras los chicos husmeaban por las ventanas el jardín. Les decía que muy pronto ella destronaría a Jonathan y que sería la chica más rica de todo el instituto. También que esta casa le gustaba y que tal vez la compraría.

Una novia por 15,000 dólaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora