ᴛʜᴇ ᴘᴇᴏᴘʟᴇ ɪɴ ᴛʜᴇ ᴅᴀʀᴋ {SNK Thriller}

¹·⁰⁶

—¿Qué está pasando? —preguntó Mikasa ligeramente confusa cuando la voz de Armin interrumpió aquella extraña pesadilla que tuvo.

—Ya han venido los demás. —le explicó Armin con tranquilidad mientras tocaba su hombro. La chica parecía estar medio-dormida, como si lo único que quisiese fuese un simple descanso, pero sabía mejor que nadie que no era el momento.

—¿Qué ha pasado? —oyeron la alarmada voz de Reiner en la distancia, posiblemente preguntando a Jean, que era quién les había llamado.

—Entrar todos y ahora os explicaremos. —esta vez era la voz de Jean, que respondía a la pregunta del rubio. El sonido que las pisadas causaban se iba haciendo más y más cercano, hasta que vieron cómo Reiner entraba por la puerta con Ymir detrás suya.

—¿Mikasa? ¿Armin? —preguntó Reiner al instante, quien parecía tener demasiada prisa sin una razón en particular. Al parecer, la presencia de esos dos le parecía confusa.

Mikasa y Armin se miraron mutuamente, para después responderle a su amigo.

—¿Pasa algo? —preguntó Armin.

—No... es sólo que... —Reiner se llevó unas de sus manos a su nuca, mostrando nerviosismo— ¿por qué nos habéis traído aquí?

Los dos amigos se quedaron en silencio.

Las demás personas no tardaron mucho en venir, Jean sigue mordiéndose las uñas mientras sigue de cerca a su compañeros. Al encontrarse todos en una única sala, las preguntas de por qué están ahí se multiplican. La persona que se dio cuenta primero de que la situación era muy, pero que muy seria, es Ymir; ella se acercó a Mikasa con lentitud, parecía incluso un fantasma ya que nadie notó aquel movimiento por su parte al estar tan centrados en optra cosa.

—Mikasa... ¿dónde está Eren?

Lo que para Ymir parecía una pregunta cuya respuesta carecía de mucha importancia, se transformó en terror. No sólo no recibió una respuesta directa, si no que el rostro de Mikasa se veía muy decrépito y aterrorizado, era una expresión que jamás imaginó ver en una chica como ella, y aún así se arrepiente de haberlo visto. Ymir vuelve al lugar donde estaba antes de acercarse a Mikasa, sintiendo cómo los tétricos ojos de Mikasa que no parpadeaban la seguían, mientras que al mismo tiempo no.

—¿Pasa algo, Ymir? —le pregunta Historia al observar su rostro, pero Ymir no le responde, simplemente se coloca en su regazo.

Armin no puede dejar de observar a sus amigos en vez de darles una explicación, que es lo que tanto exigen algunos; Bertolt, como siempre, parece ser el más sereno de todos, a pesar de que muy probablemente en su interior no sea nada parecido, está cerca de Reiner, quien se encuentra un poco molesto por alguna razón que nadie parece saber, al lado de ellos dos está la pareja de Ymir e Historia, y no muy alejado de ellos están Connie, Sasha, y Marco; éste último parece estar teniendo una conversación que Jean. Kenny ha sido encerrado en el trastero, un lugar sin ventajas y con la puerta cerrada por iniciativa de Jean, que no quiere asustar aún más a sus amigos colcándoles a un desconocido en medio.

Armin no puede seguir con la presión que siente, así que da un largo y profundo suspiro y se prepara mentalmente para dar la triste noticia:

—Chicos... —dice para que sus amigos le presten atención— Yo, no sé ni cómo empezar, pero mikasa y yo íbamos a la casa de Eren, y cuando nos lo encontramos estaba... estaba...

Armin no pudo seguir con la frase cuando el cuerpo desangrado y sin vida de Eren apareció en su mente. No pudo evitar que unas lágrimas se escapasen sin su permiso y recorriesen sus mejillas, mientras Mikasa miró hacia el suelo y extendió su brazo por el hombro de Armin, como si intentase con solarle.

Sus amigos tuvieron un desagradable presentimiento.

—¿Armin, qué intentas decir? — preguntó Connie cuando dentro de él la confusión y el miedo empezaron teniendo una intensa pelea en su interior donde no parecía que nadie iba perdiendo ni ganando. Su labio, junto con el de Sasha, empezó a temblar.

—Eren no... no está... —Armin no tuvo el valor suficiente para terminar la frase, pero todo el mundo captó inmediatamente lo que el rubio intentaba decir.

La habitación se llenó de un silencio sepulcral.