ᴛʜᴇ ᴘᴇᴏᴘʟᴇ ɪɴ ᴛʜᴇ ᴅᴀʀᴋ {SNK Thriller}

¹·¹⁰

Mientras en el baño Mikasa vomitaba y Armin la acompañaba, los ojos de Bertholdt se iluminaban con un brillo peculiar.

Observó la pantalla de su móvil, dispositivo que estaba vibrando, y Bert se dio cuenta de que estaba recibiendo una llamada.
Podría haberse esperado una llamada de cualquier persona menos ella. Su nombre se reflejaba con la simpleza de la forma en la que él le agendó años atrás, porque sí, habían pasado años y Bertholdt creía haberse olvidado de todo lo que pasó, o al menos, superarlo, pero las memorias podían llegar a volver cuando menos te lo esperas.

Le sorprendía aún en su cabeza escuchar esos sollozos que compartieron que parecían interminables, aquellas miradas que les hacía darse cuenta de que sería la última vez en la que sus ojos se iban a cruzar, y que si compartieron número de teléfono no sirvió para nada porque al final nunca cumplieron la promesa de seguir en contacto, más aún teniendo en cuenta todo lo que había pasado anteriormente, a pesar de que aquel día no había rencor que valiese la pena mostrar.

Bertholdt suspiró y miró para atrás; hacia Reiner. Lo observó durante unos segundos: estaba rezagado entre sus rodillas y verlo así no lo daba la confianza que necesitaba para volverle a mostrar esos viejos recuerdos que vivieron. Después recordó cómo Jean les dijo estrictamente que no tocasen los móviles ni aceptasen llamadas, y meditando las dos posibilidades que tenía, decidió que lo más sensato era dar media vuelta y volver con su amigo.

Observó a su alrededor, todos estaban demasiado decaídos después de recibir la noticia de que Eren había sido asesinado. Cosa que él aún no conseguía asimilar, pero es que el ambiente estaba tan pesado y lúgubre que sentía una extraña presión en el pecho siempre que miraba a sus amigos.

Ymir seguía acostada en el regazo de Historia, las dos con el rostro casi escondido pero con una tristeza muy presente, y la mayoría estaban así; con la mirada bajada, probablemente ocultando lágrimas, como era el caso de Sasha y Connie. Marco parecía estar centrado sólo en Jean, y en la herida de su pierna. La trataba de la mejor forma que creía que podía hacerlo con los simples utensilios que tenían a su disposición, a pesar de no ser demasiado grave.
Kenny le había golpeado con su pierna, usando sobre todo el duro tacón de su bota, y llegó a casi incrustarlo en la piel de Jean.

Dejó de recorrer el lugar con su mirada y se sentó al lado de Reiner, los dos se observaron tristemente y el rubio fue a abrazarle porque era lo que más necesitaba en ese momento. Bert le rodeó con sus brazos mientras cerraba las ojos y pensaba melancólicamente en aquella llamada. Pero sobre todo en la persona.

No más de 5 minutos después aparecieron finalmente Armin y Mikasa, ésta última un poco mareada.

Los dos se pusieron delante de sus amigos, Jean les había dicho que debían tener prisa en irse de allí pero ahora no parecían tener noción del tiempo y una explicación no costaría demasiado tiempo, ni que el darla les iba a costar la vida.

Armin carraspeó, y llamó la atención de toda la sala.

—Creo que... Os debemos una explicación —observó a todos sus amigos, que parecían mirarle con atención. Sentía el peso de sus ojos sobre él, empezó a ponerse medianamente nervioso hasta que respiro profundamente y pensó en que ésto era algo que tenía que hacer sí o sí.

—Creo que... Deberías empezar desde donde fuimos a la casa de Eren hasta ahora. —le aconsejó con Mikasa, que seguía teniendo una muy mala cara y estando ligeramente mareada.

—Todo empezó cuando escuchamos un grito de Eren. Nosotros, que intentábamos avisar a Eren de que habíamos quedado, entramos a la fuerza a su casa y nos lo encontramos... —hizo una pausa antes de continuar, lo que había pasado se veía tan surrealista que contarlo todo no sólo era difícil, si no doloroso— Allí estaba un hombre, que afirmaba ser un sicario, nos los llevamos con nosotros a la casa de Jean, y es justamente el que acaba de huir... En fin, Jean nos refugió en su casa porque no teníamos ni idea de a dónde ir. Llegamos a la conclusión de que iban a por nosotros, que quieren asesinarnos, y por eso os pedimos que vinieseis aquí. Todavía no sabemos por qué alguien querría ir detrás de nosotros, pero después de sentir que era así y que ya habíamos corrido ese peligro, queremos evitar que vuelva a repetirse. Ese sicario era nuestra esperanza para averiguar algo de lo que estaba pasando pero ahora lo único que podemos hacer es huir, y es que Mikasa y yo hemos irrumpido en una propiedad privada y somos potenciales sospechosos de homicidio y llamar a la policía nos aterra. Sé que puede ser mucho pediros que nos acompañeis, pero sólo os hemos metido en esto porque no podíamos tener la incógnita de que estabais en peligro y que nosotros no ibamos a hacer nada. Jean ha dicho que lo mejor es que nos vayamos de este lugar por lo que aquel sicario pueda decir, y que dejemos nuestros móviles lejos de nosotros y no llamemos a nadie. Lo único que puedo pedir es que nos comprendais, y aceptar nuestras disculpas por todo lo que está pasando... Y es que yo no tengo muy claro lo que pueda pasar, y tengo muchísimo miedo.

La habitación se llenó de un silencio que espantaba al rubio, pero sólo por unos segundos, ya que después Mikasa, que estaba al lado suyo, fue directa a abrazar a su apenado amigo. Viendo esto, los demás amigos corrieron hacia ellos dos -excepto Jean, que cojeaba- y se formaron en un inmenso abrazo que ciertamente, les reconfortó.

En medio de la muchedumbre, Mikasa acercó sus labios al oído de Armin, y con un tono de voz reconfortante y calmado, le murmuró;

—Todo va a salir bien, Armin. Encontraremos un lugar seguro y pensaremos mejor en qué hacer. Mientras permanezcamos juntos, no pasará nada malo.