El cielo no era de color azul aquella vez. Su color habitual había sido reemplazado otra vez, pero no era por el negro, sino por diversos colores. Rojo, amarillo, naranja, verde, azul, morado... Mas rojo. Muchos colores pintaban el cielo aquella vez. La vez que vio por primera vez a Los Celestiales. Raros, extraños; pero sin duda alguna, hermosos. Los Celestiales, con sus largos cabellos, y sus enormes alas que salían de su espalda. Los Celestiales, surcando los cielos, siendo también pintados por estos colores.
El cielo no era de color azul aquella vez. La vez que el cielo era de diversos colores, no solo fue la vez que vio por primera vez a Los Celestiales, sino también la vez que vio nacer a otras criaturas.
Cayendo del cielo, como rayos en medio de una tormenta, pequeños seres chocaron contra el suelo.
Hoeni y yo, al verlo, corrimos a ver qué era lo que había caído y, ahí, debajo de nosotras, había pequeñas criaturas. Sus rostros eran como los de las Dríadas, y otros como los de Los Celestiales de facciones fuertes; sucedía lo mismo con sus cuerpos, pero había algo diferente con estos: Los cuerpos de estos diminutos seres estaban cubiertos de algo que mi mente me indicó que eran: plumas.
Plumas verdes y otras grises cubrían su cuerpo.
En sus cabezas no creía cabello, sino plumas.
—Hoeni, ¿qué son? —pregunté mirando los cuerpos inertes y sus pequeños ojos cerrados.
Hoeni tardó unos cuantos minutos en responderme, quedando así sumidas en el silencio que tanto detestaba.
—Son Sirens—dijo por fin.
—¿Sirens? —dirigí mi mirada hacia ella—. ¿Y de qué se encargan?
Volvió a tardar otros minutos hasta responderme por fin. En esos minutos, no despegué mi mirada de aquellas precisas criaturas. Su tamaño tan pequeño inquietaba mi curiosidad.
—De la música.
—¿Música?
Hoeni alzó los hombros y los dejó caer de inmediato.
—No sé lo que es. Supongo que lo sabremos cuando despierten...
—Sí...—Me mordí el labio inferior suavemente, subiendo lentamente mi mirada hasta encontrarme con la de Hoeni—. Oye... ¿Aún hay muchas cosas nuevas por ver? ¿Por crear?
Ella mi miró durante unos segundos, en silencio.
—Noelin... Creo que las cosas nuevas nunca se acaban. No sabemos nada sobre este lugar. Ni siquiera yo... No sé nada, Noelin.
—Pero... tú sabes muchas cosas, cosas que yo no. Cosas que, estoy segura no saben las demás Dríadas, o Los Celestiales.
—Yo solo repito las palabras de Kala, como su heraldo. Eso no quiere decir que sepa algo.
—¿Heraldo? —pregunté. Aquella palabra me pareció muy extraña.
—Un heraldo es alguien que lleva mensajes. Yo soy el heraldo de Kala, su enviada para hacer lo que me pide... Traer la magia es mi deber.
—Entiendo... Mira, están despertando—dije cuando noté que los diminutos párpados se abrían.
Efectivamente, los Sirens comenzaban a abrir sus ojos, verdes, como los de Hoeni.
Pronto, los muchos Sirens que habían caído, tenían ya los ojos abiertos y se elevaban en el aire. Aquellas criaturas encantaron a mis ojos. Las miré, encantadas por la belleza y la hermosura de estos seres. Verlos, provocaba en muy una sensación bastante bonita. Sentía como si algo se bajara de mi espalda... Los Sirens eran...
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MIRUM: El Origen de las Dríadas
FantasíaNoelin, ha llegado de la nada, junto a otras dríadas, a este mundo maravilloso. Ha conocido a Hoeni, una extraña Dríada quien al parecer tiene una misión en este mundo. Noelin y Hoeni ahora tendrán que embarcarse en una aventura para conocer ese nu...