—¡Va a ser casi imposible para nosotros mantener la lluvia eternamente! —gritó uno de Los Celestiales que se encontraba más arriba.
—Solo manténgala un poco más de tiempo. Ya sé qué hacer—les rogó Hoeni y luego se dirigió a mí y dijo—. Sígueme.
Asentí.
Hoeni y yo volamos juntas dirigiéndonos a lo que parecía ser el mar que ella había creado.
Desde arriba se podía ver el mar, el bosque, lo que había del otro lado de la cueva. Desde donde estábamos teníamos la vista completa de lo que hasta el momento era Mirum y teníamos que hacer algo rápido si queríamos que Mirum siguiera existiendo.
No sabía qué estaba pensando en hacer Hoeni ni qué le había dicho exactamente Kala que hiciera. Solo deseaba que lo que fuera que estuviese pasando por la cabeza de ella, funcionara.
Aterrizamos en tierra. El océano estaba enfrente de nuestros ojos. El agua de lluvia caía sobre nosotras y sobre el mar que estaba vacío. No logré ver a las criaturas que Hoeni había creado.
—¿Qué vas a hacer? —pregunté.
—Necesitamos seres que puedan controlar el agua. Los Celestiales solo pueden crearla y hacerla caer...Sin embargo, Los Acuáticos podrían hacer mucho más junto a Los Celestiales. De alguna manera tenemos que salvar el bosque, y estoy dispuesta a hacer lo que sea para salvar la primera creación de mi madre—explicó ella.
—¿Lo haremos juntas?
—Siempre—dijo y me tomó de la mano.
—¿Qué tengo que hacer?
—Cierra los ojos, simplemente lo sabrás.
Ella cerró los ojos, y yo hice lo mismo. Una ráfaga de viento me acarició el rostro, respiré profundo, y comencé a caminar con Hoeni de la mano. Comencé a caminar por la tierra seca y luego, sentí algo mojar mi pie.
Ya no estábamos sobre tierra firme, y nos adentrábamos más y más en el mar profundo, nos hundíamos cada vez más y quedamos sepultadas en el fondo del Océano de Mirum.
Las aguas nos hundieron, y nos abrigaron, nos empaparon y nos dieron un poco de su magia. Podía sentir a las criaturas que antes habitaban en el mar; aunque antes no había podido verlas, sentí su presencia y su energía recorriendo cada centímetro de mi cuerpo.
Y entonces, abrí los ojos y vi el mar azul. Hoeni me soltó la mano, me miró de frente y asentí. De alguna manera, sabía lo que tenía que hacer.
La abracé, y de repente comenzamos a girar, y a girar cada vez más rápido. Cada segundo más rápido, como mi corazón cuando la besó, como mi corazón cuando la tenía cerca. Girábamos y girábamos, y lo único que veía era un remolino de agua que se estaba formando detrás de nosotras, y nos elevaba, y ascendíamos más y más envueltas en un tornado de agua. Sentí la brisa que se colaba en mi rostro y entonces, el tornado estalló y Hoeni y yo quedamos en el aire, abrazadas, viendo cómo caían bancos y resplandecientes haces de luz e impactaban el océano.
Mis ojos, llenos de asombro, miraron cómo emergían rostros del agua, y también cómo emergían aletas escamosas, y piernas escamosas, y largos cabellos.
—Hoeni, te presento a Los Acuáticos—me dijo—. ¡Bienvenidos a Mirum! —gritó dirigiéndose a Los Acuáticos.
Los Mirumnianos comenzaban a acerarse a ver a los nuevos habitantes.
—Acuáticos, han llegado a Mirum en un momento difícil. Pero han sido creados para ayudarnos a salvar nuestro mundo. Ustedes tienen el poder de controlar el agua y nos ayudaran a combatir El Fuego Infinito de los Demonios.
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MIRUM: El Origen de las Dríadas
FantasiaNoelin, ha llegado de la nada, junto a otras dríadas, a este mundo maravilloso. Ha conocido a Hoeni, una extraña Dríada quien al parecer tiene una misión en este mundo. Noelin y Hoeni ahora tendrán que embarcarse en una aventura para conocer ese nu...