"Recordándome el pasado"

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Iba caminando hacia el restaurante y se giró para echar un último vistazo. Maldijo en voz baja y se dio la vuelta para volver al coche. 

Sentía una angustia colosal cuando se alejaba y la dejaba sola. Trisdal lo observaba desde la ventana y bajaba suavemente la mirada con decepción. 

-Deberíamos buscar donde esconderte. Brillas demasiado. 

Ella observó sus manos sin entender muy bien qué quería decir. En el suelo miro una mochila y con agilidad increíble, se metió en ella. Justin abrió la boca al imaginarse cómo es que alguien del tamaño de una persona normal, podía caber en una mochila como si fuese diminuta. 

-¿Estás incomoda? -preguntó. 

Ella por una rendija de la mochila, negó con la cabeza y cerró los ojos. Quería llevársela pero la podrían descubrir y... Negó con la cabeza al pensar lo que era esa gente capaz de hacer por dinero. 

-Tris, tengo que dejarte porque te pueden descubrir y me da miedo que te pueda pasar algo. 
-¿Miedo? -preguntó suavemente. 
-Sí, y mucho. No te muevas de aquí y volveré cuando pueda. 

Ella cerró los ojos y Justin cerró la puerta totalmente dejando una pequeña abertura en la ventana por si se ahogaba. Como una mascota... 

Se sentía muy mal por tratarla como una mascota. Se acomodó el traje y continuó caminando recordando que volvía a verse bien. 

Entró y solo pudo ver la enorme mesa con algunos ocupantes ya sentados y otros hablando entre ellos de pie. Scooter lo miró con los ojos muy abiertos, ya no se veía tan mal... Tuvo que reconocer. 

-Justin -dijo-. ¿Cómo es qué...? 
-He dormido bien -dijo encogiendo los hombros. 

Eso era falso. No había pegado ojo toda la maldita noche por culpa de la maldita reunión y de su desastrosa vida. 

Todos se sentaron, entre bromas y risas falsas, empezaron a hablar sobre el futuro del cantante... Pero la mente del cantante estaba a pocos metros de ahí, con Trisdal. 

Cuando la reunión acabó salió disparado hacia el coche, Trisdal estaba oculta en la mochila mirando por una rendija a la ventana. A las estrellas. Su casa. 

Estaba tan lejos que le dio tanta pena estar perdida en un mundo que no era el suyo. Era como meterse en la casa del vecino y quedarse ahí perdido. 

Pero sabía que iban a volver a por ella. No podían dejar a Daraes sin princesa y mucho menos futura reina. Su padre vendría y todo volvería a la normalidad en su vida de Nungal. 

Miró hacia la ventana en donde Justin entraba y la miraba. Decidió salir de la mochila y sentarse a su lado. 

-¿Ya te han dicho tu futuro? 

Negó con la cabeza un tanto frustrado. 

-No, Tris. La verdad es que solo estuvieron recordando mi pasado y haciéndome sentir muy mal. 
-¿Tú pasado? 

Justin miró al frente. Suspiró y puso en marcha el coche. 

-Salgamos de aquí -susurró y se encaminó en la oscura carretera. 

-¿Pasado? -volvió a preguntar Trisdal muerta de la curiosidad. 
-Sí, he cometido muchos errores. 
-¿Eres un príncipe o algo así para que te tengan tanta importancia? 

Desde aquí había dejado la fase tímida, ahora era el afán de descubrir uno de los mundos vecinos y más famosos de todo el universo: El Planeta Tierra. 

-No... -susurró-. Ojalá. 
-¿Entonces qué eres? 
-Escoria del mundo, Tris. 

Trisdal lo miró atentamente. Negó con la cabeza, no parecía escoria o algo así. Es más, Justin Bieber no era para nada repugnante o de aspecto peligroso, parecía demacrado, cansado y muy jodido con todo. 

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