"Besitos & Que Bonita Cosita"

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-Tris, deberías entrar. 

Trisdal se había pasado casi dos horas de la mañana tomando el sol como un reptil. Justin la miraba, como brillaba su piel lisa al son de los débiles rayos matutinos del sol. 

-Esto se siente muy bien -dijo pasando sus delicados seis dedos por sus brazos, acariciando levemente-. El sol es maravilloso. 
-Pero alguien te puede ver y me da mucho miedo, vamos... Entra por favor. 
-Ya voy, Justin -sonrió. 

Se giró y hasta tenía los ojos más claros y más azules. Justin extendió la mano hacia ella y la guió dentro de la casa. 

-Si quieres seguir tomando el sol, podrías quedarte aquí. 

Señaló el enorme ventanal de la cocina, ahí entraba muchísimo el sol y ella se volvía loca por entrar y quedarse ahí horas. 

-Tris -la llamó Justin-. Tendré que irme, y dejarte sola. 

Ella se entristeció muchísimo. Se acercó y lo abrazó colocando sus delicados dedos alrededor de él y su cabeza brillante y rubia en el pecho, oyendo los latidos de su corazón, que iba a mil por minuto.

-¿Volverás? 

Justin se impresionó y sonrió apretándola contra él. Nunca nadie lo había esperado en casa y eso le dio una gran idea para Tris. 

-Claro que lo haré -por muy atrevido que parezca, le dejó un suave beso en la frente. 
-¡Huy! -risa nerviosa-. ¿Qué fue eso? 
-Aquí se llaman... -se detuvo, se lo pensó y sonrió-. Besitos. 
-¿Besitos? -preguntó ella-. ¡Que nombre más raro! A ver, te doy uno. 

Tomó la cabeza de Justin y la inclinó hasta su altura, dejó un beso frío en su frente. 

-¿Así? -sonrió ella con ojos soñadores.
-Así -sonrió él acariciando su espalda desnuda. 
-¿Y sólo se dan aquí? -se golpeó levemente la frente. 
-No, también aquí -le tocó las mejillas-. Aquí -le acarició el cuello-. Y aquí -sus pulgares recorrieron sus delicados labios. 
-A ver. 

Trisdal se puso de puntillas y le dio besos en la mejilla, luego en el cuello, a pesar de ser fríos fueron lo suficientemente suaves como para que Justin se detuviera y cerrara los ojos. Luego ella se acercó suavemente. 

-Espera Tris -sonrió Justin-. Los de aquí -señaló sus labios-. No se dan como los de aquí -señaló su frente. 
-¿Ah, no? -se decepcionó-. ¿Cómo, me enseñas? 

Justin contuvo el aire y se fue acercando lentamente, le tomó el rostro delicadamente y se inclinó. 

-Sólo tienes que dejarte llevar, ¿Está bien? -ella asintió sonriente. Ilusionada. 

Justin se fue acercando más, acortando todo tipo de distancia. Inclinó la cabeza a su derecha y Tris hizo lo mismo, pero a su izquierda. Justin rió. 

-No, Tris, tú para este lado. 

Le movió la cabeza suavemente hacia el otro lado. Ambos sonrieron, sólo que la de ella era una sonrisa de inocencia. Ella frunció los labios como cuando iba a dar 'besitos'.

-Tris, te dije que estos no son así. 

Con el pulgar le abrió los labios, la boca. Y cuando sus narices encajaron, le tomó el labio y lo atrapó entre sus labios. Trisdal abrió mucho los ojos e hizo lo mismo. Ambos se separaron y sonrieron. Justin continuó uniendo sus labios con los de ella y se separaron haciendo un chasquido, Trisdal jadeó de sorpresa. 

-Chisst, es normal -sonrió. 

Justin ahora profundizó un poco más, fundiendo sus cálidos labios con los fríos de ella. Si se ponían a sacar diferencias, eran todo lo contrario: Trisdal era más baja, Justin alto, ojos mieles contra azules, fuego contra hielo, rubia contra castaño, inocencia contra experiencia. 

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