"Perdón & Te Amo"

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Dicen que una persona buena sufre hasta que se convierte en mala. Pasó conmigo, pasó con mucha gente a mi alrededor... Pero Trisdal no es persona. 

Ella cambió, se volvió gris. Ya no era esa criatura maravillosa que solía correr por toda la casa con Bizzle detrás... Ahora se pasaba las mañanas, tardes y noches enteras mirando a la ventana, al cielo. Con al sudadera puesta. 

Ya no me miraba con ojos de enamorada. El brillo lo había perdido, no dormía, no comía, estaba... Apagada. Era como apagar a una estrella en el auge de su vida, y eso pasó. Se volvió gris. 

Cada vez que la iba a tocar se ponía alerta y corría con Bizzle pisándole los talones. 

Explico un poco. Bizzle perdió una pata trasera por mi culpa. Con la patada, le disloqué el hueso demasiado, pero... Hicieron lo que pudieron en la operación y al final tuvieron que amputar la pata y ese fue un golpe bajo para Trisdal porque dijo que no se imaginaba el dolor que tuvo que pasar la noche que la saqué de casa.

Yo volví a la discográfica y estoy preparando un nuevo proyecto. Estoy apoyando ONGs, albergues, etc. Y me siento bien, sí... Mi vida está volviendo a resurgir pero una parte de ella está vacía, y esa parte pertenece a Trisdal. 

-Tris -la llamé-. ¿Estás bien, bonita?

Un destello brillante apareció en sus ojos pero se desvaneció casi al momento. Asintió con la cabeza y siguió mirando a la ventana, al cielo azul. 

Bizzle gruñó desde el suelo al ver que intenté tocar a su dueña. Se levantó y me ladró. Trisdal se incorporó poniendo las manos en puños y mirando a Bizzle.

-¡Bizzle! -chilló-. Siéntate -amenazó-. Bizzle... -repitió al ver que no daba resultado-. Siéntate -suavizó la voz. 
-Bizzle, siéntate -ordené duramente y obedeció. 
-No es justo -me miró Tris con el ceño fruncido-. Te tiene miedo. 
-No, obedece más a la autoridad masculina. 

Tris se encogió de hombros y miró a la ventana un segundo para luego caminar hacia la habitación. 

-Tris -la llamé-. Lo siento. 

Ella siguió caminando sin hacer ruido con los pies. 

-Tris... De verdad, yo te quiero muchísimo. Por favor, no me hagas esto. 

Se dio la vuelta mirándome con los ojos brillantes... Pero no era amor, era ira. 

-Tu cariño hizo que Bizzle perdiera una pata. 
-Ya... Pero míralo, es un ejemplo a seguir, si él pudo tú puedes hacer cualquier cosa. 
-Con tu cariño -ignoró mi comentario anterior-. Conseguiste romperme, Justin. Te odio. 

Y siguió andando con las manos en puños. 

-Tris... He hecho de todo para arreglarlo -le tomé el brazo suavemente-. Mírame cuando te hablo, por favor. 

Ella se giró con los ojos llorosos. 

-Quiero irme a casa.
-Sabes que eso es imposible. 
-Sería un alivio para ti. 

La tomé de la cintura y la besé en los labios. Ella me miró inocentemente pero siguió besándome. 

-Tris... Quiero decirte algo importante.

Ella me miró esperando que yo dijese algo pero la tomé de la mano y la llevé al balcón. Por la tarde había nevado, por lo que estábamos prácticamente encima de hielo. Yo me estaba congelando pero Trisdal al parecer estaba muy cómoda. 

-Tris -sonreí, la luna le daba un aspecto cautivador-. Tris, te quiero muchísimo. Más de lo que debería. Me pareces un ser tan bello y no quiero que te vayas de mi lado porque te necesito aquí dándome ánimos para seguir adelante.
-Justin -musitó conmocionada, sorprendida y muy aterrada. 
-Te quiero Tris, quédate conmigo, por favor. 
-¿Para siempre? -preguntó incrédula. 
-Para siempre -contesté. 

Ella sonrió tímidamente y me acarició el rostro. Tomó una de mis manos y la besó. 

-Si... -dijo no muy convencida. 
-¿Si? -pregunté. 
-Sí -contestó con seguridad. 

La besé en los labios mientras sentía el frío que transmitía su piel. La llevé en mi torso hasta la habitación y una cosa llevó a la otra. 

Le hice el amor. Suave, lento, con paciencia, infinitamente más placentero de lo que he hecho toda la mi vida. Ella ahora yacía a mi lado mirando la palma de mi mano, si... Esa era la Trisdal tan rara que conocía.

-Que bonito es este anillo -sonrió ella besándolo. 
-Me lo dio mi madre antes de morir. 

Silencio. 

-¿Lo quieres? 

Sus ojos de lagarto me miraron sorprendida y confundida. Negó con la cabeza varias veces. 

-Es tuyo. De tu madre. 
-Yo quiero que lo tengas tu. 
-No... De verdad que no. 

Sonreí quitándomelo e intentando que encajara en alguno de sus dedos pero nada. Por lo que me levanté tomando una fina cadena que pasé por el cuello de ella y con el anillo ahí.

Lo besé y ella lo besó también para luego abrazarme. 

-Esto es lo más bonito que me han hecho -sonrió.
-¿Ah, sí? -pregunté. 
-Sí, eres el mejor, Justin.
-Es porque te amo, Tris.

Se quedó paralizada porque me miró a los ojos. Creo que sabía que amar era otro nivel. 

-Yo... Yo también te amo, Justin. 

Sonreí besándola en los labios y queriendo que este momento dure para siempre.

Ahora, en la madrugada, junto a Trisdal... Justo donde quiero estar. 

Bizzle con esfuerzo se subió a la cama y Tris rió y verla tan feliz significó la vida para mi. Hace tiempo no me sentía así, hace tiempo no tenía ganas de llorar de felicidad... Desde ella, y fue con ese detalle que me di cuenta de todo. 

Selena era historia y Trisdal sería mi futuro. 

Dure cuanto dure, cueste lo que cueste, se acabó todo mi pasado y ahora sólo existe Tris para mi. 

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