"Imbécil de toda la historia"

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Por la mañana dejé a Trisdal sola porque tuve que salir temprano a una reunión con Phoebe, mi nueva manager. Luego fui a ver a Braun y ahora estoy de camino a casa. 

Eran las 11 de la noche y estaba loco por ver a Trisdal, no dejaba de pensar en ella. Durante todo el día intentaba pensar en algo más pero no podía porque mi mente iba volando a Tris. Sin importar la hora puse la radio a todo volumen. 

Mientras golpeaba el volante con los dedos, recibí una llamada de Scooter.

-Ya sabes que mañana tienes la maldita reunión. 
-Sí... Lo sé -contesté un poco cansado. 
-Más te vale no venir drogado ni nada, porque te juro que te corto el pene. 

Sonreí pensando en Trisdal. 

-Y la carpeta, Justin -gruñó. 
-Ya lo sé, déjame en paz. 

Y colgué. Seguí hasta llegar a mi casa y me moría por ver a Tris, cada vez las ganas aumentaban, quería que me abrazara, me besara, me dijese lo guapo que le parezco, que me dijera que me quiere... Adoraba todo eso de ella. 

Me bajé y después de poner la alarma, busqué la llave y la metí en la cerradura abriendo la puerta en su totalidad.

La luz estaba apagada, es más, todo estaba oscuro. Cerré la puerta a mi espalda y algo en el suelo me llamó la atención.

Mi cara estaba por la mitad... Digo... El disco Believe que saqué en 2012, estaba por la mitad. Y me temí lo peor. Corrí hacia arriba y entré dando un portazo en mi despacho. 

Mi corazón se detuvo al ver a Trisdal con Bizzle en el suelo ambos llenos de papel y tinta negra. Trisdal acariciaba a Bizzle riendo pero Bizzle mordía más papeles.

Y la carpeta negra yacía en el suelo prácticamente vacía y muy rota. 

-¡Justin! -se levantó y fue a mis brazos y me besó en la mejilla colgando sus brazos en mi cuello mientras yo miraba a todos los papeles rotos. 

Y me di cuenta de la gravedad del asunto. Me iba a quedar sin trabajo por culpa de Trisdal. 

-Mira Justin -rió y corrió hacia Bizzle y le levantó una pata para que viera las manchas de tinta negras que ahora estaban impregnadas en toda la moqueta. Gruñí y ella volvió corriendo hacia mi-. Te eché de menos.

Me besó en los labios pero yo solo pude empujarla. Ella me miró confundida. 

-Has... Arruinado mi trabajo -dije intentando procesarlo.
-Ya pero... -rió. 
-¿¡Por qué te ríes¡? -le grité y ella me miró con los ojos muy abiertos sin entender porqué le subía la voz. 
-Justin... Pero... 
-¡Una mierda Trisdal! -grité-. Lo has arruinado todo. ¿Sabes lo que iba a conseguir con todo esto? Volver a cantar, a volver a tener fans, y sin duda un maldito premio. Estoy intentando salir del hoyo hace años y cuando estoy a punto de hacerlo... Vienes tú y me lo arruinas todo. 

Trisdal miró a ambos lados muy asustada. 

-¿Ahora qué coño voy a hacer? -gruñí furioso-. ¿Sabes cuánto tiempo hizo falta para reunir todo esto? ¡Veinte años! Desde que tenía quince. Joder... Trisdal, no tenías derecho. 

Bizzle ladró al ver que le gruñía a su dueña. Le di una patada al perro en una pata trasera que lo hizo chillar de dolor. 

-¡Bizzle! -dijo Trisdal aún más asustada. 

Se lanzó sobre él y notó que la pata le dolía. Ella se la acariciaba levemente.

-¡No vuelvas a hacer eso! ¿No ves que le duele mucho? -dijo con un hilo de voz.
-¡Claro, ahora yo soy el culpable de todo! 
-Le has hecho mucho daño -gimoteó tocando la pata de Bizzle y él de vez en cuando se quejaba-. No tienes derecho. 
-¿Y tú si tenías derecho a joder todo mi maldito trabajo? 
-¡No es mi problema! 

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