"Bizzle & ¿Seguro de esto?"

234 8 0
                                    

-¡Eh Trisdal! 

Trisdal chilló al ver que entraba un labrador pequeño por la puerta y Justin detrás. 

-¡Oh! -exclamó acariciando a la mascota-. ¿Esto qué es? 
-Un perro -ríe Justin dejando la correa en la mesita de la entrada-. Se llama Bizzle. 
-Hola Bizzle -sonríe ella acariciando su cabeza. 
-Sé que es muy grande pero lo adopté de la calle. 
-¡De la calle! Me gusta mucho Justin. 

Justin ríe al verla tan feliz. Mira a la ventana, era bien entrada la noche y se sentía un tanto feliz, raramente feliz. Tenía ganas de vivir hoy más que nunca. 

-Tris... Hoy te llevaré a la calle. 
-¿Qué? 
-Sí, vamos. 

Ella se levanta y Bizzle la sigue. Ambos ríen y por lastima lo tienen que dejar adentro. 

-Creo que me destrozará la casa pero valdrá la pena. 
-¿Por qué lo has traído? -pregunta ella con ojos soñadores.
-Porque quería hacerte un regalo. 

Ella sonríe y cuando se sube al coche, lo besa en lo labios. Justin reacciona como puede y la besa también. Se ha quedado en blanco de pronto. 

-Me gustan tus besitos -dice ella sonriente. 

Justin no hace más que sonreír y se la lleva, lejos de ahí. Por ser de noche le daba un poco igual quien los viera pero aún así, la obligó a ponerse la sudadera. 

Llegan al Prado. De día suele estar protegido por guardias pero por la noche se van o se queda alguno lejos de ahí, pero Justin había estado millones de veces allí y ni había pasado nada nunca. Recordó su frase, never say never, que ahora solo tenía un significado vacío y sin importancia. 

-Oh -gime ella. 

Toma de la mano a Justin y mira a las estrellas. La vista desde Daraes es igual a la de la tierra y se emociona y tiene ganas de llorar de pronto. 

-Mira Justin -sonríe-. Aquí está alineado Marte y Venus -señala al cielo estrellado. 

Justin ríe al recordar el dicho ese, que si las murieres vienen de Venus, los hombres vienen de Marte. Le enseña las estrellas y explica la vista que tienen desde Daraes. 

Cayeron ambos entre risas y cansancio. Ella abrazó a Justin y dejó un besito en su mejilla. Justin sonrió estrechando su cuerpo frío contra él. 

-Esto es maravilloso, Justin -dice acariciando el césped-. Gracias. 
-No es nada, Tris. 

Ella se acerca y lo besa en los labios como cuando él la había besado esa mañana. El beso dura bastante más de lo que había durado en la sala. Justin juega con el labio de Tris y se coloca encima de ella. Trisdal jadeó al sentir a Justin encima, toma la espalda de él y lo atrae con furor. 

Y los besos de Justin empiezan a bajar por el cuello de Tris. 

-¡Oh! -rió-. Eso hace cosquillas. 

Justin sonríe contra su lisa piel y continúa bajando queriendo encontrarse con esas dos protuberancias que le quitaban el sueño. Primero besó suavemente por encima. 

-Justin -sigue riendo divertida Tris-. ¿Qué haces? 
-Darte besitos -sonríe mirándola a los ojos. 
-Bueno pues sigue, me gusta. 

Cierra los ojos y suspira como esperando un masaje. Justin vuelve a bajar y empieza a besar sus senos con esmero. Ella ríe y de vez en cuando jadea hasta que muerde uno con delicadeza. Sube los ojos miel para ver su reacción y ella está mirando al cielo con la boca abierta. 

Mientras que uno lo toma con la boca el otro lo acaricia con la mano. Y continúa bajando pero se detiene besando su estomago, suave, frío y liso. 

BackpackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora