Capítulo 3 Un giro a la vez

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La vida puede ir demasiado lenta o rápida según desees vivirla. Nunca nos ponemos a pensar, cual es el propósito de nuestra vida. Porque no todos somos iguales, y por lo tanto podemos hacer cosas diferentes. Porque dentro de cada cabeza, hay una percepción del mundo totalmente distinta a las demás. Puede haber personas con muchas cosas en común, que coinciden un día y de dan cuenta de que son el uno para el otro. Porque, aunque son distintos entre sí, se complementan el uno al otro. Y se formaliza una relación amorosa. Pero no todo es para siempre o ¿Si?...

Al despertar me di cuenta, por la hora que había dormido más de lo de costumbre. Se con mi rutina normal durante el día. Me asomé a mi ventana. Algunas personas caminando por la calle con ese paso rápido y con la mirada fija hacia el frente, hundidos en sus propios mundos o problemas mentales. Caminan todos en filas de improvisto por las calles, parece todo tan rutinario. En ocasiones me gusta imaginarlas como si fueses hormigas, aunque un poco más grandes. Que solo van en busca de comida. Y bueno en todo caso la relación es similar. Todo por ir a conseguir dinero a sus trabajos, o al supermercado por los alimentos.

Me descubrí a mí mismo observado sin más, es como una pérdida de tiempo observar sin razón aparente a esas personas, me dije para mis adentros. Tantas personas, tan iguales pero diferentes a la vez. Con los mismos errores de siempre, mismos que por naturaleza son difícil de quitar.

Algunas veces que observo desde mi ventana, desearía en lo más profundo saber que piensan. Algo así como leer mentes. Podría llegar a ser un poco abrumador, por la cantidad de mentes en esta calle, o en la ciudad, la simple idea me causa fascinación. Pero las cosas no son como quisiera.

No pasaba nada concreto por mi mente en ese momento solo miraba todo. Desde la ventana podía observar muchas cosas, debido a que estaba en un segundo piso. La calle era un tanto reducida, las casas del frente eran pequeñas a comparación de las de mi lado, y podía ver más en la distancia.

Cosas invisibles para los demás que solo van por la vida sin pensar en nada, solo enfocados en sus típicas vidas de siempre; sin saber que con una sonrisa le pueden cambiar la vida a una persona.

Aquí nadie sonríe, todos parecen estar demasiado cansados o demasiado aburridos, que se yo. Pero no me encuentro con una persona con una sonrisa en su cara a menudo.

Todos parecía estar tranquilo, y húmedo, las nubes aun cubrían el cielo, pero había una iluminación buena por lo que se podía apreciar una buena vista del exterior.

La tarde caería pronto, vi la televisión un rato, pero después de unas horas, nada parecía llamar suficiente mi atención para permaneciera así más tiempo, así que decidí en salir.

No tenía planes, es que en verdad no me gustaba planificar mis cosas u organizarlas tal como suena, siempre he hecho eso y no es porque no tenga planes ni que planear si no que no me gusta tanto la idea de tener que revisar una agenda para consultar que viene después de la actividad que realizo, soy más una persona que le gusta improvisar en ocasiones.

Lo espontaneo es mejor, siempre lo que se planea tiende a tener errores, y no es que necesariamente los tenga solo es que no aceptamos que sea distinto a como lo habíamos pensado. No aceptamos que salgan diferentes, por eso no me gusta planear las cosas. Podemos planear lo que aremos, pero no lo que las demás personas puedan decidir.

Hoy me aventuraría a salir, mi vida no saldrá de mucho si me quedo encerrado qué más da. Como había un clima raro e impredecible, pues decidí llevar mi cazadora por si llovía o hacia demasiado frio, tomé las llaves. Salí para cerrar detrás de mí.

Afuera estaba fresco y un tanto ventoso, pero parecía agradable. Me gusta ese clima, no está del todo mal, y me da tiempo para pensar. Y es algo que hago muy a menudo. Tal vez solo por mi falta de contacto humano.

Un amor para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora