Capítulo 2 Vestigio

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- ¿y porque no lo saludas?

- NO

- ¿no?, vinimos todo el camino solo para verle la espalda, al menos salúdalo o algo

- está bien, hablare con él – camino a paso lento-

Lo fui siguiendo detrás de Antonio, mire a todos los lados posibles no se encontraba tanta gente cerca, conforme iba caminando llegamos al kiosco subí unas escaleras de piedra, pude notarlo poco a poco, él aún seguía sentado al parecer no sentía nuestra presencia, me percate que tenía sus ojos cerrados, mi primo dio un paso muy grande y un sonido proveniente de su zapato retacho, sus ojos levemente los abrió lanzándonos una mirada vacía sin vida, sin luz, sin nada. Este es el famoso chico que estaba enamorado mi primo, por un momento reaccione en mis pensamientos, y es que no es bueno hablar de las persona antes de conocerlas.

- ¡hola! – saludo Antonio de manera alegre-

Me hice de la vista gorda, ¡Al fin algo de sombra! me recargue en unos de los postes del kiosco mirando las personas que aún seguían ahí, mientras que ellos platicaban, el aire seguía resoplando, era muy refrescante tanto hasta querer sofocarme. Tanquian se caracteriza por ser uno de los lugares más calurosos, y se me hacía raro el fuerte viento proveniente que me había golpeado. Ya que usualmente no empuja aire refrescante a nuestras caras.

- Erick- oí mi nombre, di un pequeño salto leve- Mande- respondí nervioso-

-después de acompañarme algo lejos, quiero presentarte a un amigo- le dio un pequeño empujón dándonos nuestras caras visibles-

-Mucho gusto- desprendió su mano para estrecharla con la mía-

-sonreí y devolví el saludo- soy Erick primo de él- apunte a Antonio-

- Me llamo Elías- su voz era suave-

Conque se llama Elías, gran nombre, un chico que por lo menos diez centímetros es más bajo que yo, sus huesos podían notarse resaltando encima de su playera roja, su cabello negro y de piel aperlada, como una concha de mar. También pude ver que traía dos libros los cuales sostenía en su brazo izquierdo, uno decorado con unas flores hermosas y el otro era más grueso y de color carmín.

- muy bien, ¿por qué no vamos a tomar algo?

- estoy bien- respondimos al mismo tiempo Elías y yo, ambos sonreímos-

- bien, ¿qué les parece caminar?- insistía mi primo-

Al parecer Antonio no era bueno atrayendo la gente.

- sabes que no puedo estar mucho tiempo en el sol

- y aun así estas aquí sentado con el aire resoplando llamas- intervine-

- asiste- pero al menos tengo sombra- sonríe-

- saben que, mejor iré a comprar un helado, no aguanto este calor- mentí-

No me gustaba ese tipo de atmosfera, solo mirar y tratar de conversar sin sentido no era lo mío, compre mi helado en la tienda más cerca y pedí un sabor de galleta, a pesar de que no me gusta comer los helados me compre un helado, ¡qué bien, soy un idiota!, cuando volví ellos aún seguían platicando sus cosas, yo solo seguía en mi rollo comiendo mi horrible helado de galleta, tome mi celular y decidí ver las redes sociales, solo entraba y salía una de otra, no habia nada bueno que ver. – Este lugar apesta- susurre no me sentía del todo a gusto.

- nos vamos- pregunto  Antonio-

-claro, ¿y Elías?, ¿que pasara con él?

- ah- reacciono- no se preocupen por mí, puedo caminar solo a casa

Tome del brazo a Antonio y lo guie a otro lugar.

- ¿acaso no lo piensas acompañar?

- ¿Qué?

- es una muy buena oportunidad para ti, no sé cómo funcione esto del amor, pero creo que deberías de acompañarlo, además se puede decir que se siente a gusto estando contigo

- ¿crees eso?

Asistí

- pero nos acompañas- me señala-

-asistí y después reaccione- ¿Qué?, No, ves tú solo con él, ¿Por qué tendría que interferir yo?, yo solo quiero llegar a casa acostarme y dormir- bostecé-

- podrás dormir cuando quieras, no seas aguafiestas, además siempre que vienes nunca sales- me mira-

Después de todo mi primo Antonio dio en el blanco, nunca salgo si vengo a visitarlos solo me quedo encerrado durmiendo en alguna parte de la casa, al final termine aceptando ir con ellos, pero bien sabía que no podía faltar el reembolsó, me tendría que comprar un pizza. Volvimos con Elías, acepto que lo acompañáramos a su casa, pude notar que consigo mantenía una sombrilla el cual se tapaba de los rayos del sol, me parecía algo raro que un hombre trajera sombría, tal vez era porque no le agradaba el sol. Mientras caminaba detrás bostezaba cada cuadra, me era insoportable caminar con una cara de sueño que venía colgado a mí, me sentía un idiota por haber aceptado tal cosa, pero, al menos la recompensa era buena, pizza.












- Erick despierta, es hora de cenar-reconocí la voz de mi madre- ven, ya levántate-

Apenas si podía abrir mis ojos luego de larga siesta, me levante de un gran suspiro contenido en mí, camine y después baje las escaleras, mis ojos chisparon de un salto al ver que Elías se encontraba en la mesa, nadie me habia dicho que lo invitaron a cenar en la casa de mi tía aunque sabía de quien era la idea y no me dijo nada, me percate en las condiciones en las que estaba, somnoliento, cabello revuelto y con una cara hecho una mierda, nada que ver con lo de la tarde, me sentía avergonzado no me gustaba que las miradas se pusieran ante mí, logre lanzarle una mirada asesina a Antonio, el sintió mi mirada feroz y no dijo nada solo me señalo que después me lo explicaría, me senté en el lugar vacío, para mi mala suerte lo tenía cara a cara, ¡pero que jodida vida!, Elías solo sonrió amablemente. Mi tía trajo la comida bien servida con una sonrisa que resplandecía en ella.

- que gusto verte de nuevo Elías, come lo que quieras, tu eres parte de esta familia

-gracias señora, usted siempre hace la comida muy excelente

Dio un pequeña sonrisilla avergonzada, pronto escuchamos que entraban, y al parecer era mi padre con mi hermana Karen habían ido de compras, su hija aún estaba dormida en un cuarto de la casa de mi tía, me sentía algo inquieto estar solo avergonzado al ver tal situación. En una de las pequeñas pláticas entre mi tía y Elías logre escuchar que él no estaba estudiando, eso despertó mi interés, ¿será de familia de escasos recurso?, no sé si algún día me logre sacar de dudas, para mi Elías era un libro, no puedo saber nada de él, pero si abro en una de las paginas puedo descubrir cosas nuevas.

Después de todo pasado con lo anterior, no dirigí ninguna otra palabra a Elías me era algo incómodo y vergonzoso tenerlo en cara como para hablarle hecho un desastre, mi primo acompaño a Elías a su casa, para cuando volvió me explico todo el por qué lo invito sin haberme avisado antes. Elías por lo visto es alguien pacífico y amigable con el cual te puedes planificar una buena conversación sin necesidad de aburrirte, en ciertos momentos encontré reconformación con solo estar con él.

Ojos y Mundos CerradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora