Capítulo 6 Camino Confuso

18 3 2
                                    

📶

—sigues esperándome aún cuando ya es tarde —hablé.

Asiste mirando arriba de su cabeza.

Nuestras miradas conectaron sin desviarse, no sabía que es lo que Elías admiraba en mi cada que nuestras pupilas se reflejaban unas en otras, di mi mano en señal de que lo ayudaría a levantarse, accedió un poco avergonzado, el toque de su  mano era ardiente, aun si despojábamos ambas manos ellas no querían tener distancia, tomo unos pocos minutos para que reaccionáramos al indicio de nuestras manos extrañas, unos pasos provenían detrás de mi espalda por un momento lo ignore hasta que aquella persona haría algo que jamás imaginaria.

—pero que bien se ve tu novio pintado de colores, par de gays— se burlaba sádico.

Tan pronto vi empapado a Elías de pintura no dude en abrazarlo para protegerlo y no vertieran más pintura sobre él. Pero del otro lado se encontraba otro chico preparado para tirar otro bote de pintura, empuje a un lado a Elías y la pintura cayó en mí, ensuciándome todo el uniforme, mi cara quedo cubierta pero mis ojos no estaban cegados, eso me dio una ventaja para poder golpear a aquellos chicos que se decidieron hacer eso. No sabía quiénes eran, me eran desconocidos. —tal vez eran de otro grupo superior al mío —pensé.

— maldito hijo de puta— solté enojado.

Era dos contra uno, no podía hacer nada más, estaba alterado no me dejaron ni la mínima dicha de no golpearlos. Lo que hicieron estaba del todo mal, y más por avernos llamados gays, por un minuto llegue a pensarlo con claridad, no me asuste solo llegue a dudarlo un poco ¿me gustan los hombres?, no lo sabía, las respuestas no eran fáciles de encontrar. Elías trato de detenerme despertándome de mis pensamientos, tomo mi cintura y la apretó con todas sus fuerzas diciéndome —PARA, por favor déjalos— eran como gritos sonoros, pero no podía después de que lo habían hecho. Antes de retractarse por su acto llegaron los maestros molestos de la situación que acaba de pasar, tome la mano de Elías y corridos saliéndonos de aquello sucedido, no quería un regaño mucho menos un reporte, la pintura era espesa me comenzaba a tapar la visión era difícil quitármelo de encima, dos señoras que venían en camino contrario nos miraron preocupadas, no dijimos nada solo llegamos a una casa abandonada aún faltaban cuadras por llegar a mi casa. Tomábamos respiros agitados, vi a Elías que tenía dificultad para respirar pidiendo por aire, no sabía que es lo que estaba pasando.

—Elías ¿qué tienes?— pregunte angustiado.

—ELÍAS— alguien grito.

Mire y vi que Antonio venia corriendo a toda prisa, solo me dijo que teníamos que llegar a casa rápido esto era algo grave, cargue a Elías como pude detrás de mi espalda, corrí reduciendo mi velocidad para no agitarlo más, llegando él aún seguía tosiendo, estaba algo asustado fui el causante de que pasara esto, Antonio fue por unas medicinas y eso logro calmarlo un poco, suspire un poco aliviado.

—idiota, como se ocurre ponerlo a correr—me gritaba haciéndome culpable, y no entendía esas razones del hacerlo correr.

No podía contestar, la culpa parecía ser mía, me quede callado ante ese grito, mi mirada estaba desviada no podía verlo a la cara.

— no... No te... —tose pidiendo aire—no te enojes con Erick él no tiene la culpa—tose de golpe—

—y además están pintados, pero que te ha pasado, ¿Quién ha hecho esto?— pregunto enojado.

— unos chavos, no es la gran cosa— apenas hablo y sonrió para fingir.

— ¿chavos?, dime para ir a golpearlos ahora mismo—afirmó.

Ojos y Mundos CerradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora