Extra Eres Mi "Sitlali"

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20 de julio

— Erick, Elías, vengan a comer — grito mi madre desde la cocina.

—ya vamos — le dije.

Acomodamos las cosas en su lugar y nos encaminamos a la cocina, llegando tomamos asiento junto a la mesa.

—Feliz Cumpleaños Elías — habló mi madre poniendo un pequeño pastel de vainilla cubierto con trocitos de fresas encima.

— ¿He? — miro extrañado — ¿como sabían que era mi cumpleaños?

— por ahí nos lo contaron — mostró una sonrisa nerviosa.

La madre de Elías llamó diciendo que hoy era su cumpleaños, mi mamá hizo todo lo posible por conseguir todos los preparativos por más pequeños que sean.

— Oh — mostró asombro — Muchas Gracias señora — agradeció sonriente.

Hoy era uno de los días especiales para él, comenzamos por la comida y después terminamos con el pastel como postre, era delicioso no quería dejar de comer, siempre he sido un tragon desde pequeño. De todas mis preocupaciones el regalo de Elías era mi alternativa, no sabía exactamente qué regalarle, un a vez terminando de comer mis padres le entregaron dos regalos, el insistió que no hacía falta alguna en comprar algo, pero aún así aceptó avergonzado, terminaron con un abrazo familiar y después de unos cuantos minutos el timbre de la puerta sonó, nos miramos entrañados quién podría venir a estas horas, mi madre sonrió pícara guiándose a abrir la puerta y dejar a la vista la madre de Elías. Parada con un ramo de flores de distintos colores junto a un regalo muy grande, era la primera vez que venía a nuestra casa, era una nueva experiencia para mi. Elías al verla corrió con los brazos extendidos y la terminó por estrujarla en un solo abrazo, ella aceptó dándole varios besos por toda su cara. Luego de que terminarán con toda la bienvenida siguieron un rato más en sermones sobre cosas que no tenía importancia. La madre de Elías se lo llevaría de paseo a un lugar que encontró cerca de aquí, antes de irse nos escondidos en un lugar seguro dándole un beso rápido por toda su cara y dos más en sus labios diciéndole : — Te espero —. Sonreí por último y él desapareció por la puerta.

Pensando y pensando no encontraba algo muy llamativo que me encantara como regalo, busque por los medios de Internet, encontré varias cosas pero sentía que no eran lo que yo buscaba, quería algo extravagante pero a la vez no tanto pero que si demostrará cuanto lo amo. Apenado marque al número de la chica que anteriormente conocí, ella accedió ayudarme con varias cosas, llegó corriendo emocionada en par de minutos. Mis padres estarían ocupados con sus cosas de trabajos estarían encerrados en una habitación así que eso nos daría ventaja. Elías estaría fueras hasta la noche, tiempo suficiente para poner manos a la obra.





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Mi cuarto era todo un desastre, tal vez el regalo o sorpresa que le daría no era tan original pero quise hacerlo de todos modos, miles de papeles tirados a los costados, la chica que me ayudaba se llamaba Elisa, nunca pregunte por su nombre hasta el día de hoy, lo cual me pareció algo chistoso de creer.

— creo que este es el último —dijo ella suspirando un largo rato.

— gracias por ayudarme, creo que si no pediría ayuda no hubiera terminado antes —sonreí.

— no me agradezcas, que tu novio tiene que merecer algo grande — levanto las manos al aire. — aseguró que le gustara esto — sonrió.

Recogimos todo el desastre y pusimos todo en su debido lugar. La encamine hasta el centro del pueblo donde vivía, ya que tenía otras cosas más que hacer, las cosas de chicas son extravagantes así que no quise preguntar. Volví caminando a paso lento, no estaba del todo relajado, ¿Le gustara o no le gustara? ¿Que pasa si no era lo que esperaba? Las preguntas aparecían y no querían dejarme en paz. Lo único que podía era rezar como gran parte de la gente decía. Por un momento me detuve a observar el movimiento lento de las nubes, parecían estar tan cerca como para caer encima de nosotros pero estaban tan lejos de nuestro alcanze. Faltaban dos horas para que llegara Elías, tenía que prepararme yo también. Cuando llegue rebice todo desde el comienzo, era poco pero sentía que no podía estar tranquilo, la primera hora pasó y mi intranquilidad estaba al colapso. Me metí a bañar tratando de acortar el tiempo. Busque y busque varias prendas para saber cual era la mejor para el momento. Una vez listo el sonido del timbre me hizo brincar, no quería salir y a la vez si, estaba nervioso, las manos sudaba frío.

Ojos y Mundos CerradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora