Capítulo 4 No Existe El Tiempo

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— ¿y Elías no viene?— pregunte ansioso.

— no, me acaba de enviar un mensaje de que no quiere venir

— ¿Qué?— grite asombrado— pero, se perderá lo divertido que habrá allá fuera

—cierto, ¿qué tal si vamos a traerlo?— sonrió.

Asistí— vamos— respondí—

Nos encaminamos en dirección a la casa de Elías, por fuera era muy frio el aire resoplaba con todas sus fuerzas, caminábamos a paso lento ya que su casa no quedaba muy lejos de donde estábamos, cuando llegamos todo me pareció muy encantador su casa estaba muy decorada con representación alusivo a la navidad, un mono de nieve se encontraba en el patio muy chistoso con solo verlo, me quede viendo cada cosa colgada y pegada en las paredes como las serpentinas de colores su casa era muy bonita de buenos colores y textura magnifica, Antonio fue el primero en tocar el timbre, al instante nos abrió una señora muy bonita maquillada de cabello negro y estatura media supuse que se trataba de su madre, nos invitó a pasar, una gran sala de estar estaba a mi vista, un poco desordena al lado de un sillón muy grande ¿es qué acaso Elías era adinerado?, me di cuenta de que ese sillón grande estaba sentado él, se encontraba débil su expresión lo decía todo ¿pero qué tiene?, siempre que no lo veo esta así, no sabía si era bueno sacarlo  en esas condiciones para que pudiera apreciar la belleza de aquel jardín.

— Elías — grito Antonio al verlo— ¿pero qué tienes?

— hola —dijo mostrando una falsa sonrisa— nada, simplemente me debilite de la nada

Su voz era escaza y leve, casi sin aliento, tome lugar en uno de los sillones desocupados no sabía que es lo que estaba pasando, él se encontraba recargado muy acobijado, su cara aún era pálida pero con pequeños toques de color rojo en mejillas, me parecía tierno verlo así y un poco de lastima.

—Elías se había desplomado esta mañana— dijo su madre—

— enserió— Antonio se preocupó aún más.

— pero, estoy bien, nada me ha pasado— apenas si podía alcanzar a decir bien sus palabras— y díganme a que han venido hasta mi casa

— queríamos llevarte al jardín— intervine antes de que hablara Antonio.

Me gustaba robarle la palabra a mi primo.

— pero no sé si sea buena idea que salgas— aclare.

— madre —habló.

— si Elías— respondió el llamado— ¿me dejarías ir al jardín?— pregunto sonriente.

Me sorprendió aquella pregunta, al verse débil, está vez sonrió con una melancolía muy íntima.

— NO— contesto rápidamente como si hubiese sabido la pregunta.

— por favor, juro que volveré temprano— insistía.

— NO es NO— se negaba— además estas muy débil para que estés ahí afuera con un frio tan helado.

— por favor, quiero salir, no quiero pasármela encerrado otra navidad más — agacho su cabeza tristemente— tal vez esta será la última navidad que pase— susurro.

No entendía muy bien a lo que se refería, solo una pizca de tristeza se escuchaba retumbar en esas palabras.

—¡Ha!— exclamo la madre de Elías— pero tendrás que ir en la silla, te mantendré cobijado y no te quites tu chaleco —afirmó preocupada.

— ¡sí!— sonrió de alegría —

— ¿estas seguro? , no queremos llevarte a la fuerza, estas débil, será mejor que reposes en casa— en verdad Antonio parecía preocupado.

— sí, estoy completamente seguro, además había estado escuchando de la gente que el jardín está muy bien adornado, me había estado queriendo reprimir por ir, y quiero hacerlo

Su madre regreso después de subir unas escaleras consigo traía una silla de ruedas, Antonio ayudo a Elías a ponerse su chaleco pero no podía cargar tan bien a Elías para poder pasarlo a la silla, así que decidí hacerlo yo, lo tome como si estuviese llevando a una princesa, no sabía qué tipo de situación me estaba metiendo pero el cargarlo me hizo darme cuenta que tan liviano era, parecía una pequeña pluma en el aire sin compresión, al ajustarlo a la silla, pude ver como se sentía disgustado con solo estar sentado, una pequeña manta caliente cubría sus piernas delgadas, la madre de Elías nos esperaría con un horario fijo en que lo tendríamos que traer, no me sorprendía verla tan cuidadosa con su hijo, Antonio se dio el gusto de llevárselo empujando a Elías, caminamos y subimos por una banqueta, las personas iban también al jardín se podían escuchar las voces de aquella gente que se encontraba allá arriba disfrutando todo lo que había ahí, en medio de casi llegar al lugar se escuchó un sonido fuerte proveniente de la silla de ruedas, lo checamos y nos dimos cuenta que la llanta se había roto, no sabíamos qué hacer ante esa situación, Elías se sentiría decepcionado si en verdad podía ir a ver aquella belleza de la que hablaban, yo mismo quería hacer que lo viera, me arrodille y di mi espalda, le dije que se podía encimar en ella para poderme llevarlo cargando detrás mío, al principio no llenamos de pena por las personas que nos miraban, pero no dude en hacerlo, le pedí ayuda a Antonio de que lo ayudara a recargarlo y así podérmelo llevar, —estarás bien, confía en mí, te llevaré a ver el jardín— le dije para animarlo, y no dudo en ponerse detrás mío, la silla se lo llevaba Antonio, su cuerpo era tan ligero que pareciera que estuviera cargando una simple hoja de papel, sus brazos eran delgados que se mantenían sujetado en mi cuello, cuando llegamos a unas escaleras, subí y le dije que mirara, al subir escalón por escalón y dejar ver las luces encendidas que se encontraban colgadas por arriba de nuestras cabezas dejaban encantado el rostro de Elías me gustaba esa expresión, sus ojos resplandecías y brillaban como un foto apenas puesto, se sorprendía cada cosa que veía en todo lugar, las luces iluminaban todo el lugar, el kiosco parecía lo más precioso visto, —Gracias Erick me enseñaste algo muy hermoso— susurro en mi oído, nos subiendo en el kiosco acomode a Elías en el mismo lugar y miramos el hermoso lugar repleto de incontables luces que albergaban.






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Rara vez Elías y yo podíamos platicar sin la presencia de Antonio, así que nuestras platicas eran escazas, pero no me afectaba en nada, los días que estuvimos de vacaciones me la pase dormido, hacía mucho frio afuera y ni loco andaría solo por enfermarme. La llegada de año nuevo nos la pasamos  divertido, a mi tía se le dio la idea de organizar una fiesta con sus vecinos a los cuales no conocía, todo era nuevo para mí, el lugar estaba repleto de gente comiendo y bebiendo cualquier cosa que fuera alcohol o tequila, Antonio formaba uno de los alcohólicos, desconocía un poco ese lado, él estaba con sus amigos a un lado,— no me gustaría formar parte de ese grupito—pensé , el alcohol era uno de mis enemigos en el gusto y olfato, lo detestaba no sabía con qué razón tomaban tantas cervezas, y que más puedo decir mi padre junto a mi cuñado también forman de ello. Fui el único que nació sin la herencia de querer tomar, Elías no era del tipo de tomar como yo, tomamos algunos platos con comida suficiente y nos arrinconamos en la sala de mi tía conversando sobre gustos musicales, uno de pocos momentos para poder empezar el año bien.

Las sonrisas y platicas se estaban haciendo presentes, entre risas todo era felicidad, las cosas que traía se las mostré a Elías, fue el mejor año nuevo que había pasado....


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By:LoveNorItzel 💖

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