Capítulo 1 Te conoci

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Un viento resoplante que mueve las cosas más ligeras de manera simultánea, aquel que te da un pequeño empujón sin poder presenciarlo. Mi vida es normal como todos, entrar de 7:00 a.m. y salir a las 2:00 p.m. del colegio. Lo bueno era que los sábados y domingos eran días de descanso. Lo cierto era que nunca me gusto el estudio, tener que levantarme temprano ir y venir caminando, ver las típicas caras aburridas de los profesores, encerrados en una jaula con otros más (compañeros) soportándolos una y otra vez por sus tonterías, ¡qué vida de colegiado!, cualquiera lo diría. Vengo de una familia sencilla y bastante pequeña, nada más la cuarta parte de la población, vivimos en un pueblo llamado “San Martin Chalchicuautla” lleno de cosas por descubrir, tengo una hermana mayor a unos meses de casarse ¡qué hermoso y romántico suena! ¿No es así? y con ella mi pequeña sobrina, están mis padres ambos son docentes, mi madre siempre me ha dicho que la familia es lo más importante, pero a mí me sigue dando igual sin relevancia. Luego de varios meses de torturas con tareas y proyectos por entregar llegaron las pacificas vacaciones, pero no sucedió así. A mis padres se les dio la brillante idea de pasar las vacaciones en la casa de mi tía María quien vive en Tanquian un pueblo demasiado caluroso.
¡Me han arruinado mis vacaciones! Grite entre el silencio.
¿Por qué tendríamos que ir allá, ya estábamos bien aquí? Para el colmo mi hermana Karen nos acompaña y no podía faltar su bebe llorona Montserrath, subimos en la camioneta de mi padre, yo iba en la parte trasera junto las insoportables, y mi madre a un lado de mi padre escuchando música de Joan Sebastián ambos tienen el mismo gusto musical.

-¿Por qué vienes?- pregunte con un tono enojado-

-¿acaso no puedo? – me miro-

-tienes tu marino no, te debiste de quedarte allá- le devolví la mirada-

-estúpido hermano- susurro

-LOS DOS cállense, nos dejan escuchar nuestras canciones- interrumpió mi madre la pequeña pelea
Ambos quedamos en silencio, mirando cada quien el lado de su ventana.



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Al cabo de dos horas llegamos a nuestro destino, pasando las tiendas y otros lugares llegamos a la casa de mi tía, nos abrió la puerta sorprendida y una sonrisa formada en su rostro preparada para darnos nuestro abrazo de bienvenida. Entrando vimos a todos mirando televisión, sus hijos del lado derecho y a la izquierda su esposo el cual me cae pésimo en todos los sentidos. Entrando vi como las comodidades de la casa habían cambiado, tanto los muebles como la pintura. Me percate la mirada fija de mi primo Antonio, chico alto pero no tanto como yo y de gran subestimación, no me cae tan mal, tan pronto como lo salude me arrastro del brazo llevándome al patio trasero.

- ¿Qué pasa? – Pregunte – ahora así tratas a las personas

- NO, es que… - lucia avergonzado-

- ¿es que, QUE?, ¿perdiste tu virginidad?- tan pronto escucho se avergonzó aún más-

- hace poco salí del armario- soltó finalmente – solo quería que supieras- suspiro-

- eso es muy bien, has progresado un poco

Aun no me lo podía creer, sabía que Antonio era gay pero no me imagine que tendría el valor de destaparse frente a su familia. Mi primo ha sido muy franco y honesto conmigo, eso me agrada.

-Y, ¿cómo lo tomaron?

- pues a mi padre aun le cuesta asimilar que soy gay – bajo la mirada lentamente-

- no te preocupes algún día lo entenderán

Dije para darle ánimos, dándole un pequeño toque en su espalda mostrando apoyo de mi parte y caminamos de regreso a casa. Al abrir la puerta trasera me sorprendí al ver la cantidad de comida que habían servido en la mesa grande. Desde carne a cocteles de frutas, muy variado el menú el día de hoy. Amo las bienvenidas con comidas servidas.

- rápido, rápido, váyanse a lavarse las manos ahorita les servimos – dijo mi tía

Corrí y volví en un dos por tres, mi estómago pedía por comida, para cuando regrese mi madre ya me había servido la comida. Que podría hacer sin mi madre.

- vaya que si tenías hambre – dijo burlesca mi hermana -

- pues claro – replique – alguien que no cocina bien no me da de comer – la mire –

Hace un bufido y se queda en silencio dándole de comer  su hija. Para cuando me di cuenta todos habían terminado de comer incluyéndome -pero que rica cena- dije en mis pensamientos.


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- ¿por qué hemos salido?- pregunte y después bostecé-

- solo he querido que me acompañes a cierto lugar- sonrió-

Tenía una pesadez enorme en mis parpados, para que mi primo Antonio me haya hecho venir a un kiosco o jardín con rayos de sol a mayor de 30°C. Pero a la vez me llenaba de intriga a quien iríamos a ver.

- ¿y que hacemos aquí?

- quería que me acompañaras a saludar a la persona que me gusta

- y donde esta aquel que mueve el corazón de mi primo Antonio- bromeé

- Ahí- señala en una dirección inconcreta, a lo cual reacciono y dirijo la mirada a aquella dirección.

Un chico se encontraba en ese lugar, sentado solo podía ver su espalda, mirando su lado, en ese momento el viento resoplo de prisa y con una presión constante que pareciera que te empujara.






Mi primer capítulo :) Hola~

Ojos y Mundos CerradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora