Capítulo 3 Aún Así

31 3 0
                                    

🌈
Después de ir a dar un pequeño vistazo al jardín note que a la misma hora en el mismo lugar estaba sentado Elías, mirando a la nada y cuando sentía que no podía presenciar algo más cerraba sus ojos respirando profundamente. Me extrañaba verlo todos los días haciendo lo mismo ¿es que acaso no se aburría?, cada vez me despertaba la curiosidad de aquel.

—¿Qué miras?- pregunte-

Abrió sus ojos chispados de un salto y tomándose el pecho con su mano del susto.

— perdón si te he asustado, pero me ha entrado curiosidad preguntar, ¿qué te trae mirar y después cerrar los ojos?

— sé que es algo raro e inusual para ti verme hacer lo mismo, tal vez nunca  comprenderías mis razones, tal vez pensaras que estoy loco

—¿Por qué no?, es porque no me conoces, creo que podríamos ser amigos si me intentas decir tus razones— tome un lugar vacío cerca de él.

—soltó una sonrisilla cosquillosa— Es mejor así. Mirar me hace pensar cosas que jamás pasaran, mientras que cerrar mis ojos me hace llevar mi imaginación a otro nivel —nuestras miradas se encontrado—

— tienes razón no te comprendo— desvié la mirada al instante—

Sonríe de una manera tan placentera y bulliciosa.

—son muy cercanos tú y Antonio

— eso es porque fuimos a la misma escuela cuando éramos niños. Antonio, ¿Que tiene, que no ha venido a verme ?— pregunto—

—esta enfermo, es muy débil —bromee—

Luego de esas palabras el silencio se volvió denso, como si las palabras no fueran suficientes para hablar. De no ser una atmosfera tan incómoda nadie hubiera dicho nada, pero, al contrario, él no quedo callado respondió sin temor, me quede sentado a su lado y sacábamos cualquier tema en particular conversábamos como los amigos comunes, compartimos platicas graciosas y otras jamás vistas, escuchar su risa bulliciosa me comenzó a gustar, así que no dude en sacar un tema en el cual hiciera reír a Elías y así poder escucharlo, me provocaba euforia.

En lo que mi primo estaba al borde de estar acostado en cama y yo estar ahí sin hacer nada, decidí salir a caminar y verme con Elías en ese kiosco en que se sentaba y nos encontrábamos para revivir esas pláticas tan favorables juntos.

Pero un día no estaba ahí, pase la mirada por todos lados y no se encontraba cerca ni una presencia que diera el presentimiento que llegaría, decidí esperarlo al cabo de dos horas nunca llego me fui desanimado de ese lugar — tal vez se le hizo tarde—, al día siguiente volví a la hora indicada y no lo encontré de nuevo, espere y espere, pero no llego, dos días llevaba sin aparecer y comenzaba a preocuparme ¿Qué paso con mi amigo de risa bulliciosa?, luego de que Antonio se recuperó me pregunto por Elías, solo respondí —siempre lo vi en el mimo lugar—, las nubes comenzaban a dispersarse me quede perplejo con solo mirarlas y sentir su movimiento, Antonio me pidió ir con él para ir a buscar a Elías, me sentía un poco decepcionado ir y no poder encontrarlo otra vez. Hasta que...

—¡hola Elías!— grito Antonio.

Una mirada rápida paro en los mismos lugares donde se siempre se encontraba , no podía creerlo, ahí estaba él en el mismo lugar sentado, pero esta vez nos saludaba de lejos, me sentía feliz. Ese grito proveniente de la voz de mi primo me hizo querer saltar.

— hace tiempo sin vernos— sonrió mi primo de alegría.

Él solo asistió

En verdad era Elías, su rostro lucia más pálido de lo común, algo había pasado, pero tenía ganas de abrazarlo por haberlo visto, reaccione, ¿quiero abrazarlo?, ¿acaso me importa?, me sorprendí por lo que me estaba preguntando y solo me dije —solo es preocupación entre amigos—, tal vez era solo un impulso de lo que quería hacer más nunca lo haría, ya que no me gustan los abrazos, — no podría ser algo mas— no solía comprenderme del todo lo que pasaba alrededor de mí.





Ojos y Mundos CerradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora