dieciocho

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Poco a poco, tu interés por ser nuevamente mi amigo, fue decayendo.

Te concentraste en tu aprendizaje, los hospitales qué visitabas casi diariamente y entendiste que quería que me dejaras en paz. Comenzabas a perder gradualmente la audición.

—esto es grave —dijo el doctor.

Para el niño de mis ojos© (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora