veintinueve

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Claro... ningún profesor veía las burlas hacia mí, y hacia ti.
O fingían no hacerlo.

Pero cuando yo me defendí de alguna u otra manera, los regaños cayeron sobre mis hombros.

Lo único que hicieron los maestros fue tener una conversación con los demás niños.

Aún recuerdo sus falsas caras de arrepentimiento, para volver a torturarme al día siguiente.

Repito: injusto.

Para el niño de mis ojos© (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora