treinta

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Por supuesto que mamá no pudo pasar por alto la sanción en mi libreta.

tal vez, desde un principio, siempre estuve buscando eso.

Siempre quise llamar la atención como tú. Pero yo no tengo una enfermedad como para poder hacerlo.

Esa sanción fue un grito ahogado destinado a ser oído, fue un rostro pegado al vidrio de la desesperanza.

Fue un llamado de atención silencioso y tan ruidoso a la vez.

Porque por fin obtuve lo que quise, una charla con aquella mujer que tanto amo.

Para el niño de mis ojos© (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora