Cuando las luces se apagan...

Cap. 21

____ miraba por la ventanilla del asiento del copiloto con el codo apoyado en un saliente de la puerta y la cabeza apoyada en su mano. De vez en cuando asentía a los comentarios de su amiga o emitía algún ruidito para que supiera que la estaba "prestando atención", aunque su cabeza estuviera más en otros pensamientos que en aquel coche.

-¿Entonces qué?- preguntó Donnie.

-¿Qué?

-¿En serio? ¿Me estabas escuchando?

-Sí sí.

-Decía que cuando piensas sacarte el carnet de conducir- su amiga se lo había sacado el año pasado tras varios intentos, ella no se lo había planteado, si salía era con Elliot o Donnie, ambos sabían conducir así que no le había hecho falta.

-No sé tal vez me lo saque este verano.

Entonces su móvil vibró indicando que un mensaje acababa de llegar. ____ lo cogió del bolsillo pero antes de que pudiera encenderlo Donnie se lo arrebató de la mano.

-¿Qué haces? Dámelo.

-No, te dije que este viaje era para desconectar de todo, olvídate de Elliot.

-¿Y cómo sabes que es Elliot, y si es Niall?

-Entonces has tenido suerte de que no lo haya tirado por la ventana,- ____ resopló- chica ha empezado el verano, olvídate de los chicos y vamos a pasarlo bien, aunque sea una semana ¿vale?

-Claro, de camino a la playa.

-Exacto, he encontrado un hotel fantástico...- y mientras su amiga daba una larga descripción del hotel al que iban ____ se sumergió de nuevo en sus pensamientos. Ese viaje era para despejarse, para celebrar que había terminado su primer año de universidad, para desconectar de todo y de todos, pero sabía que le iba a costar olvidarse de algunas cosas... o de alguien...

Al rato llegaron al hotel, a simple vista se veía que era moderno, no tendría mucho tiempo, era un edificio alto, de unas 10 plantas, de color crema con con detalles en dorado alrededor de las columnas de la entrada, en lo alto había grandes letras que indican el nombre del hotel y a su lado tres estrellas. Cruzaron las puertas de la entrada arrastrando las maletas detrás de ellas y dieron a una gran sala de recepción con un largo mostrador al fondo. A ambos lados estaban las escaleras y los ascensores que daban a las habitaciones, a la izquierda había un rincón con sofás y sillones individuales con mesitas de café y una barra donde dos camareros vestidos de blanco y negro servían bebidas y bollos. A la derecha junto a el ascensor había más sillones y un pequeño escenario con el letrero de karaoke. Toda la sala estaba adornada con plantas, había tantas, enredaderas en las paredes, alrededor del ascensor de crital, y en cada rincón, que daba la impresión de estar en la selva. El hotel estaba lleno, menos mal que habían pedido su habitación con anterioridad, pensó. Las chicas cruzaron la sala y se toparon con muchos turistas de diferentes partes del mundo, desde mujeres con saris, hasta una familia con dos niños pequeños probablemente de Suecia, pasando por muchas personas en traje con un maletín en una mano y un móvil en la otra. Cuando llegó al mostrador de la recepción casi tenía que ponerse de puntillas de lo alto que era, al ver sus dificultades, Donnie, que era media cabeza más alta, la echo hacia un lado para pedir ella su habitación. Una vez en la quinta planta con las llaves de su habitación en la mano, se adentraron por los pasillos en busca de su puerta.

Dicen que cuando alguien lo pasa bien el tiempo pasa tan rápido que a veces tienes la impresión de que se desvanece antes de poder disfrutarlo, de ser consciente de lo que estás viviendo antes de que todo pase y te preguntes por qué pasó tan deprisa y deseas volver atrás y revivir esos momentos en los que lo pasaste tan bien. Pero todo continua y no puedes quedarte en el pasado, aquella semana había sido maravillosa, las dos amigas solas, en la playa la mayoría de los días, de turismo por la zona por las noches cuando encendían las luces de las calles, comiendo en restaurantes y visitando tiendas de ropa y librerías. ____ pensaba en cada momento en el que lo había pasado bien y lo comentaba con Donnie en el coche, camino a casa.