Trato

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Me encuentro en la esquina de mi calle, esperando a que Harry pase por mí. Mediante la llamada, acordó vernos en algún lugar para poder hablar tranquilamente sobre todo lo que consistiría ser su «esposa». La llamada no duró más que unos escasos cinco minutos y colgó.

Ahora, estoy aquí, vestida como si fuera a una entrevista de trabajo. Con el tiempo, esta ha sido mi vestimenta de casi todos los días. Tuve que vestirme así para que mi mamá crea que sigo en búsqueda de trabajo. La culpa me carcome por dentro ya que yo jamás le he mentido a mi madre, hasta ahora, porque sé que se volvería completamente loca si le digo lo que estoy por hacer. Sé que ignoraría por qué hago esto.

El sonido de un claxon me saca de mis pensamientos. Levanto la mirada y frente a mi está el auto de Harry. No logro ver hacia adentro, por lo que no puedo observar al chico. Me acerco al auto y abro la puerta del copiloto. Dudosa de subir, me quedo ahí, esperando a que Harry me invite a entrar. Como si leyera mis pensamientos, él habla—: Sube, Steel.

Yo acepto su invitación y, por primera vez después de mucho tiempo, subo a su auto. Extrañamente, todo adentro sigue igual a como lo recuerdo.

—¿Acaso has perdido el hábito de saludar? —dice en un claro tono ofendido y pone a andar el auto.

—Lo siento, es solo que... —me detengo antes de soltarle un insulto. Tengo que comportarme, dependo de este chico y no puedo arruinarlo—. Olvídalo. Hola.

—Hola —responde y me regala una leve sonrisa—. Gracias por esto.

Yo me limito a asentir. Realmente no sé quién de los dos debe agradecer, si él porque yo acepté ayudarlo o yo porque me tomó en cuenta.

—¿Adónde vamos?

—Se me ocurrió que podríamos ir a la cafetería de siempre.

Sin que pueda evitarlo, la familiaridad con la que habla Harry sobre aquel lugar me molesta. Siento que, después de todo, él no tiene derecho a hablar así, porque cuando se fue, se comportó como si nada hubiera importado. Simplemente arrojó todo a la basura y desapareció, dejándome atrás, hecha un desastre.

Ninguno habla durante el trayecto. Mi mirada no va más allá de la ventana del auto. No presto atención al camino así que tardo en percatarme de que, luego de un rato de que Harry manejó, hemos llegado. Bajo del auto y espero a que el ruloso avance. Caminamos hacia el lugar, yo a unos pasos detrás de él, pues no me atrevo a ponerme a su lado. No somos nada. Ni siquiera amigos.

Harry abre la puerta de la cafetería y me invita a pasar primero. Es entonces cuando un nudo comienza a formarse en mi garganta y despacio se aprieta. No sé qué es lo que me pone en este estado. Pueden ser los recuerdos que llegan a mí, pues, aunque es patético, este lugar fue especial para mí. Cuando Harry y yo no éramos más que unos adolescentes tontos y enamorados, gran parte del tiempo la pasábamos aquí, tomando nuestras malteadas favoritas y todos los días probábamos un postre diferente, hasta que terminamos de degustar todo el menú. Nos sentábamos en una de las mesas pegadas a la ventana y pasábamos el tiempo jugueteando, riendo y de vez en cuando, Harry me robaba un beso. Inconscientemente, busco aquel lugar y ahora está ocupado por una pareja de adolescentes, haciendo que todo duela un poquito más.

Soy tan patética.

—¿Vas a pedir algo? —la voz de Harry llega a mis oídos y me regresa al presente.

Muevo ligeramente mi cabeza de lado a lado, en claro gesto de negación. No me atrevo a hablar, seguramente mi voz saldría quebrada y Harry notaría que estoy a punto de llorar. Es lo que menos quiero ahora, mostrar que aún me afecta todo lo que se trate de él. Incluso su presencia.

Broken Hearts |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora