Viaje turbio

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Aeropuerto, a las 08:00, bajando del taxi, recibo una llamada de Pilar que ya está en la cola de facturación y que me está esperando para facturar juntos, llevo la maleta para cuatro días, el porta trajes, el esmoquin para la cena y otro traje por si acaso, y el maletín del ordenador, parece que me vaya de casa, llego donde está Pilar esperándome y nos ponemos en la cola de facturación, menos mal que viajo frecuentemente y tengo una tarjeta de esas que abren puertas y colas, sólo tenemos a tres personas delante de nosotros, suena el teléfono de Pilar, una llamada de la oficina, mientras habla, me dedico a mirarla, tacón discreto, medias, una falda entallada, una blusa blanca, sujetador de encaje, media melena pelirroja, labios carnosos, algunas pecas, ojos verdes, culito respingón, tetas adorables, un verdadero bombón, ¿porqué estúpida razón no me di cuenta antes de lo preciosa que es? ¿ como puede ser que su marido tenga problemas con ella?.

Ella seguía hablando y me di cuenta que de que me gustaba más de lo que pensaba, me gustaba su trabajo, su eficiencia y su compromiso y escuchaba sus opiniones con verdadero interés, le hacia tomar nota en las reuniones para después tener alguien con quien contrastar mis intuiciones, me gustaba porque tenia la capacidad de analizar más de lo habitual.

Seguía hablando, últimamente, la tenía siempre en mente, si bien, en cuanto al sexo se refiere, ella no paraba de ponerme en situaciones un poco comprometidas y de buscar cualquier momento para mostrar su disponibilidad, a mi, en el trabajo me superaba un poco esa situación, pero por nada del mundo hubiera dejado pasar una oportunidad de follarla, últimamente casi cada día vivía con ese deseo quemándome el juicio y el alma, estaba siempre pensando en ella y no sólo por el  sexo, que con ella era una gozada, me gustaba tenerla cerca, creo que empezaba a sentir algo más que mera atracción sexual.

Que buena estaba, seguía mirándola embobado, desde que me la follaba, parecía que sus formas se hubieran afinado.

-       Cierra la boca que se te cae la baba, aunque me halaga que me estés mirando continuamente.

-       Cada día estás más bonita.

-       Será que me miras con buenos ojos.

-       Con ojos de lobo, diría yo.

-       Pues esta caperucita, no va a llamar al cazador.

-       Pues me la comeré enterita.

-       Ja ja ja ja, eso espero.

Nos tocó el turno de facturar, Pilar eligió los asientos, yo me dejé llevar, control de seguridad, embarcamos al final del avión, nadie quiere ir detrás porque se embarca pronto y se sale tarde, pero habiendo facturado las maletas tampoco ahorrábamos tanto tiempo.

Una amable azafata recogió nuestros porta trajes y los colgó en alguna parte, fue un regalo, no me imagino como hubiera quedado la ropa en los compartimientos superiores.

Despegamos, abrimos los portátiles y empezamos a trabajar, yo me repasé por enésima vez la proposición de compra, ella llevaba la logística del evento, necesidades de servicios para todos, peluquería, planchado de la ropa, transporte, esas pequeñeces, eran un verdadero trastorno, tenía que coordinar muchas voluntades y cuadrar varias agendas, pero ella era muy capaz. Mientras volábamos la miraba de vez en cuando y me parecía preciosa, nos mirábamos, sonreíamos y volvíamos a trabajar. Me rozaba un poco con sus piernas y eso me estaba poniendo cachondo, pero tampoco había ocasión, aterrizamos, recogimos las maletas,  taxi y al hotel.

Al llegar al hotel e identificarnos acudió el gerente, habíamos hecho una reserva importante, cinco habitaciones dobles:

-       La hija de Pilar , Inés y su novio Tomás.

Erotic Room ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora