4.

4 0 0
                                    

4: Sacramento al sur.

Mi fuerte eran las motos pero con los autos me daba maña.
Luego de desbloquear el auto, entrar, encender y arrancar, me llegó un mensaje de Brandon diciendo que vayamos directo al galpón, que ellos se la arreglarían para llegar. Dudé e insistí en ir a buscarlos, pero no me dejaron, así que me rendí y continúe viaje hasta la otra puta punta de la ciudad.
Eran las cuatro de la mañana y había una noche hermosa. Las estrellas brillaban y hacia el calor justo para que sea agradable. Estaban las cuatro ventanas bajas y mis pelos iban de aquí allá.

-¿Sabías que Brandon tiene una cuarenta y dos aquí guardada en la guantera? -Me comentó Jordan, de la nada, desde el asiento  de copiloto.

Atrás las chicas contuvieron la respiración. Lo miré de reojo con el ceño fruncido.

-Sí.

-Bueno, entonces, a qué no sabes la historia del porqué la tiene. -Se removió en el asiento para quedar de costado y así poder mirarme.

-Cuando casi le disparan en Eagle Rock, sabía manejar armas pero no tenía ninguna. Esa noche solo estábamos nosotros cuatro. Nos cagamos hasta la puta madre. -Me reí.

Las chicas detrás por poco no me patean el asiento, indignadas porque no sabían de nuestra casi muerte.

-¿Por qué jamás nos contaron eso?- Dijo Kathy, frunciendo el ceño.

Jordan respiró profundo y se rió a carcajadas. Lo miré y me reí. Las calles estaban vacías así que no volví mi vista con la rapidez estipulada. Pero cuando la volví, el semáforo había cambiado a rojo así que frené de un golpe violento y el Jeep se sacudió.

-No les contamos porque esa noche terminé internado en el hospital de Eagle por una contusión en la cabeza.

Las tres loras comenzaron a protestar, enojadas y confusas. Habíamos podido ocultar lo que había pasado con Jordan porque habíamos hecho un viaje a Eagle Rock de una semana solo nosotros cuatro, Thomy, Jordan, Brandon y yo. ¿Por qué? Nunca lo supe, pero Thom y yo éramos los mayores del grupo con diecinueve años y ese viaje fue un desmadre. Los chicos se metieron en una riña inofensiva que terminó con amenazas de muerte y armas y con Jordi desmayado con un golpe jodido en la cabeza. Luego de eso no paso nada más y Jor pudo salir al poco tiempo, pero nunca volvimos a pisar Eagle Rock.

Divisé el galpón luego de varios minutos de manejar por calles vacías y silenciosas. Se oía la música y la gente se veía desde afuera. Estacioné el Jeep a una cuadra y guardé la llave en mi bolsito.

Venir al Galpón con tacones era una situación jodida así que agradecí tener mis zapatillas cuando ví como mis tres amigas se resbalaban un poquito en el piso húmedo de nuestro lugar habitual. Ya estábamos dentro y estaba bastante vacío para ser la hora que era. Saludé a varias personas mientras caminaba.

-¡Eh, Babys!

Fruncimos el ceño, todos al mismo tiempo. Lo ví porque voltee a mirar a mis amigos cuando oí el "Babys". Dylan Herran y Peyton Wild, una parejita un poco extraña se acercaban caminando hacia nosotros. Por lo general no nos llevábamos bien y me sorprendió que estuvieron caminando hacia nosotros. Automáticamente me puse a la defensiva.

-¿Babys? -Dijo Luna, con su característica poca emoción.

Peyton Wild, una morocha voluptuosa y curvilínea, que una vez casi (casi, eh) me parte la cara en una pelea, habló.

-¿Qué? ¿No son todos los perritos falderos de -Me miró, se mordió la lengua y continúo- Baby Borgarini? -Se burló

Un quejido de mis tres chicas se escuchó detrás y Jen casi se avalanzo a la idiota de Peyton con el puño en alto. La detuve cruzandole el brazo.

BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora