Capítulo 22.

176 6 0
                                    

“No tienes pruebas"


Trunks.
—Permiso —pronuncia el oficial entrando mi oficina, voltea a ver a todos lados, lo observo caminando tras él, luego me siento tras mi escritorio mostrándole un aciento adelante de este.

—¿A qué debo su visita oficial? —cuestiono entrelazando mis dedos bajo mi mentón.

—Creo que usted lo sabe.

—Disculpe pero no soy adivino ni puedo leer mentes —suspiro mientras él sonríe desconfiado.

—No se haga el inocente, sabe que vengo a hablar de su padre.

—¿De mi padre? ¿y como de qué?

—Supongo que sabe perfecto que él es El Oscuro.

—No, se equivoca, mi padre trabaja con turismo internacional.

—Quitemos los rodeos, sé perfecto que su padre es ese mafioso su madre nos lo confesó antes de morir.

—Mii madre está muerta —cerré los ojos con un poco de furia—, y le suplico que la deje descansar en paz.

—¿Acaso no le importa que su última voluntad fué denunciar a su esposo?

—Ya le dije que yo no tengo nada que ver con eso —lo ví fijamente—. No sé si mi padre es ese mafioso ni me importa yo vivo mi vida alejado de él, no me concierne lo que él haga.

—¿No le concierne y en el bar presumió ser su hijo? —pregunta tomándome por sorpresa.

Pero ni aún así podría hacerme perder la calma, ante todo debo tener la cabeza fría.

—¿Ella se lo dijo? —pregunto.

—¿Quién? ¿La señorita Son? Descuide ella no me dijo nada yo estaba en ese bar y me sorprendió lo que usted dijo.

—Lo dije para protegerla.

—El verdadero peligro para ella es su padre señor Briefs ¿Sí tanto la ama no le da miedo que ella muera como su...?

—¿Cómo mi madre? —pregunto interrumpiéndo sus palabras—. Eso no le importa a usted, no se meta en lo que no le incumbe.

—Sí es un asunto de mi incumbencia porque se podrían salvar esas vidas y usted no coopera, el señor Son era gran amigo de la señora Bulma y ella me confió querer denunciar al señor Vegeta, si está en mis manos lograr encerrarlo lo haré y pensé que usted me ayudaría ya que tiene personas que proteger.

—Pues se equivocó, y lo de mi relación con Pan es personal nadie tiene porque opinar.

—Espero que algún día no se arrepienta de haber tenido la oportunidad de hacer algo y no hacerlo.

—Ese día no llegará y le suplico que se valla.

—Pues ojalá porque sería una pena que esa joven tan linda y amable perdiera la vida por su imprudencia señor Briefs.

—No le permito que se exprese así de mi mujer —arrugué el cejo observándolo.

—Ella no te pertenece, no sé que hace con un tipo tan prepotente como tú.

—Fuera de mi oficina montero —apoyé las manos sobre mi escritorio poniéndome de pie—. Y no quiero verlo de nuevo por aquí.

—Me voy pero tendrá noticias de mí y si es usted complice de su padre también lo veré tras las rejas.

—Suerte consiguiendo pruebas contra mi padre —lo ví levantarse del aciento con una mirada de determinación.

—Las conseguiré y tranquilo conozco la salida —se alejò hasta cruzar la puerta mientras yo me dejaba caer sobre el aciento.

$ HASTA QUE EL DINERO NOS SEPARE $ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora