Capitulo 12.

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¡Me descubrieron!


Pan.

—Se puede saber ¿¡Dónde estabas!? —gritó furiosa.

—Mamá yo... —guardé silencio un momento viendola.

Mí mamá, mi mamá esta aquí en casa, me sorprendió demasiado, me quedé atónita no sabia que hacer y solo dejé caer los papeles al suelo de lo asustada que estaba jamás pensé en llegar y encontrarla.

—¿Sabes qué? No es necesario que me digas te vi perfecto bajarte de un auto ¿Acaso es el de tu jefe?

—No mamá yo...

—¿Tú que eh? —me interrumpió—. ¡Quiero la verdad pan! ¿Era o no el auto de tu jefe?

—Sí mamá pero no pienses mal, yo solo salí a comprar, me lo encontré y se ofreció a traerme.

—Ah solo saliste a comprar, pues yo llegué en la mañana muy temprano y sorpresa ¡No estabas en tu habitación! y la cama estaba perfectamente hecha.

—No es que yo...

—¿Tú que eh? ¡habla! y más te vale que tengas una explicación lógica porque no sabes lo que me costó contenerme de no ir por ti cuando te bajabas de ese auto y traerte de las greñas.

—Mamá yo... yo... —intentaba explicarle pero no se me ocurría nada. Ella ya no esperó a que contestara sobre todo porque me temblaba la voz y ya no lograba terminar ningúna oración, estaba a punto de llorar y ella lo que hizo fué empezar a intentar quitarme el abrigo—: ¡No mamá! ¿Qué haces? —le grité.

—Comprobando algo —respondió únicamente.

—¡Déjame mamá! —le grité forcejeando.

Después de batallar un rato logró quitarme el abrigo a pesar de que me resistía y cuando lo hizo me bajó un poco el vestido a la fuerza dejando casi al descubierto todo mi pecho, obviamente vió las marcas que tenía, ya no pude evitarlo comencé a llorar pero fuí recibida por una fuerte bofetada.

—No lo puedo creer ¿Fuiste capaz de acostarte con tu jefe?

—Mamá...

—Respóndeme.

—Yo —moví la cabeza diciendo que sí.

De nuevo me intentó abofetear pero cuando voltee el rostro llorando se detuvo, la voltee a ver y negó con la cabeza decepcionada lo cuál me hizo sollozar más.

—No lo puedo creer ¿Dónde quedaron los valores que te inculcamos eh? Todos esos años de estudio para que te pudieras valer por ti misma... ¿Dónde?

—Lo amo mamá —dije casi en un susurro llorando.

Ella seguia viéndome con decepción negando con la cabeza.

—¿Lo amas? ¿Lo amas? Eso quizá, quizá pudo suceder, si yo ya sabia que ese hombre solo te hiba a perjudicar la vida pero te dije claramente que no debías cometer ningúna locura y es lo primero que haces, te dije que él no te tomaría enserio, te advertí que no te fueras a enamorar ni perder la cabeza y ahora mirate, solo mirate ahora, mi propia hija bajando del auto de un desconocido como una cualquiera.

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