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Escuchó como tocaban el timbre de su departamento con mucha insistencia. Con dolor de cabeza se levantó para poder abrirle a quien fuera a molestarle tan temprano. Una cosa que notó al salir de su habitación fue ¿Cómo había llegado ahí? Recordaba donde estuvo la última vez, pero no lo que pasó después. Se miró en un espejo y se encontró con un Dipper despeinado, sucio y cubierto de pequeñas heridas en el rostro y nudillos. Se tocó su mejilla, en donde tenía un visible moretón.

¿Cómo se había hecho eso? ¿Qué había hecho él la noche anterior?

De nuevo el timbre volvió a sonar, se acercó a la puerta y vio a Bill afuera esperando con clara molestia. Él no podía verle así, haría muchas preguntas sobre su aspecto. Buscó su celular para hablarle pero no lo encontró.

Bill se cansó de esperar. -¡Sé que estás ahí Dipper! ¡Si no abres, entraré yo!-. Sacó su llave y abrió la puerta.

A Dipper no le dio ni tiempo de ocultarse porque Bill ya lo había atrapado en el intento. El rubio se acercó al chico con sus ojos entrecerrados al ver el aspecto desaliñado de su prometido.

-Eh, no intentaba evitarte, solo...-. Mentir nunca se le había dado muy bien y eso era algo que Bill sabía perfectamente.

-No, claro que no. ¿Por qué ese aspecto? ¿Dónde estuviste que un desconocido contestó tu celular porque estaba perdido en un bar en plena madrugada?-. Vio con más detenimiento. –Parece que la pasaste de maravilla en ese lugar que hasta vienes con recuerdos.

Dipper cerró sus ojos al verse atrapado en un callejón sin salida. No podría explicarle a Bill si ni él mismo entendía que sucedió.

-Solo, dejémoslo así ¿quieres? Tal vez estaba muy borracho que no lo recuerdo-. Intentó calmarlo.

-¿Olvidarlo? ¡Tú ni siquiera bebes en bares Dipper! ¡Mucho menos sales a media noche para buscar problemas! ¿En qué anduviste, que me ocultas?

Dipper apretó sus labios sin saber que decir, de nuevo. Bill lo envió a ducharse y arreglar, ambos irían por el celular al lugar donde lo había perdido.

El trayecto fue largo y silencioso. Pocas veces peleaban, pero siempre terminaban arreglándose después de una larga discusión. Esta vez era diferente, no podrían volver a estar en paz hasta encontrar la causa de su pelea. Llegaron a un barrio bajo que en ese momento lucia vacío por ser de día, pero en la noche se llenaba de gente en busca de diversión del bajo mundo. Era un lugar solo para gente que le encantaba meterse en problemas, por describirlo de forma más sencilla.

El lugar acordado para recoger el celular era un bar de mala pinta. Bill se preguntaba cómo había ido a parar a ese lugar Dipper, conociendo su personalidad tranquila y poco valiente. Entraron al lugar y fueron recibidos por un hombre de mirada seria, estaba limpiando las mesas y el desastre que la clientela había dejado la noche anterior.

-Oh, al fin llegaron-. Dijo el hombre soltando el trapo con el que limpiaba y acercándose a ellos. Cuando vio a Dipper, su mirada se ensombreció más.

-Bien, dame el celular-. Dijo Bill sin más.

El hombre dejó escapar una sonrisa burlona. -¿Así nada más? Debes darme algo a cambio. Cualquiera se lo hubiera llevado y en este momento estaría en venta en el mercado negro.

Bill sacó su billetera entendiendo a que quería llegar el hombre. -¿Cuánto quieres?

-No quiero tu dinero, quiero que ese muchacho pague por lo que hizo anoche en mi bar-. Señaló al castaño, quien solo se ocultó con miedo detrás de su prometido. – ¡Ese estúpido lastimó a uno de mis clientes más importantes y por si no fuera poco también a uno de mis empleados! Dime niño rico, ¿Cómo vas a pagar eso? El dinero aquí no es suficiente.

Personality vs Psychopathy (Gravity Falls)Where stories live. Discover now