Capítulo 7

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"El amor que no pudimos tener en esta vida,
El destino que no pudimos tener en esta vida
Cuando nos volvamos a encontrar
No me dejes ir."

Fate / Lee Sunhee feat.Kyuhyun.

-¿De qué trata esa deuda que tienes con Choi Siwon?
La pregunta que Seohyun le hizo a Donghae lo tomó por sorpresa. Estaba concentrado enviándole un mensaje a Mina que no le había respondido aún. La boda de Kyuhyun estaba cerca y había una oportunidad de verse. Estaba harto de hacerlo a escondidas, pero si era la única forma de tenerla mientras su padre moría lo soportaría.
-Te habló de eso...
-Sólo me dijo que tenías una deuda con él.
-Son negocios Seohyun, nada que te interese.
-Me voy a casar con él por esa deuda.- le dijo Seohyun perdiendo la paciencia. –Necesito saber qué fue lo que mi boda pagará.
Donghae suspiró resignado- Está bien... Él me ayudó a tenderle la trampa a nuestro padre.
-¿Fue tu idea entonces? ¿Por qué?
-Nuestro padre se estaba convirtiendo en un mal en nuestra familia Seohyun, no me pidas que te diga algo más. –dijo y unas lágrimas se deslizaron por las mejillas de su hermana. Intentó acercarse a ella, odiaba verla llorar. Pero puso las manos en posición de rechazo frente a su pecho. Donghae la miró con tristeza pero la enmascaró cuando su teléfono sonó con un mensaje.
-Es tu prometido. Deberán aparecer juntos para mostrar el compromiso.
Seohyun asintió con rabia, secando sus lágrimas.
-¿Cuándo?
-El fin de semana en la boda de Cho Kyuhyun.
Volvió a asentir. Seohyun iba a decir algo más pero otro mensaje interrumpió

Es urgente, los Park atacaron el restaurante de la zona del rio.

-M*ldita sea- susurró Donghae regresando para buscar su arma y chaqueta- debo salir. Por favor mantente en casa hoy, hay problemas.
-¿Qué pasa?- le preguntó pero Donghae le dio un beso en la frente. -algo muy poco propio de él- y salió de allí.
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-Dame un resumen- le pidió Donghae a Changmin cuando entró al restaurante que tenía la organización cerca al río Han. No era un restaurante lujoso, pero era donde muchos de los hombres cenaban o compartían sus descansos.
-Doce hombres muertos, llegaron para cenar.-dijo Changmin mirando la sangre, vidrios y demás destrozos. –Hay cerca de quince heridos entre ellos tres meseras. Todos están siendo atendidos. Hubiese sido peor si fuese más tarde así que tal vez les fallaron los cálculos a los Park. Los polis están controlados, sólo vinieron los que nos colaboran, mantienen a raya a los que no.

Donghae asintió mientras la bilis le corroía. No le gustaba nada este ataque. –Es un ataque poco planeado, pudo ser peor y eso es raro en los Park.
-A lo mejor es una advertencia, nos quiere fuera del puerto de Incheon.
-Pero no vamos a abandonar nuestro territorio allí porque los Park se antojaron de él. –Donghae miraba a su alrededor.-Los Park lo quieren todo y si damos nuestro brazo a torcer se van a querer adueñar de todo.

La familia Park es la familia rival de la alianza, son los más fuertes pero también los más sanguinarios. Tenían su propia alianza familiar por lo que los hacía bastante poderosos y difícil para debilitar.

-Encárgate de que se limpie todo, nos haremos cargos de los heridos como siempre- empezó a decir Donghae- Las meseras serán bien atendidas y les daremos dinero el tiempo que necesiten para recuperarse. Que se den cuenta que la familia Lee no las va a dejar solas. –Changmin asintió y empezó a gestionar todo lo que necesitaban mientras Donghae empezaba a pensar cómo hacerle frente a la amenaza que constituían los Park.
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El día de la boda de Kyuhyun.

Decir que Lee Donghae estaba molesto era un eufemismo.
Mina iba a casarse y se había enterado de la forma más tonta: El periódico.
Donghae siempre se saltaba la página de sociales, era algo que poco o nada le interesaba, pero no pudo evitar verla cuando la imagen de Mina aparecía allí. "La prometida del asambleísta Oh..." no leyó más el título y se concentró en lo que la columna decía "La joven heredera de una de las familias más antiguas y prestigiosas de Busan, su padre es un reconocido magnate de la exportación e importación..." resumía que aunque es mucho más joven que el asambleísta se informó que en enlace se llevará a cabo el próximo año.

Se sentía burlado en ese momento.

Necesitaba calmarse, ese día era la boda de Cho Kyuhyun y la vería allí. Pero tenía ganas de zarandearla y pedirle que le explicara ¿Qué podía hacer él en ese momento? Sabía perfectamente que Cho Jonghyun no aceptaría la boda pero si vivía lo suficiente para que Mina se casara no podía hacer nada. Si ella huyera con él antes de la boda o luego de ella sería la guerra y sabía bien que por su indiscreción la alianza les daría la espalda, m*ldita sea, su propia familia lo haría.
Tenía unas ganas imperiosas de matar, acabar, destruir. Pero la presencia de Seohyun evitó que cometiera la locura de salir a matar al viejo Cho.
Pero no podía acercarse a Mina de nuevo y no creerse burlado por ella, por el destino mismo.
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Pero estuvo perdido en el instante en que la escuchó cantar.

Estaban en la boda, en el jardín del hotel y Mina había decidido obsequiarle a la novia su canción favorita "Fate" y como sucedía cuando ella cantaba, todos estaban maravillados con su voz.
"Este es el lazo del destino, al cual no podemos renunciar."

¡Dios! A Donghae se le erizó la piel con aquella frase.

-Al parecer nos ha enamorado a todos- una voz regresó a Donghae a la incómoda y fea realidad. –Hasta al frío Lee Donghae. –la mujer que estaba de pie frente a él sonrió y Donghae le regresó la sonrisa con sorna.
-No pensé verte aquí Yerang- le respondió Donghae. La mujer era Kim Yerang, hija de 27 años de Kim YoungHo líder de la familia Kim de Busan y hermana menor de Kim YoungWoon o como lo conocían, Kangin. –Hasta donde mal recuerdo, detestas las bodas.
La joven y elegante mujer torció la boca- No porque detestara mi propia boda, quiere decir que no soporte la de los demás. Supe que tu hermana se casará con Choi Siwon- dijo mirando a la pareja en cuestión saludando a algunos de los invitados.
-Así es.-Donghae dijo antes de apartar los ojos de Seohyun que, conociéndola sabía que estaba nerviosa pero intentaba no demostrarlo.
-No me has dado ni siquiera un segundo vistazo- dijo Yerang.
Donghae arqueó una ceja- No es necesario decir que estás encantadora. –le dijo repasando la vista de su cuerpo. Yerang no era tan baja, pero Donghae aún le sacaba una cabeza. Tenía el cabello negro, piel clara y su delgado cuerpo estaba enfundado en un elegante conjunto de dos piezas en tono pastel. –Sabes que tienes a muchos detrás de ti.
-Detrás de la herencia que me corresponde querrás decir- dijo ella tomando un sorbo de la copa que llevaba en la mano- Mi difunto marido hizo bien en morir antes que mi padre.

Donghae rió, Yerang no disimulaba el desagrado que sentía por su difunto marido. Kim Hansol era no solo un hombre 15 años mayor que Yerang, también era bastante desagradable y le hizo la vida un infierno a su esposa. Golpeándola, humillándola delante de todos con sus amantes y regodeándose de la herencia y poder que alcanzaría dentro de la familia con ese matrimonio.

Había muerto de una sobredosis tres años atrás.

-Eso es cierto- concordó Donghae, él tampoco había soportado a aquel b*stardo.
Yerang le acomodó el pañuelo de su bolsillo- Espero que más tarde tengas tiempo de pasar por mi apartamento, me encantaría una visita tuya...
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Mina observó a Donghae sin disimulo y sin importarle si alguien la veía. Estaba aún más atractivo de lo que podía estar luciendo su cabello un poco más largo. Se veía en forma y el traje que llevaba lo hacía ver bastante atractivo, su presencia destacaba en medio de la multitud, atrayente y salvaje a pesar de su refinado exterior.

Donghae debió sentir que ella lo estaba mirando porque giró la cabeza y se enfrentó a sus ojos, si bien los de él no se alteraron lo más mínimo al verla. Volvió a girarse hacia su acompañante, una mujer voluptuosa y muy de mundo que lo miraba embelesada. De largo cabello negro y sonrisa descarada que le había acomodado el pañuelo de manera seductora mientras Donghae el corazón a Mina ignorándola de esa manera.
Mina se dijo a sí misma que ella nunca había tenido ningún derecho sobre él. Nunca podría ser sólo suyo, ahora menos al ser una mujer comprometida, pero recordar eso no evitó que tuviese ganas de vomitar.

-¿Podrías sonreír? -le preguntó su prometido Oh Jisung, el hombre estaba a su lado y Mina tenía que soportar que la tocara frente a todos los invitados.
Abatida, Mina vio a Donghae entrar al hotel con aquella mujer e intentó poner su mejor cara cuando Jisung la sujetó por el brazo para presentarla a otros políticos que estaban en la boda. Todos corruptos, todos hambrientos de poder como él.

La mirada de Jisung se llenó de satisfacción cuando los hombres alaban la belleza y talento musical de Mina. Todos daban por hecho que iban a contraer matrimonio pronto, muy pronto y Mina tendría que soportar años a su lado. Al terminar las presentaciones, Mina fue incapaz de no buscar a Donghae con la mirada. Y cuando no lo encontró, deseó poder gritar de frustración.

-Discúlpame, debo ir al servicio de damas -Se giró sin esperar respuesta, notaba una fuerte presión en el pecho mientras entraba en el hotel. Caminó por el pasillo hasta llegar a la zona que no estaba llena de personas y poder así disfrutar de cierta intimidad. Abrió la tercera puerta que encontró y se metió en esa habitación, estaba llena de sillas y mesas. Cerró tras ella y durante un instante respiró, pero al final consiguió encontrar una silla libre y empezó a llorar desconsolada. Tan presa del dolor estaba que no oyó que alguien echaba el cerrojo. Una mano le cubrió la boca, y ella abrió los ojos horrorizada.

Y se encontró con la mirada furiosa de Donghae.

Le quedó claro lo que él pretendía cuando se tumbó completamente encima de ella. Donghae apartó la mano y la sustituyó por sus labios. El licor que había bebido resaltaba su sabor, que ahora llenaba las fosas nasales de Mina. A ella se le aceleró el corazón y notó una presión en el pecho al intentar coger aire. Su cuerpo se excitó de inmediato: necesitaba a Donghae tanto como comer o beber.

Donghae notó el sabor de la sangre cuando le mordió el labio inferior. Donghae también lo notó y le hizo enloquecer, la besó frenéticamente y con salvaje intensidad. En contra de su voluntad, Mina levantó las caderas en busca de su miembro. Lo deseaba..., necesitaba que él llenase el vacío que le había creado al marcharse.
Donghae gimió al sentir lo que Mina estaba haciendo, movió las manos por las curvas de ella como si le pertenecieran, el calor de su erección la quemó a través del vestido de seda. Los pies de él se colocaron entre los de ella y la obligó a separar las piernas tanto como le permitía la falda. La ternura y el afecto con el que la había acariciado las otras veces se habían convertido ahora en dolor y furia. La mano de Donghae se apretó en uno de los pechos de ella, le hizo daño y ella gimió.
Mina apartó las manos de la silla y las colocó bajo la chaqueta de Donghae, abrió con desesperación los botones de la camisa porque necesitaba sentir su piel. Él le levantó la falda.
-Me has echado a perder. -Le temblaban las manos cuando las metió bajo la falda-He sido incapaz de acostarme con esa mujer... -Mina contuvo un sollozo, odiaba que él hubiese intentado estar con otra y sentía un profundo alivio de que no hubiese podido hacerlo. -Mina...
-Vuelve con tus p*tas -le exigió ella a pesar de que al mismo tiempo lo abrazaba con fuerza e incluso rezaba para que no lo hiciera.
-¡M*ldita seas! -exclamó y le apretó el muslo con fuerza- No puedes hacerme esto, hacernos esto. -Los dedos de él llegaron al s*xo de ella. Donghae gimió como si lo estuvieran torturando.
-Estás tan excitada que casi goteas. ¿Hay alguien más que pueda hacerte sentir así, Mina? ¿O sólo puedo yo?
-Donghae...
-¿Quieres que pare?-le preguntó furioso al penetrarla con sus dedos.

Mina intentó apartarse pero su cuerpo traidor recibió la invasión de Donghae excitándose más.
-No... No quiero tu rabia...
--Me quieres a mí-susurró él, salvaje-Pero eres capaz de mandarme a la cama de otra mujer. -Apoyó la mejilla en la de ella y le susurró- Esa mujer que hay allí fuera está desesperada por mí, Mina, me desea tanto como tú, y no me rechazará. Haré lo que sea para sacarme tu embrujo y ella gritará mi nombre... mientras tú te pudres en tu cama con ese viejo.
-B*stardo -lloró ella, cerrando las manos en la espalda de él- ¿Por qué me haces esto?
-Dime que pare y pararé. -Movía frenético la boca, besándola por el cuello.
-¡Vete al infierno!
-Ah, cariño -murmuró con su voz ronca llena de tristeza, sin dejar de mover los dedos ni de atormentarla- Estoy en el infierno desde que vi la noticia de que vas a casarte con ese viejo. No puedes decirme que pare, ¿no? Me necesitas demasiado. Mina gimió al sentir el placer que creaban los dedos de Donghae en su cuerpo. Él los movía cada vez más y más rápido, logrando que se moviese desesperada por sentir algo más que sus dedos.
-¿Te gusta, amor mío? -Apoyó la frente en la de ella y apretó la erección contra la pierna de ella.
-¿Me extrañarás cuando estés casada con tu asambleísta? Pero aceptaré reunirme contigo cuando quieras que alguien te abrace así... Que te dé placer. Vendrás a mi club de incognito como aquella noche.
-Te odio por esto –sollozó Mina.
-Demuéstrame lo mucho que me odias, Mina. Quiero sentirlo cuando te corras alrededor de mis dedos.

Con los dedos la acarició por dentro. Y Mina alcanzó el éxtasis, se estremeció y murmuró su nombre. Él se tragó los gemidos de placer de ella con la boca y gimió al unísono mientras la abrazaba con fuerza.

Cuando todo terminó, Mina intentó recuperar el aliento y la determinación. Antes de que Donghae pudiera apartarse, ella se incorporó, provocando que los dedos de él salieran de su interior y lanzándolo al suelo. Se colocó encima de él al instante, separó las piernas y se sentó a horcajadas en sus muslos, capturándole las manos bajo las rodillas como había aprendido años atrás para que no pudiese moverlas y le desabrochó el pantalón.
-¿Qué estás haciendo?-gimió él.
Miró el atractivo rostro de Donghae y no le pasaron por alto las emociones que ardían en sus ojos. Cogió el miembro con las manos y lo apretó con firmeza. Le sonrió furiosa.
-Cuando termine contigo no te quedará nada que darle a esa mujer, Lee Donghae -Se inclinó hacia él y le lamió el labio inferior en busca de su sabor. Movió las manos por el miembro, disfrutando de la sensación de tocarlo- Voy a dejarte seco.
-Puedo apartarte de encima de mí en un abrir y cerrar de ojos –la amenazó.
-Sí, pero no lo harás. -Pasó los pulgares por el miembro- Me deseas demasiado.

Él cerró los ojos y soltó una maldición, era incapaz de negarlo.

-¿Te has corrido conmigo, Donghae? -Se lubricó las manos con los rastros de su éxtasis y las cerró alrededor del pene-Qué travieso por tu parte... Pero todavía estás excitado, listo para volver a hacerlo. Donghae empezó a levantar las caderas cuando Mina lo masturbó con ambas manos.
-Oh... Mina...-El sudor le goteaba por el rostro de angel de Donghae y le empapaba el pelo y la frente.
-Qué lástima me da esa mujer -murmuró ella-Yo no tengo experiencia más allá de ti, pero sé que estás muy bien dotado. Eres tan fuerte y estás tan excitado... -Acercó los labios a su oído- Pero esa mujer de allí fuera no te cabalgará esta noche. -Le mordió el lóbulo y le susurró-Jamás serás mío, pero al menos esta noche tampoco serás suyo.

Donghae rugió.

Flexionó los dedos bajo las rodillas de Mina y su erección tembló en sus manos. Ella se aprendió de memoria las facciones de Donghae preso de la pasión: sus preciosos ojos entrecerrados que no dejaban de mirarla, su boca entreabierta y con la respiración entrecortada. Le acarició más rápido y pasó los pulgares por la punta, ansiosa por darle placer. Lo m*sturbó con más fuerza, devorando los gemidos que salían de dentro de él. Adoraba tocarlo, le encantaba sentirlo duro como el acero y suave como la seda, y adoraba que a él le gustase recibir placer de ese modo tan carnal y primitivo. El cuerpo entero de Donghae se tensó debajo de ella, su miembro vibró y le advirtió que el final estaba cerca.
-Córrete para mí, cariño-le pidió ella- Córrete hasta que no te quede nada para esa mujer.

Donghae soltó una maldición, levantó las caderas y eyaculó con tanta fuerza que manchó la alfombra. Mina siguió acariciándolo, arrebatándole todo lo que tenía, hasta que las manos le quedaron cubiertas de sem*n y
Donghae se desplomó exhausto, con el cuerpo temblando y la respiración entrecortada. Sólo entonces lo soltó. Le cubrió los párpados, que él había cerrado, de besos, y también los labios. Le quitó el pañuelo y lo utilizó para limpiarse las manos. Entonces se puso en pie y le lanzó la prenda sucia encima del pecho.

-Adiós, mi amor.

La última noche- 3ra de la serie Amor en la mafia.Where stories live. Discover now