Capítulo 9: Momento de padres

589 50 73
                                    

Pasó una semana desde la última vez que fui a la casa Todoroki, estaba aliviada de que tampoco nombraran el tema.

Una tarde, estaba sentada en mi cama con las piernas flexionadas y los auriculares puestos a todo volumen, un cuaderno apoyado en mis muslos mientras dibujaba y tenía puesta esa canción que me alegraba los días, mi canción favorita. Simplemente escuchar su melodía en mis tímpanos, era arte. 

Hasta que mis padres se asomaron a la puerta. Ante mi permiso, ambos pasaron con tranquilidad, cerrando la puerta detrás de ellos. Paré la música de mi celular y saqué los aparatos de mis oídos, colgándolos en mi cuello y extendiendo mis piernas dejando de dibujar.

— Hija, ¿cómo estás? — preguntó mi padre acercándose a mi cama.

— Bien, ¿por? — pregunto con tranquilidad.

— Bueno, queríamos darte una noticia... — habló mi madre. — Enji, el padre del quien sería tu prometido... Llamó al día siguiente de nuestra visita, se disculpó por lo sucedido y pidió vernos para que su hijo se disculpase también... — mi padre la interrumpe.

— No te dijimos nada antes, ya que estabas muy estresada, pensamos que no querías hablar del tema.

— Uhmm, ya veo. — bajé la cabeza.

— Ayer volvió a llamarnos, preguntando si volveríamos a ir, insiste en que aceptemos. — habla mi madre.

— No lo sé...

— Fuimos firmes con él, no sabíamos que pensarías tú... Así que esta vez, será tu decisión el ir o no. — dijo mi papá sobando mi cabeza.

— No lo creo, esa noche no fue la mejor de todas. — 'Aunque escuchar una disculpa suena tentador'.

— Te entendemos perfectamente. — dice mi padre.

— ¿Aún estoy comprometida? — se miran mutuamente indecisos en su respuesta.

— Aún lo estamos hablando... — contesta mi mamá.

— Bien... Si Endeavor-San insiste... Tal vez estaría bien ir a arreglar las cosas. De todas formas aún no se ha descartado el compromiso... — hablo con indecisión.

— Está bien, mañana por la tarde iremos. Depende de como vayan las cosas, seguirá el compromiso. — dijo el hombre para mirarme con una sonrisa, miré a mi madre cual me veía de la misma manera, ella salió de la habitación dejándome con papá. — Hija... Lamento mucho todo esto, no quiero que seas infeliz... — se agacha quedando unos centímetros más abajo de mi altura. Posó su mano en mi mejilla.

— Papá... — coloco mi mano sobre la suya. — Gracias. — fue todo lo que dije para después sonreírle. Él se levantó dándome un beso en la frente y revoloteando mi cabello.

— Además, aún somos el equipo "Princesa de papá por siempre", ¿verdad? — sonrió de lado de manera cómica volviendo su mano en puño.

Bufé con risa. — Sí, papá, equipo princesa de papá por siempre. — choqué su puño con el mío y sonreí. Él salió de la habitación. Suspiré ante la charla. — 'Entonces volveremos a lo mismo. Espero que mejore'. — volví a colocarme mis audífonos a todo volumen y seguí con lo que hacía anteriormente. 

Alrededor de una hora después, salí a escondidas a la cocina para asaltar el refrigerador, mis padres dormían así que aproveché el momento. Cuando estaba a mitad de mi robo, alguien habló detrás de mí.

— ¿Qué estás haciendo, T/N? — volteé lentamente para atrás, notando a mi madre en su bata de casa.

— Eh... Yo... — tartamudeé. Ella se acercó a mí.

Inhala indignada. — ¡¿Te estás comiendo la última rebanada de pastel a escondidas?! Era de tu padre. — con un bocado de ese delicioso pastel de chocolate y fresas aun en mi boca, niego con la cabeza. En el corredor, se escuchan pasos y el clásico bostezo de mi padre.

— ¡Querida! ¿Estás en la cocina? ¿recuerdas cuando me dijiste que me habías guardado pastel? 

'Mierda'. — los pasos se acercaban. 

— ¿Podrías dármelo, por favor? — mi madre me miró sin decir una palabra, tragué y la miré aterrada.

— Sólo por el equipo "Mujeres al poder" hago esto. Pero me tendrás que guardar parte de esa rebanada. — murmura señalando el pastel. Asiento varias veces y ella toma una manzana del refri, trota hasta la puerta de la cocina y voltea a verme. — ¡Mujeres al poder! ¡Comer con placer! — susurró de forma cómica nuestro "grito de guerra", ese es nuestro dicho. Reí por lo bajo y cerré la nevera llevándome conmigo el platillo.

— ¿Cariño? ¿eres tú?  — habló nuevamente mi padre, quién abrió la puerta de la cocina.

— ¡Claro, cariño, soy yo! — gritó. — ¿pastel? ¿cuál? ¡come esta manzana mejor! no comas tanto, ya estás engordando. — cierra la puerta y yo voy como ladrón a mi cuarto, cumpliendo mi exitosa misión. 



Extra 

Alguien sigilosamente abrió la puerta de mi cuarto mientras revisaba mi celular recostada en la cama. Al entrar, la cerró con la misma gentileza y se acercó de puntillas.

— ¿Me guardaste? — susurró mamá.

— Sí, lo escondí aquí. — me senté en la orilla de la cama y de la gaveta de la mesa de noche al lado de esta saqué el plato con la mitad de la rebanada de pastel. — Llegaste a tiempo, me estaba tentando. — susurré. Ella tomó el plato y con su dedo indice degustó un poco del meloso chocolate encima de la tarta.

— Lo haces y te quedas sin postre una semana. — lame su dedo mientras la miro con indignación silenciosa. — Por cierto, buen trabajo. La próxima robemos el azúcar y la leche en polvo. — asentí riendo y chocamos nuestras palmas. Ella se volteó y salió de mi habitación cual gato ladrón. 

°● Destinos forzados ●° »» [Todoroki Shôto y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora