Seis: Mal agüero.

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"La historia condena a quienes no aprenden de ella, a quienes en su búsqueda de respuestas, ni siquiera intentan cambiar las preguntas".

—Ya casi va a amanecer...— pensó al ver el sol asomándose por la ventana —pero... creo que he encontrado las respuestas...

Los papeles estaban regados por toda la habitación que hacía las veces de oficina, algunas imágenes con figuras oscuras estaban en las paredes, también habían varios libros abiertos.

El sujeto de largos cabellos rubios se levantó, una sonrisa se dibujaba en su rostro, pero en el fondo, inquietud era lo único que sentía.

—Esto ya va empezando a cobrar sentido... por eso parecían atacar al azar... pero, en realidad, ellos buscaban otra cosa— Luke desabrochó su camisa y se volvió a sentar— entonces esa frase pertenecía a ellos... a las cadenas sombrías...

~~~~~~~~~.

—Samantha...

Alguien me llamaba, su era voz dulce, tranquila, similar a un ángel y yo sabía que la había escuchado antes.

—Samantha... te espero...

Pero yo no podía responder, mi boca no emitía ni un sonido, absolutamente nada, aún si lo intentaba con todas mis fuerzas.

Un fuerte olor a rosas llegó a mí, levanté la mirada y delante de mí estaba una mujer de cabello rojo, el mismo cubría su rostro y no me dejaba verla con claridad.

—Te estaré esperando, Samantha, no te demores...

Y de repente, abrí los ojos, quedándome mirando fijamente el techo.

—Así que fue un sueño...— un fuerte dolor de cabeza me tomó por sorpresa —maldito alcohol traicionero...— pensé al llevar una mano a mi cabeza y sentarme.

Giré mi cabeza hacia un lado, los cuatro niños dormían tranquilamente.

Me levanté, bastante mareada y con ganas de vomitar  —éste no debería ser momento para embriagarme...

Salí de la habitación y caminé por la planta baja de la iglesia, esperando no encontrarme con alguno de los tres sujetos, no quería burlas en ése momento, además, mi habilidad para ver los hilos mágicos parecía no servir con alcohol en mi cuerpo.

—Sólo necesito algo de aire...

Con eso en mente, me dirigí hacia la misma puerta por la que habíamos entrado ayer, saliendo y viendo el brillante cielo Islandés.

Pero, un fuerte olor a tabaco me fastidió, intenté ver de dónde provenía, encontrando a Luke sentado en una piedra, fumando mientras parecía preocupado.

—Si no me gusta ése olor, no debería acercarme, y menos si tengo resaca, pero... quiero saber como avanzó con la investigación.

Caminé de forma lenta y segura hacia él, quien seguramente notó mi presencia y giró.

—Pensé que dormirías hasta tarde.

—No acostumbro a eso, y menos ahora con ésta situación, además, en un momento el alcohol habrá desaparecido de mi cuerpo.

—Tienes unas habilidades interesantes— su mirada era distante —yo no pude dormir.

—¿Encontraste algo...?

—Sólo algunas pistas y un nombre; "las cadenas sombrías"— dijo con intensidad eso último.

—¿Cadenas qué...?

—Sombrías...— el arrojó el cigarrillo —también son conocidos como "los verdugos de las sombras"; un grupo de magus asesinos que se hicieron famosos por sus crueles asesinatos y masacres a lo largo del mundo.

El señor de las llamas: vida y muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora