Capítulo IV: Dandy, parte 1

17 0 0
                                    


Desde hace tiempo ya que soy un conjunto de personalidades diversas que vagan de aquí para allá sin ningún sentido ni patrón, simplemente a veces estoy y a veces no. Si me preguntan quién soy, soy Dandy; una parte de James que se desprendió cuando su adolescencia estaba en su punto medio. Cuando nací me aproveché de las flaquezas de James, él venia e iba incesantemente sin saber que hacer y en esos momentos le susurraba, siempre me hacía caso, pero siempre se sentía mal luego de hacer lo que le ordenaba. Su inmadurez era tal que creía que cortándose los brazos y las muñecas iba a sanar el dolor que estaba sintiendo, por lo que tuve que convencerle de que el dolor era algo normal y que podía ser el nuevo sentido de su vida; luego de que su familia descubriera todo ese embrollo y mis planes se vieran frustrados por las restricciones que nos acarreaban.

Mi plan cuando encontré a James, un muchacho sin personalidad que siempre había sido pisoteado por todos era convertirlo siempre en todo aquello que él quisiera ser, tenía buenas intenciones para el muchacho, lo difícil fue descubrir el que quería. Llegué en la adolescencia por lo que no podía esperar que tuviera las cosas claras pero su cabeza era un océano con violentas tormentas, cuando no era un océano era una laguna de aguas profundas, pantanosas y lodosas, aunque había lugares donde el agua era cristalina y se podía ver el fondo a través de ella, también había sitios en los que las algas se quedaban en la superficie, muriendo y echándose todo a perder. Concluí que esas eran las dudas de James, pero no podía hacer nada por él, yo solo no, necesité más ayuda y la tuve. Yo era la parte de James que sólo le susurraba cosas simples pero que de otra manera no pasaban por su cabeza.: "Quédate callado", "Di que no te importa y sólo vete", "Mírala a los ojos hasta que se sonroje", "No permitas que te bese por más que quieras hacerlo", "Mira constantemente la hora", "Deja de mover las piernas", "Si te duele sólo sonríe"; cosas por el estilo, era la forma de volver a un asocial un ser interesante y dio resultados pero él no se sentía bien, el dolor no había dejado de consumirlo.

Después de hacer de un fulano un tipejo empecé a cuestionarlo para saber qué era lo que quería, pero no entendí sus deseos.

- Bueno, llevo acá un tiempo y eres consciente de ello ¿Cierto? – le dije

- ...

- Da igual que no respondas, sé que puedes oírme.

- ...

- Y también sé qué haces todo lo que te digo.

- Yo no hago lo que me dices, hago lo que quiero. – me afirma

- ¿Ah sí? Entonces dime. ¿Qué quieres? – le pregunto

- Yo... no sé, pero puedo tomar decisiones por mi propia cuenta.

- No estoy diciendo que no puedas, sólo que tomas en cuenta mis palabras.

Todo esto en un intento de persuadirlo para que dialogara conmigo, mi presencia no era indispensable por lo que podía prescindir de mí en cualquier momento, nunca lo hizo, siempre estuve con él, en los mejores y en los peores momentos; soportando cada golpe que él no quería recibir y acompañándolo para que no estuviera solo. Él cedió a mí y pronto me dio el control de todas sus acciones, empezó a sentirse mejor ignorando todo ese dolor y yo podía empezar a manifestarme en cualquier ocasión, nunca discutimos por el control, al fin y al cabo éramos el mismo ser y él empezó a querer lo mismo que yo quería, pero no sabía por qué lo quería, se sentía bien, después empezó a disfrutar del dolor y yo lo induje a conocer los placeres de la vida misma, esos placeres que nos habían entregado y que él se negaba recibir.

- Está bien, ¿Qué debería hacer? – pregunta James

- ... - permanezco en silencio

James empieza a entrar en pánico, en ese momento de debilidad es cuando aprovecho para tomar el control.

- No tienes que hacer nada – le digo a James en un tono prepotente mientras me trueno el cuello y las manos.

- Genial, tienes el control ¿Y ahora?

- Ahora aprende.

Simplemente era más fácil así hacerlo todo, darle consejos y esperar que mágicamente James pasara de ser nadie a serlo todo era una locura, claro que James no está totalmente cuerdo, pero no importa, no iba a dejarlo al azar, ya era parte de él y no quería que ese muchacho fracasara porque sería llevarme a mí mismo a la ruina.

El Histrión - Primer ActoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora