CAPITULO 6

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Al día siguiente mi humor no era el mejor. 

Me vi tentado de abandonar el plan, a  tan poco de haberlo comenzado. 

El sexo me quita el mal humor. Supongo que les pasa a muchos de ustedes.

Por otra parte era un mal humor desconocido, producto de una incomodidad sin bordes ni aristas, una incomodidad sin encasillamientos, visceral, que me hacia sentir al precipicio de no se sabe que. 

Mis pies se enlodaban en el asfalto. El piso de la habitación se asemejaba a arena movediza. saben que existen las arenas movedizas? una vez caí en lo que creí arena mojada y la arena comenzó a succionarme. Mis padres y amigos vinieron con palos para intentar sacarme, consideraban que si tomaban mi mano, ellos también caerían y correrían mi misma suerte. 

Así me siento y aunque siempre trato de pensar poco el motivo de mis enojos, como no puedo distraerme con nada que realmente haga que lo olvide, lo que más me conmueve es que estoy más enojado con Luis que con cualquier otra persona en este momento.

No... esperen un momento... Solo un momento. Tal vez estoy enojado conmigo, YO, el mejor partido de todos , reducido a un objeto sexual. Prácticamente a una cosa. 

La sola idea de que Luis tenga razón en esa duda que instaló en mi anoche, hace que hoy este mareado y sin ganas de mirarme en el espejo. 

Yo que amo verme frente al espejo, con mi pelo cortado cada quince días, mis ojos verdes, y mi cuerpo con horas de gimnasio tatuado en cada  una de sus partes.

 Yo mismo, hoy me vestí casi al pasar. 

Y tuve que volver a ponerme perfume. Nunca estuve tan mal. Ningún día de mi vida, salgo sin perfume a la calle. Ya pueden imaginar como me siento hoy.

Aunque parezca extraño no le había pedido el teléfono a Charlotte, pero ya ambos habíamos intercambiado en nuestra reciente relación laboral.

Camino a la oficina me pregunté si volvería a verla. Eso sería lo mas normal dado que ella  es la Gerente de Organización y procesos, un cargo muy vinculado con mi nueva intervención en esa empresa. Es muy posible que tuviera que verla a diario por esta semana.

Llegué a la oficina, retiré mi agenda de reuniones, la primer reunión  era con la Gerencia de Compras a fin de concretar nuestro contrato de servicios, modo de facturación y pagos. Cuestiones de rutina.

Luego comenzaban las reuniones para lograr el desarrollo del sistema a implementar y las posteriores capacitaciones para lo cual viajaría de modo esporádico.

Terminé la primera reunión, eran las once y media de la mañana y debía reunirme con Organización y Procesos. Me recibiría Charlotte. 

Y luego ya para la hora del almuerzo podríamos continuar la charla. 

Sin embargo, lo asombroso era  que esa idea  no me interesaba en lo más mínimo. Mi humor no había modificado demasiado, algo alarmante para esa hora de la mañana. 

Este nuevo subtipo de malhumor no tenia horario de vencimiento, parece.

Sin embargo, almorzar con una mujer era quizás mejor que almorzar solo.

Me anuncié. Espere sentado, mientras hojeaba revistas empresariales que tanto me aburren. Tenia sueño. 

Siquiera pensar en la posibilidad de haber sido poco importante para las mujeres, me había producido un largo insomnio. Algo que se contraponía con la obligación de verme brillante mi primer día en funciones. 

Se imaginan si además de mi estado cansino, hubiera olvidado ponerme el perfume? 

Tiago estaría a punto de dejar de ser Tiago. Y eso seria una verdadera pérdida para las mujeres.

Pero mi letargo, no era nada que las cuatro tazas de café negro que ya había tomado, no pudieran disimular.

Pensar en ver a Charlotte, hacia mas interesante mi trabajo. 

Sin embargo, al abrirse la puerta me recibió un gordo rudo. 

No lo pregunté porque no era necesario, los puedo identificar. Fue un rugbier ,fanático de ese deporte de joven, las chicas caían a sus pies, su tabique se rompió una o dos veces.  Se los aseguro.

Se casó, abandono el deporte y así quedó.  También se los puedo garantizar.  No necesito preguntarle nada.

Porque él no es cualquier gordo, es un gordo ex rugbier. 

Los ex rugbier son gordos raros, gordos con panza y músculo, y paradoja del destino, ellos tan rápidos antaño, se parecen mucho a las tortugas, con sus cuellos enormes que hacen ver sus rostros pequeños y su andar lento y torpe para mover tanta superficie.

- Charlotte inicio sus vacaciones, explicó.

La pequeña enorme tortuga reemplazó de Charlotte. 

Y ya a estas alturas, no se que es lo peor del día. Si el aspecto con el que me siento, mi autoestima cuestionada o tener que hablar con el Sr. Tortuga mientras estuve ensayando mis dotes frente a Charlotte.

Por lo tanto, ese dato pronunciado en escasas palabras, me dejó fuera de la reunión mientras duró, lo que trate de disimular con solo una o dos intervenciones de tinte mediocre, algo poco común en mi. 

Siempre sostengo que en las reuniones solo se deben hacer acotaciones creativas o permanecer callado. 

Pero transcurrir callado toda la reunión, me dejaría expuesto como un verdadero tonto, lo cual no lo soy, aunque tal vez el Sr. Torguga así lo terminó pensando y lo peor, haría peligrar mi reciente contratación aun no instrumentada. 

Intentaré no pensar en la posibilidad de haber arruinado mi trabajo por un mal día. 

Ya mañana podré hacer mejor. Algo mas parecido a lo que Tiago suele hacer. 

Salí de allí enfurecido. 

¿Cual era el motivo de mi furia? 

Charlotte no era nadie en mi vida, solo una mujer con la que había sostenido una charla profunda de a ratos.

Yo soy el ganador, yo soy quien no se compromete, yo soy quien no avisa a donde va, yo soy quien deja de llamar.

Ella no conocía mis intenciones de mantener mis manos fuera de sus tetas. 

Ella no sabia de mi plan de explorar el mundo femenino. 

Pero precisamente hoy sucede esto. 

Si no se conocieran podría dudar que habló con Luis. Tan solo ayer, ese descarado instaló  la idea de que alguna mujer pueda no haber deseado enamorarse de mi. 

Y Charlotte, una mujer sola que conoce a un hombre con yo , no tiene la menor educación de avisarme que no la vería más?

Evidentemente, la realidad de que  no le importe es tan fuerte que está dele  sopapearme  la cara y despeinando mis patillas. O quizás es el viento, no lo se.

Pueden comprender que no intentó siquiera con  una excusa burda comunicarse conmigo antes de partir?Se fue como si nuestro encuentro y nuestra charla  jamás hubiera existido. 

Se supone que si una mujer sale con un hombre, a algo parecido a una cita, luego tiene expectativas de ser conquistada.

 Ello, salvo que el encuentro haya sido un verdadero desastre, lo cual no había sido el caso. O si?

Y pensé en mi lista de notas, en aquello de  esperar que alguien me espere. 

Un motivo adicional a  mi furia, nadie me espera y ahora esta mujer hermosa con unas tetas que no llegue ni a rozar, se había esfumado sin siquiera tener intención de contactarme antes de irse. 

No solo nadie me espera.

Nadie me espera ni nadie quiere tener intención de esperarme.

Saque un puro, camine por la avenida ... rumbo al hotel. 

Hacia frío, me gustó percibir el viento en la cara. Ya poco importaba mi peinado.

Estuve tentado de buscar una mujer a quien poseer. Me haría sentir mucho mejor. 

Pero, al menos por hoy, a pesar de eso, sostuve mi promesa.  

Yo, TiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora