CAPITULO 9 TATIANA NO

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Al día siguiente de la cena con mi madre, había olvidado por completo la mención sobre Tatiana y la absurda idea de que, o través de mi madre o yo - tanto peor- yo personalmente, le recomendara a Luis como psicólogo. 

Por otra parte. que sentido tiene recomendar un psicólogo, sobre el todo el propio, cuando ni tan siquiera   ha hecho aun una gran tarea conmigo.  

Los argentinos tenemos una gran tendencia a recurrir al psicoanálisis,  eso dicen en otros países. 

Al menos muchos porteños como yo tamizamos todos nuestros sentimientos, ideas, decisiones, junto con nuestro analista. 

Los hay por miles, de todas las corrientes filosóficas que puedan existir. 

Sin embargo, por supuesto, lo que para mi era un tema trivial, para mi madre, era  según parece,  un tema visceral en su vida

 Tal vez también  una excusa infantil y descaradamente torpe de tener mayor comunicación conmigo durante mi horario laboral. 

Por lo tanto, me llamo alrededor del mediodía, para recordarme el drama de Tatania. No la atendí, pero me dejó un audio de cuatro minutos, dejando precisiones de las manifestaciones emocionales y corporales que estaba atravesando la mujer recientemente separada de su marido. 

Estoy sorprendido. Este tema es absurdo. 

Sin embargo, parece que  mi madre encontró en la vida de Tatiana, un salvavidas para la suya propia. Hace tiempo que es amiga, aun con una importante diferencia de edad  y viene escuchando y hasta padeciendo con sutil placer  los pormenores la vida de esa joven madre. 

Alguna vez le ha cuidado a sus hijos, en los tiempos en los que Tatiana se ponía su mejor vestido, con escote profundo, aros enormes, cabello recogido y zapatos taco aguja para salir con su marido. 

En aquellos tiempos en los que mi madre pensaría  al recibir a los niños, que la vida de aquel matrimonio era la vida perfecta e ideal, esa misma que yo no tenía y debía tener .  Que no hay motivo para que yo tenga esta existencia,vacía, improductiva  que modo lento pero firme va transformando a este hombre que  es su hijo,  en un incipiente lobo solitario. 

En realidad, no se si mi madre ayuda a Tatiana, por real solidaridad y sincera amistad, más allá de que su relación haya generado un lógico y tibio afecto. 

Creo que mi madre pone el acento en ayudar a Tatiana, para no pensar en sus problemas. O para pensar que si logra ayudarla a ella, sanea no lograr ayudarme a mi, mientras que yo sinceramente, no creo que mi madre puede brindarme algún auxilio válido. 

Cuanto de verdadera caridad  o amor desinteresado  existe cuando ayudamos a los otros por sobre nuestras propias vidas? 

Mi madre no había resuelto la suya, le había puesto parches por todos lados, porque es de la porción de la población argentina, que se niega a analizarse, a pensar y mucho menos a hacer ningún tipo de duelo.

Si   la tuviera que representar con esa certera mirada que tienen los niños para representar los conflictos vinculares o individuales de su familia, esos que siempre nos hacían hacer en el colegio durante temprana edad,  la ilustraría  llena de curitas,  sobre su figura trazaría una enorme cantidad de curitas que acompañaran toda su imagen.  

Los sucesos con mi padre causaron estragos en todos los ámbitos de la vida de mi madre, mis hermanos sobre  quienes en algún momento les hablaré, no tuvieron un transitar tan sencillo como el mío. Salvo el mayor, todos eran más chicos que yo y para ellos la vida familiar luego de la partida de mi padre fue verdaderamente difícil. 

Yo, TiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora