La vie in Rose

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Otoño, 1890

Ya han pasados cuatro años desde que todo acabo, desde que él solo se despidió con una carta. Desde ese entonces no he vuelto a llorar por él, mi madre me crió para ser una mujer fuerte y desde ese día prometí que lo sería. Me he mudado, he dejado a mi querido pueblo, a mi familia, aunque los fines de semana siempre los veo y decidí seguir mi destino en la ciudad. 

No voy a mentir, estos años han sido difíciles, pasé por muchos cambios sola, enfrentarme a la vida de la ciudad la cual es un poco liberal, conocer nuevas personas, lugares y aunque la mayoría de las  veces lo haya intentado negar una parte de él venía conmigo a cada sitio que iba.

Pero ahora mi realidad es otra, no puedo continuar viviendo con la esperanza de que él algún día volverá, que vendrá por mí, porque en estos cuatro años descubrí que el hacernos ilusión o tener expectativas de lo que la otra persona nos va a ofrecer, terminaremos decepcionados porque tal vez no sea la forma en que nos esperábamos las cosas por partes de ellos, así que para evitarme otros días de llantos más, mejor ser realista.

Así que decidí apartarme de los recuerdos porque vivir nostálgica no me hace bien y me abrí paso a las nuevas cosas de mi vida. ¿Recuerdan a Nathan? Él era el chico con quien mi madre quería que saliera cuando ya era novia de Timothée, pues fue una de las personas que encontré en este precioso lugar porque somos compañeros en la universidad y ahora es mi prometido, así que creo que después de todo ella tenía razón.

Tal vez no logre olvidar del todo a Timmy y aún le guardo cariño pero Nathan ha sido quien me devolvió la ilusión y aunque él no sea un chico de ojos triste, él fue quien le dió alegría a los míos. Nathan es único, es de esas personas que conoces en un instante y ya le tienes un amor infinito, quien cuando te mira es con admiración como si de una obra del museo se tratase, no pensé que se ganaría tan rápido mi corazón pero lo hizo, soy muy feliz junto a él, con él todas las canciones de amor que escucho tienen sentido.

- Bonjour ma belle fiancée! .- saluda Nathan y deposita un beso en mi cuello.

-Bonjour mon amour. Los días son mejores cuando saludas así.- lo abrazo.

-Tengo una sorpresa para ti. Como hoy probablemente no me veas en todo el día, quiero regalarte este disco de vinilo pero escucha específicamente la canción dieciocho, es que me recuerda a nosotros.

Lo tomo en mis manos, lo coloco y la canción empieza a sonar, me invita a bailar y ahí estamos los dos abrazados moviéndonos al ritmo de la música.

En ese instante recuerdo todos los momentos de mi vida desde que Nathan apareció, porque desde ahí he ido en La vie in rose, todo ha sido sorpresivamente mágico, es como si en el mundo solo existiéramos el y yo. 

-No quiero que te vayas.- le susurro.

-Solo será un día y por supuesto a quien se le hará más difícil sobrevivir es a mi, porque extrañaré ver tu bello rostro todas las horas que le quedan al día.- acaricia mi mejilla.

-Esta bien, pero no hagas nada divertido sin mí.- lo beso.- Sabes que no lo haré.- toma mi mano y la besa.- Te veo pronto mi bella Fleur.- Ya cuento las horas para tenerte de nuevo aquí.- me despido con la mano y le lanzo un beso.

Nathan tiene una reunión importante en otra ciudad así que saldrá de viaje, me invitó a ir con él pero también tengo algo que hacer.

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❛ ᴇʟ ᴄʜɪᴄᴏ ᴅᴇ ʟᴏꜱ ᴏᴊᴏꜱ ᴛʀɪꜱᴛᴇꜱ ❜ || ᴛɪᴍᴏᴛʜÉᴇ ᴄʜᴀʟᴀᴍᴇᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora