ʟ'ᴇꜰꜰᴇᴛ ᴅᴇ ᴍᴀꜱꜱᴇ

321 29 30
                                    

Invierno, 1886.

Cambio de estación, la ciudad se viste de blanco, los árboles mudan de color, las aves emprenden un nuevo vuelo, y ¿yo?, estoy empezando a vivir.

-¿A dónde me llevas?- pregunto intrigada con una venda en mis ojos.

-Es sorpresa, no seas curiosa- responde.

-El hecho de que estos últimos cuatro meses hayamos pasado juntos no significa que confíe plenamente en ti, lo sabes ¿verdad?

-No pensabas eso cuando te besé- ríe.

-Fingiré que no escuché eso- se me escapa una risa nerviosa.

Timohée es la definición exacta que tenía sobre mi primer amor, es atento, amable, buen acompañante, sabe leer los subtítulos que vienen en cada frase que sale de mi boca, ¡nadie había sido capaz de eso! ¡ni Amélie!. Él es la personificación de todos los poemas que escribí y finalmente han encontrado un destinatario.

Pasar tanto tiempo juntos hace que me olvide de todo lo que me agobia, estar junto a él es conocer otra dimensión tal como el escribió en su verso para el concurso hace unos meses. Razón tenía mi otra mitad, no es el tiempo lo que define al dueño de tu corazón, es la persona y con él me siento muy segura, como nunca antes me sentí en la vida.

-¡Voilá! -susurra en mi pequeño oído mientras desamarra mi venda.

-¿Cómo sabes de este lugar?- lo miro sonriente mientras pregunto.

-Mi espíritu aventurero lo descubrió, tal como me guió hacia ti- se acerca.

-Este es mi lugar favorito solo que en una estación distinta- digo.

-El mío igual, tengo una idea, a la cuenta de tres decimos la estación y si coincidimos me debes un beso

-¡faisons-le!- grito confiada.- ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Primavera! - decimos al unísono.

-¡Eres un tramposo Timothée Chamalet! No lo creo, no es verdad, de seguro le preguntaste a Amélie - lo acuso.

-Bueno, es verdad ... si te mentí- confiesa.

-¡Lo sabía! ¡mi presentimiento no se equivoca!- celebro.

-En esta estación es mi lugar favorito, pero supuse que el tuyo sería primavera porque amas las flores y es la época en donde más aparecen. Además quería un beso tuyo, no me culpes

-Ahora por mentiroso no te lo daré- me cruzo de brazos.

-¿No lo harás?- levantas sus perfectas cejas.

-No, oblígame- lo desafío.

-Si es lo que quieres- empieza a perseguirme.

Ambos corremos por el campo lleno de nieve, es como si estuviéramos esquiando solo que sin los implementos, lo cual lo vuelve un poco riesgoso.

-¡No! ¡Por favor! ¡No! ¡Cosquillas no!- ruego mientras corro con precaución.

El suelo está demasiado resbaloso y ha empezado a nevar, de nuevo, no falta mucho para que abrace al suelo, una vez más. Mis zapatos no son muy buenos aliados, siempre acostumbran a fallar y esta no sería la excepción.

-¡Te atrapé!- me dedica una mirada seductora.

-¡tu m'as!- me muerdo el labio inferior.

Yacía en el suelo la pequeña damisela en apuros, indefensa, en manos de su ahora alocado corazón convirtiéndola en una presa fácil de conquista para su noble caballero, quien se recuesta sobre mi pero sin colocar todo su peso, junta su frente a la mía y me mira directamente a los ojos haciendo que me pierda en ellos, se acerca a mis labios con una delicadeza absoluta pero conforme pasan los minutos el beso se vuelve un poco más pasional, aumentando la intensidad en que nuestras bocas se mueven al compás. Coloco mis manos en su cabello y juego con las ondas rebeldes que se le forman, el acaricia mis mejillas, luego da pequeños roces con sus dedos en mis brazos, deposita algunos besos en mi cuello ... y susurra en mi oído un tierno " Te quiero ".

❛ ᴇʟ ᴄʜɪᴄᴏ ᴅᴇ ʟᴏꜱ ᴏᴊᴏꜱ ᴛʀɪꜱᴛᴇꜱ ❜ || ᴛɪᴍᴏᴛʜÉᴇ ᴄʜᴀʟᴀᴍᴇᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora