5. Sensaciones

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Matías no había comido tan bien como él hubiera deseado, no podía creer que existieran juegos de mesa tan repulsivos mientras Pablo y Rodrigo se los describían mientras comían, que eran esos juegos tan repulsivos de hoy en día, que de divertido ti...

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Matías no había comido tan bien como él hubiera deseado, no podía creer que existieran juegos de mesa tan repulsivos mientras Pablo y Rodrigo se los describían mientras comían, que eran esos juegos tan repulsivos de hoy en día, que de divertido tiene mojarte con el agua de un inodoro de juguete o atrapar una popo en el aire, y el que le pareció más asqueroso de todos andar descalzo sobre un tapete con los ojos vendados y el que pisara una popo de plastilina perdía, con solo imaginar la sensación de pisar una popo con sus pies descalzos y sentir como se embarraba se le erizaba la piel. Entre risas y bromas que le hacían ese par para causarle mayor repulsión a su imaginación, decidió levantarse e ir a ver a su abuela pues en toda la mañana no la había visto.

Mientras caminaba por el pasillo directo a la biblioteca empezaba a recordar los divertidos y bonitos juegos que tenia de niño y que alguno de ellos se los había dado sus abuelos, había uno en especial que se llamaba pizarrón mágico, un juego con unas plantillas negras y una pantalla iluminada por un foco normal, se trataba de formar diferentes figuras con una especie de foquitos navideños fosforescentes donde al final te daba como resultado una bonita imagen iluminada muy colorida, y que decir de los legos que podría pasar horas armándolos, ha escuchado que en las últimas ediciones de legos los hacen de temáticas famosas como Harry el mago del rayo en la frente y hasta de diferentes súper héroes.

Estar caminando y pensado al mismo tiempo hizo que errara de puerta en el pasillo y se la paso tocando más de una vez en una puerta equivocada.

-Abuela ¿estás ahí?, si es así responde por que me estas preocupando un poco-.

En ese instante se abrió la puerta contigua y salió una dama de cabello cano, corto, labios rosas muy parecidos a su tono natural, piel clara y ojos azules.

-Pasa caperucita roja te estaba esperando acostada en mi cama, pero creo que te equivocaste de puerta queridita-. La abuela de Matías solía tener un humor fantástico, creo que el heredo eso de ella.

-¡Ay! Abuela con que ahí estas, por venir pensando durante mi recorrido creo que llegue a la puerta del closet de blancos sin darme cuenta, lástima que no pueda ver esos dientes tan grandes y tus peludas orejas-. Matías enfatizo en el chiste de su abuela y se hecho a reír.

-A pero si le voy a dar unas nalgadas, pasa hijo estaba hablando con la Nena Lafinur, ya sabes cómo es esa señora de exagerada y creída, esta que se muere por que encontró a su hija Ximenita Lafinur, teniendo relaciones sexuales en su propia cama con el jardinero, como si esa Nena no hubiera sido una atrabancada cuando era joven, le llevo más de 15 años y en todo este tiempo he asistido a tres de sus cuatro bodas, lo que hay que hacer para llamar la atención de los demás y ahora darse sus baños de pulcritud, dios mío-.

-Ay abuela tú y tus amistades, a veces creo que las conservas porque te divierten sus desgracias insignificantes jaja, pero lo que más ridículo es que le digan Nena a una señora de 45 años, me imagino a una señora de vestidito y coletas jaja. Oye abuela huele riquísimo, como a gardenias ¿traes una loción nueva acaso?-. Matías desde que llego no se cansaba de aspirar ese dulce y suave aroma que acompañaba a su abuela ahí dentro-.

Más allá de lo visibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora