3. Descubrimiento.

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Era de mañana aun y Ariel no podría estar más fascinado de degustar esa riquísima comida humana y aunque no fuera un gran bufet él estaba maravillado de los sabores que probaba en aquella mesa, un rico champurrado y esos ricos tamales, no podría existir cosa más exquisita en el mundo, sobre todo no pudo evitar partir un bolillo en dos y hacer esa famosa guajolota que muchos de los mexicanos capitalinos presumían desde hace tiempo, sin duda alguna Nadia era la mejor cocinera de la historia, ella era la joven de aproximada mente 30 años de edad, era de ascendencia africana así que poseía un peculiar cabello rizado, y piel oscura, ella asistía al padre Ramón y vivía en la misma casa parroquial.

-Gracias por la comida reverendo, estuvo deliciosa, nunca había comido algo similar.- mencionaba Ariel con tanta energía y feliz de haber podido comer por primera vez.

-Pero válgame el cielo hijo, parece que tenías mucha hambre nunca había visto alguien que comiera con tantas ganas y mucho menos a tal cantidad, mira que tomar 5 tazas de chocolate y 8 guajolotas parece que si estaba en verdad rico el desayuno ¿verdad?, dime, ¿hace cuánto no comías Ariel?, ¿Y cómo está eso de que nunca habías comido algo similar?, ¿eres extranjero?, Porque déjame decirte que lo pareces, no muchos jóvenes de aquí tienen tales rasgos y características físicas-. El padre Ramón estaba asombrado del apetito del joven y sentado en aquella mesa trataba indagar lo más que pudiera acerca del paradero de aquel hombre.

Ariel algo nervioso ante tantas preguntas no sabía si mencionar la verdad o inventar algo, así que empezó a disfrazar la verdad mencionando que era un extranjero el cual vino a México como apoyo a la ayuda de la pandemia ya que él era un joven hábil al curar a las personas pero su real objetivo era ver a un joven llamado Matías el cual no veía hace mucho tiempo. De las demás preguntas Ariel invento que había tenido un accidente y no recordaba mucho de su pasado solo cosas muy cercanas en cuestión de tiempo. -Lo último que recuerdo es un grupo de personas trayéndome a este lugar abandonándome en este sitio padre Ramón-.

El reverendo quedo ante esa historia sin palabras y no por que le hubiese impresionado, sino que, no sabía si confiar en aquel joven y darle hospedaje o simple mente echarlo de una manera amable, pues después de todo cuantos casos en México a si no se han repetido, lobos disfrazados de ovejas para después robar las pocas cosas de valor que se tienen en los templos. Poso sus manos en forma de súplica ante Dios y en su pensamiento dijo.- Dios mándame una señal para saber qué hacer en esta situación y hacer lo correcto.

Ariel viendo esa acción de Fe sonrió con ternura y poso su mano en el hombro de aquel anciano y menciono en voz alta.

-Un ángel está escuchando tu plegaria buen hombre, no tenga miedo y siga adelante porque está haciendo lo correcto al abrir las puestas a este hombre.

El padre abrió los ojos y sin querer rodaron por sus mejillas lagrimas por al sentir la mano de ese chico tocándolo sintió tanta paz y tranquilidad en su alma como nunca lo había experimentado, la luz de la cocina se hizo aún más incandescente y al voltear ver el rostro de Ariel era rodeado con un luz muy similar a una aureola, sabía que aquel chico no era un joven ordinario si no un ser divino, pero decidió callar por respeto a él y solo asintió.

El padre Ramón mientras Ariel desayunaba vio como miraba atento por la ventana que daba al jardín donde Nadia enseñaba a un pequeño de aproximadamente ocho años el catecismo, mientras estaban sentados cerca de una fuente.

-¿Te gustaría conocer el jardín? Aunque Nadia aún no ha terminado de estudiar con su hijo, podemos ser unos visitantes silenciosos ¿qué te parece?-. El padre Ramón esbozo una sonrisa y salieron los dos a visitar aquel jardín lleno de flores y árboles frutales

El jardín de aquel templo servía como jardín comunitario, vecinos de la zona gustaban de cuidar de él y comer de los frutos de temporada provenientes de los arboles durante su estadía en aquel lugar.

Más allá de lo visibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora