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Al de salir de la torre del Hokage, los dos Uchihas se dirigieron a comprar alimentos; después de todo ya les hacía falta en casa. Pasaron por la zona de ventas, al parecer el rumor de que Sakura se fue ya se había extendido y susurraban alrededor de ellos; pero qué más da tarde o temprano se enterarían y por su parte jamás le importo lo que dijeran de el a menos que eso dañe a su hija, primero volvía a traicionar a la aldea eso seguro, así los dos compraron lo necesario y comenzaron a caminar a su casa sin decir nada.
— ¿cómo será mi padre?, digo debe ser guapo para enamorar a mamá—pensó Sarada viendo de reojo a su madre— pero ¿porque se fue?, ¿sabrá de mí?, diablos esto es frustrante—pensó mientras soltaba un largo suspiro llamando la atención de su madre quien la vio extrañado.
— ¿Pasa algo?— comentó con voz tranquila.
—eh.... no...yo solo pensaba en que a veces tendré que quedarme sola en casa por tus misiones mamá, digo no siempre estarás en casa— dijo con algo de tristeza.
Mintió en eso ya que no estaba pensando en eso ahora; pero mientras dijo eso recordó que su madre estaría lejos y que ella quedaría olvidada.
—no volveré a tomar misiones que duren demasiado y otra cosa Sarada, este no sé si tu quisieras que volvamos al barrio Uchiha; después de todo son nuestras tierras y bueno hay que reconstruir todo; pero creo que lo haremos bien para futuros Uchihas— dijo el mayor con una sonrisa como si ya pudiera ver eso en un futuro no muy lejano.
—etto... eso sería genial mamá, más Uchihas en un futuro me encantaría, creo que tienes razón debemos volver al barrio Uchiha—dijo mientras se lanzó a abrazar a su madre haciendo que tambalee un poco; pero sin soltar las compras.
Mientras se abrazaban Sasuke sonrió, por fin podía ver la luz al final de túnel.
Luego de separase se dirigieron a su casa, una vez entraron en ella ambos pasaron gran parte del día ordenando todo de aquí para ya. Con la llegada de la tarde Sarada le dijo a su madre que saldría a entrenar cerca y regresaría pronto, salió de casa luego de despedirse y corrió hacia un prado donde solía entrenar.
Apenas llego a dicho lugar comenzó entrenando sin percatarse que alguien la veía, estaba tan concentrada que no se percató que su observador se acercó.
—Sarada.
—Mitsuki, ¿desde cuando estás ahí?—pregunto ella sorprendida.
No haba visto llegar a su compañero, aunque este siempre ha sido sigiloso.
—Llegue hace unos minutos—comentó con una sonrisa dulce.
—etto, ¿quieres entrenar? , digo si no tienes nada que hacer—ofreció.
—No gracias. Prefiero ver como entrenas, eres buena, serás una gran matriarca para tu clan, debes ser fuerte como tu mamá; después de todo él es un Uchiha— menciono Mitsuki con tranquilidad sin borrar la expresión alegre de su rostro.