Capítulo II: "Hola, Pequeño perdido"

41 3 0
                                    

Al despertar de ese extraño sueño, sentí el peso de algo en mi pecho y en mis piernas, sin entrar en pánico prendí las luces lentamente, al iluminarse toda la habitación noté que sólo eran mi gato y mi perro, me levanté cuidadosamente para que mi gato no se despertara, pero eso es imposible, ambos se levantaron  a la par junto a mí. Me puse una remera y fui directo a la cocina donde agarré una taza y prendí la jarra para prepararme un té, les di de comer a mis dos únicas compañías.
Berlín, un gato rubio de unos 8 meses, lo encontré en la calle en unos de mis tantos recorridos por la ciudad, estaba acostado en una caja de cartón, con lo único que contaba era con una manta de color verde opaco. Decidí traerlo a casa, lo limpié con una toalla algo húmeda, lo sequé y le compartí un poco de leche que tenía en la heladera, es un gato muy extrovertido, compañero en mis noches de insomnio cuando son las altas horas de la madrugada, durmiendo en mi regazo todo enrollado y calentito.
Buddy, un caniche blanco de 1 año de edad, lo adopté al saber que era el único cachorro que quedaba de una pequeña familia. Fue mi primer amigo dentro de la casa, siempre fuimos él y yo en todo, pero desde que llegó Berlín a nuestras vidas se puso más celoso, y no lo culpo lo entiendo más que nada, siempre compitiendo por ver quién tiene mi atención durante el tiempo que  estoy con ellos.
Mientras tomaba mi té escuché un ruido que provenía de mi habitación, era el tono de una notificación diciendo que recibí un mensaje de un número desconocido. Agarré mi teléfono y ví que tenía unos muchos mensajes. Diciendo lo siguiente:

"Holaa" [13:33hs]
"Eu, ¿este es tu número o no?" [14:20hs]
"Si eres Kail contesta por favor" [14:45hs]
"¿Estás ahí o no?" [15:16hs]
"Ey, ¿cómo estás?" [16:01hs]
"Kail, responde" [16:36h]
"Oye, no creo que sigas durmiendo así que contestame los mensajes" [17:09hs]
"Kail, ¿estás bien?" [18:05hs]
"¿Estás enojado conmigo, Kail?" [22:26hs]

Sentimientos de preocupación, asombro e inquietud invadieron mi ser. No sabía quién era ésta persona, así que no sentía culpa al no haber atendido sus mensajes. Procedí a hacerle un solo mensaje:

[Kail]: "Disculpa, pero sinceramente no sé quién eres. ¿Cómo conseguiste mi número?

Al poco tiempo de ser el enviado mi mensaje recibo otro. Fue instantáneo, tanto que no me dio tiempo ni para tomar un sorbo de mi té.

[Evelynn]: "¿Cómo no sabes quién soy? Nos vimos hace apenas un día, ¿y ya te olvidas de mi? Soy Evelynn!"
[Kail]: "Dios, perdón. Es que no tengo agregado tu número y pensé que era cualquier extraño"

[Evelynn]: "No te preocupes, está todo bien. Y  ¿cómo estás?"
[Kail]: "Estoy muy bien, sí. Me dormí todo el día, apenas hace unos minutos desperté. ¿Tú cómo vas?"

[Evelynn]: "We, ¿tanto dormiste? Yo no puedo más de las 8 horas porque me incomoda estar acostada mucho tiempo"

[Kail]: "Entiendo, suele pasar cuando mucho de algo te comienza a molestar"

Y así la charla se alargó hasta las 2 de la madrugada, mandandonos chistes. Algunas que otras preguntas de qué esperábamos en un futuro no tan lejano. Hasta que Evelynn se quedó dormida, pues claro, ella hizo toda su rutina con normalidad mientras yo tenía una pesadilla en las últimas 10hs de estar durmiendo. No me quedaba de otra opción, debía de quedarme toda la noche despierto hasta ir a la escuela, así que me preparé una taza de café porque sabía que no sería una noche corta. Me pusé a investigar algunos signos del sueño que tuve para ver si indicaban algo raro o no. Al llegar la hora de ir a la escuela estaba agotado, pero podía seguir por unas horas más. Llegué a casa y ni siquiera almorcé, fui directo a la cama a dormir una siesta. Lo cual llevó a que tuviera otra pesadilla, esta vez había aparecido una silueta de un hombre con capucha, no podía distinguir su rostro, pero era una persona alta, de  no más de 190cm, corpulento y con una voz tan grave y la vez suave que por raro que lo diga, no me transmitía temor, sino lo contrario, era tan tranquila que podía decirme que iba a matarme y eso me hubiese parecido tan normal, pero sus palabras fueron: 

Extraño: "Aléjate de esto, no sabes en lo que te estás metiendo, toma mis palabras como consejo y, sigue tu camino" ─se aleja en la penumbra mientras su fuerte y suave voz se van apagando repitiendo una y otra vez la misma palabra─ "Aléjate"
Kail: ¿Qué? ¿Por qué? Ey, espera ─intento gritar, pero mi voz no sale por más esfuerzo que haga─

Nuevamente volví a despertar en medio de la oscura y fría habitación. Pero esta vez fue diferente, mi perro ladraba a la puerta, como si hubiera alguien detrás de ella. En ese momento, cuando escucho una voz de una chica.

Voz de una chica: Eu, soy yo. ¿Me abres la puerta, pequeño dormilón?

La Chica de la Cabellera DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora