SINOPSIS:
Con nuevos poderes, Sarah regresa a Beacon Hills para continuar con su vida ahora como la Consejera en la manada de Scott McCall.
El deber de proteger a la manada, aconsejarla y guiarla es ahora el principal motivo para la adolescente. No...
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#CapítuloLargo.
EL PODER DE LOS reflectores aturdieron a Sarah, cediendo al calor de la habitación que la encerraba, volviéndola incapaz de prestar atención a la situación que la involucraba ahora.
El sofoco transformaba su apariencia en una moribunda, con piel descolorida y labios resecos, lo cual tenía sentido después de estar cuatro días en estado catatónico.
Mientras, las voces a su alrededor eran lejanas y distorsionadas, dificultándole la capacidad de entender con claridad lo que le decía el agente en frente suyo. Sin embargo, pese a no escucharle bien, tenía muy presente una cosa: no había que confiar en él.
―Es mejor que hables ahora, Sarah. En caso de levantar un caso en tu contra, admitir tus crímenes podría conseguirte un buen trato ―El señor McCall apoyó uno de sus brazos sobre la mesa de interrogaciones a la cual estaba esposada.
Al levantar su vista, observó el otro brazo en el aire por un sostenedor de escayola y recordó haberlo visto herido la última noche que estuvo consciente, cuando un Oni lo alcanzó con su espada.
―Vamos, admite que fuiste tú. Secuestraste a Stiles. Saliste del hospital sin que nadie te viese, lo sacaste de su casa y llevaste a esa cueva para esconderlo, aprovechando que estaba intoxicado por el repelente que aplicamos.
Tras escuchar esa hipótesis, la imputada suspiró desganada y bajó la mirada hacia su mano esposada. La piel bajo el metal comenzaba a irritarse por la presión del aro en su muñeca, y el escozor no la dejaba pensar tranquila.
¿Cuánto tiempo llevaba sentada ahí? ¿Una hora al menos?
Bueno, el suficiente para tener el cuerpo adolorido por la posición incómoda de la silla.
El señor McCall se veía igual de cansado que ella y el policía de custodia que reposaba en la pared anterior, sólo que ninguno de los dos había sacado a la fuerza un pájaro de fuego que los debilitó como en su caso, así que tenían más energía para mantenerse ahí.
