—Hey, Clinton —lo llamó la rusa mientras analizaba la expresión del arquero—. ¿Puedes oírme? —cuestionó pasando su mano frente a los ojos del castaño que se mantenían mirando hacia algo frente a él a la distancia, seguramente alguna nube en el cielo—. Este no es el momento para que finalmente dejes de decir todo lo que cruza por tu mente y te quedes callado.
La falta de respuesta rápidamente preocupó a las chicas, intercambiaron una rápida mirada entre ellas y, justo cuando iban a intentar hacer reaccionar a Clint de nuevo, alguien más se unió al suelo con ellas junto a la pelirroja.
—Déjenme ayudar —pidió un joven pelinegro con una barba muy parecida a la de Stark.
Romanoff no tardó en identificar al estudiante como Stephen Strange, quien cursaba la carrera de medicina y al que Tony se había referido en múltiples ocasiones como un idiota engreído, a lo que los otros decían que no se llevaban del todo bien porque eran bastante similares. No dejó a su mente divagar e inmediatamente se hizo a un lado para que el pelinegro pudiera revisarlo.
Strange sacó una pequeña linterna del tamaño de un bolígrafo de su bolsillo y comenzó a examinar a Clint mientras le hacía preguntas intentando conseguir respuestas verbales de él; para ese punto todos sus amigos ya se encontraban alrededor, aunque dejando algunos metros de distancia para no estorbar.
—¿Y se supone que ese es uno de sus mejores jugadores? Ni siquiera resistió un pequeño empujón.
Aquella pregunta se escuchó claramente por sobre el silencio y las charlas en susurros de los demás, haciendo que la atención de más de uno cayera sobre quien la había hecho.
Natasha dirigió su atención a quien había hecho ese comentario, se tardó un segundo en darse cuenta que era el mismo jugador que había tableado a Clint y, como si las palabras que había dicho no fueran suficientes, la sonrisa en su rostro y su actitud demostraba que, lo que había hecho y lo que causó, fue totalmente premeditado.
—Tú... Hijo de perra —murmuró Romanoff con una rabia creciente mientras caminaba hacia él—. Lo hiciste a propósito —lo acusó cuando la atención del chico estuvo sobre ella al verla acercarse.
—Lo siento, linda, pero no tengo idea de lo que estás hablando —respondió el jugador de Hydra quitándose su casco para mirar y escuchar mejor.
La pelirroja sonrió maliciosamente, de modo que algunos de los que la miraban sintieron, aunque sea, una pequeña pizca de miedo—. Tal vez golpear deliberadamente a mi amigo te ha confundido un poco —comentó deteniéndose frente al chico castaño, mirando hacia arriba debido a la altura del mismo y aun así sin el más mínimo rastro miedo en su rostro—, pero, descuida, yo haré que lo recuerdes.
Antes de que Natasha pudiera hacer algo para ponerle siquiera un sólo dedo encima al chico, unos brazos rodearon su cintura y la arrastraron hacia atrás, alejándola del idiota que la observaba con una sonrisa burlona y arrogante.
—Tienes que tranquilizarte, Nat —habló Bucky en un tono bajo y calmado al oído de la pelirroja mientras la sostenía con fuerza para evitar que se escapara de su agarre.
—Suéltame, Barnes —exigió la rusa notoriamente molesta a la vez que forcejeaba en los brazos de James para liberarse.
—Buck tiene razón —dijo Rogers, interviniendo en la situación y posicionándose entre Romanoff y el chico al que parecía querer asesinar en ese momento—. No vale la pena, Nat...
Ver la mirada casi suplicante de Steve la tranquilizó con más rapidez y facilidad de la que a Natasha le gustaría admitir; dejó de forcejear y por un segundo pareció desconectarse de todo al apreciar el azul en las pupilas del rubio frente a ella.
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S.H.I.E.L.D. University
FanfictionEn medio de unas vacaciones familiares de verano en Rusia, Clint Barton conoce a una pelirroja que lo salva de ser robado en medio de un bar de turistas en el centro de la ciudad de Moscú. Después de verse involucrado en los problemas de la rusa y h...