Capitulo 3

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No sé que tenían los sábados por la mañana que a mí me alegraban la vida y me hacían ser diferente, aparté las sábanas de la cama las cuales cambié anoche detrás de lo sucedido con Alex y me miré al espejo. ¡MIERDA! tremendo chupetón tengo en el cuello. Bueno calma no es nada que el maquillaje no pueda arreglar pongo un poco sobre él hasta que se quita totalmente, no quiero tener que explicarle a Gia como me encamé con su hermano anoche.

Salgo de mi casa y me monto en mi coche para dirigirme hacia la casa de Gia, estaciono el auto en su puerta y ella me abre la puerta estando ya lista para salir.

— Dame un poco más — se hace hueco para que entre y yo procedo, cuando entro veo a Lily su mamá llamando preocupada a alguien.

— Alex, ¿Donde estas? — le dice al teléfono — no puedes desparecer una noche entera y no decir dónde vas.

Así que Alex no durmió anoche en su casa, es decir que cuando se fue de mi casa no regresó aquí.

—¿Qué ocurre? — le pregunto a mi mejor amiga que mira igual que yo la escena.

— nada, Alex que anoche se fue de la casa de Pablo sin avisar y no ha venido a dormir. Típico en mi hermano. — Había algo dentro de mí que le dolía ser el primer polvo de la noche de ayer de Alex, y que sino ha pasado la noche en su casa puede ser que haya echado otro más con quien sabe, este hombre es una caja de sorpresas. A los pocos segundos la puerta se abre y deja ver a Alex totalmente despeinado y con la ropa de ayer.

— Ya estoy aquí mamá, deja de llamarme. — su atención se dirige a mí y me pongo nerviosa, ¿va a ser siempre así que me mire? — Hola Sam.— veo como me recorre con la mirada y se muerde el labio inferior pero parezco ser la única que se da cuenta de eso.

"-No hay día que no quiera atarte a la cama"

Al recordar eso me estremezco y aparto mi vista de él pero estoy segura que él no hace lo propio.

—Alexandro Morgan, ¿donde demonios has pasado la noche? — dice Lili pidiéndole explicaciones a su hijo mediano.

— En casa de Hayley — los ojos de Alex se clavaron en los míos y a gritos me dijeron "obvio que no puedo decir que anoche me acosté contigo" pero yo sabía que esa mentira tenía su parte de verdad, y no me gustaba.

— Eso explica tu chupetón en el cuello — dice Gia y el ojiverde se lleva su mano a su cuello, mientras ahí estoy yo fingiendo no ser la responsable de ese chupón.

— ¡Deja de analizarme Gianna! — mi mejor amiga se echa a reír.

— Nosotras nos vamos — toma mi muñeca y solo me da tiempo a hacer un gesto de despedida con la mano. Nos montamos en el coche y fuimos a donde todas las demás nos esperaban.

— Hola — digo a todas mis amigas que allí sentadas nos esperaban, si, Gia y yo siempre llegamos tarde. Todas empezaron a conversar acerca de sus novios y yo que estoy más sola que la una solo me puse a recordar la noche con Alex.

— Samantha.— mi atención se va a la chica de pelo rizado que hay a mi lado — ¿qué es eso que tienes en el cuello?

— Woah, un chupetón — dice Ariadna elevando las cejas.

— ¿Quién será el responsable de esa marca? — dice Lara haciendo el mismo gesto que Ari.

— ¡¿Te has acostado con mi hermano?! — Oigo decir a Gia. Mierda.

— Pe... pero que bobadas dices, Gia, que me voy a acostar con Alex por favor estas demente — tartamudeo un poco.

— Anoche cuando te fuiste desapareció él también. — Gracias Patricia por dar evidencias.

— Apareces con un chupón — continúa Gisela.

— Alex no ha dormido en casa — y eso era lo único que tenía en mi defensa, a pesar de habernos acostado conmigo no pasó la noche.

— ha llegado esta mañana justo después de ti, con un chupeton exactamente en el mismo lugar que tú — yo suspiro y aprieto los labios

— Está bien. Si, me he acostado con Alex.

— Menos mal que ha pasado la noche contigo y no con la zorra de Hayley.

— Me temo que eso es verdad — la mirada de todas se abrió.

— ¿Te lo tiras y después se va? — dice Lara sorprendida.

— Oye, está bien que te lo hayas tirado y eso. Honestamente me encanta la pareja de tú y mi hermano. Pero por favor por nada del mundo te vayas a enamorar de él — Yo frunzo el ceño — Alex es un capullo cuando de amor se trata, no me gustaría tener que sacarle los ojos si te hace daño.

— No me voy a enamorar de Alex, es lo más claro que tengo en mi vida — Volví a casa, mi siguiente plan de la tarde era pasármela en el sofá viendo Netflix y pensando que voy a hacer con mi vida.

La puerta suena, esperando que no sea Nicholas me dispongo a abrir y me encuentro a un ojiverde.

— Hola — me dice apoyado sobre el marco de la puerta — ¿puedo...?

Me hago a un lado de la puerta y él pasa.

— ¿Quieres algo de tomar? — le ofrezco y él se gira a mi.

— En realidad venía a... —se acerca a mí y me besa y yo correspondo, realmente tenía ganas de volver a besarle.

—Espera Alex, ¿Qué es esto?

— A ver —La mirada verde de Alex se clavaba sobre la mía y a decir verdad me causaba bastante nerviosismo, sus labios esos que tantas ganas de devorar me entraban.

--Hagamos una cosa. -- El chico de la chaqueta de cuero se levantó de su asiento hacia el mismo sofá que estaba yo.

--¿Qué propones? -- la sonrisa pícara me salía sola.

--Un juego. Es simple, sexo sin amor. -- suspiro mirándole, mientras en mi mente recreaba el roce de sus manos en mi cuerpo. -- Podemos hacerlo cuantas veces queramos, y donde queramos, pero solo con una condición... prohibido enamorarse.

--El que se enamora pierde.

— Exacto. — dice acercándose a mi y volviendo a unir nuestros labios.

Con el presentimiento de que yo tan solo aceptando el trato, ya había perdido.

El Que Se Enamora Pierde [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora